Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 24 de octubre de 2016

El malecón de La Paz

¿Qué tanto sabes de la historia de nuestro malecón? Me preguntó hace días un amigo. Tenía interés por el anuncio de las autoridades de que próximamente lo volverían a remodelar. Y si se podía conocer el proyecto y el costo del mismo.

Le contesté que en mi libro “Calles y monumentos de la ciudad de La Paz” publicado en el año de 2001 estaba una crónica sobre el malecón y el paseo Álvaro Obregón. Y como el libro ya no se conseguía que abriera mi blog y ahí lo encontraría. ¿Y cómo abro tu blog? Bueno…

Según referencias históricas el malecón se construyó durante el gobierno de Carlos M. Esquerro y fue inaugurado el 16 de septiembre de 1926. Era un muro de piedra de un poco más de un kilómetro de longitud suficiente para impedir el acceso del mar a la zona habitada.

Pero nunca se pensó en las corrientes de agua que bajaban de la sierra cuando llovía y que se encauzaban por los arroyos que atravesaban la ciudad. Fue por eso que durante un copioso aguacero, las corrientes destrozaron parte del malecón y hubo que reconstruirlo. Al siguiente gobernador, general Amado Aguirre le tocó la tarea de reforzar conveniente el muro con varillas y cemento, además de colocar alcantarillas con su desfogue al mar.

Pero no fue todo. A todo lo largo del malecón se colocaron arbotantes de cemento armado con alma de tubo de seis pulgadas y en la parte superior focos de 200 bujías que iluminaron, no solamente la orilla de la playa sino también las calles aledañas. Debió haber quedado muy bien la remodelación del malecón ya que el gobernante se jactó de que era uno de los mejores del país.

Debió haber sido cierto porque los siguientes gobernadores hasta el mandato del general Agustín Olachea Avilés, nomás le dieron una manita de gato. En 1957, después que Olachea le puso mano al malecón, un observador dijo: “El malecón que circunda las playas en torno a la bahía es el mejor de la costa del Pacífico; tiene una dimensión de cuatro kilómetros y está sombreado con palmas reales. Su alumbrado es modernísimo, de luz mercurial, con arbotantes metálicos contribuyen al ornato y belleza del paseo.

De 1975 en adelante, el malecón y el paseo Álvaro Obregón fueron motivo de atenciones. Se colocó concreto hidráulico a todo lo largo de la avenida, se sustituyó el alumbrado, el kiosco volvió a construirse y se reforestaron varios tramos del malecón, se ganó terreno al mar para crear una playa artificial frente al hotel “Perla” en fin, de una u otra manera tanto el gobierno estatal como el municipal, siempre se han preocupado por mantener en óptimas condiciones nuestro paseo y el malecón.

Durante el gobierno del licenciado Ángel César Mendoza Arámburo se tuvo la idea de hacer de dos carriles el paseo, pero por falta de recursos no fue posible. Su sucesor Alberto Alvarado pretendió lo mismo, aunque se conformó con el tramo que va del Molinito al Coromuel.

Ahora que el gobierno y la iniciativa privada renuevan su interés por el malecón, independientemente de lo que se pretenda con la remodelación, no debe perderse de vista que el proyecto debe relacionarse con el espacio que ocupa el Centro Histórico de la ciudad lo que, si en verdad se tienen esos nobles propósitos, deben procurar matar dos pájaros de una pedrada. ¿O no lo ves así, Tito Piñeda?


Octubre 24 de 2016.

Nota del editor.
Si desea descargar el libro "Calles y monumentos de la ciudad de La Paz" y algún otro textos del profesor Reyes Silva, por favor, toque el siguiente enlace. (También puede compartirlo)

viernes, 21 de octubre de 2016

Un viejo matrimonio

Ayer ella cumplió 78 años y 60 al lado de su esposo. Con seis hijos vivos, muchos nietos y bisnietos, ha buscado en la vida los mejores momentos para ser feliz, aunque estos no han estado exentos de apremios y desalientos, de angustias y sufrimientos, de desazones y dudas.

Descendiente de una familia de rancheros, su infancia estuvo rodeada de años felices, tanto como puede serlo la vida en el campo, compartiendo su tiempo con las aves y los paseos a caballo con su padre. Con edad suficiente se dio cuenta de las faenas propias del rancho, las usuales como alimentar a las gallinas, cabras y, sobre todo, al ganado vacuno que en grandes cantidades existía en ese lugar.

Y hubiera continuado ahí, si no es que su padre aquejado de una enfermedad no pudo recuperarse y falleció. Su madre, incapaz de atender las labores propias del rancho, optó por venderlo y trasladarse a un pueblo donde uno de sus hijos se convirtió en ejidatario. Sus hijos mayores se casaron; solo quedaba la última la que ayer festejó su cumpleaños.

Cuando cumplía los catorce años se convirtió en madre adoptiva. Una señora del lugar impedida de mantener a su hija de tres meses de nacida la abandonó a la orilla de un arroyo cercano, eso sí bajo la sombra de un mezquite, y la joven que oyó su llanto la recogió y con ella llegó a su casa. Investigando supieron el nombre de la madre quien les dijo que si la querían se las regalaba.--¿Mamá me puedo quedar con ella?

Al cumplir dieciséis años se casó con un profesor que trabajaba en la escuela primaria del poblado. Él tenía veinticuatro. De tez blanca, menudita y de bellos ojos verdes, la joven señora inició su vida de casada y con el paso de los años madre de tres hijos. No fue fácil su estancia en el poblado, aunque las carencias las superó con el amor de su esposo y la dedicación a sus retoños. Y claro, con el apoyo de la madre y sus hermanos.

Así las cosas, un día al profesor lo cambiaron a la capital de la entidad y allá se fue junto con su esposa y los hijos. Lejos de su familia, supo adaptarse a las nuevas condiciones y más cuando encontró protección en los padres de su marido. Era un matrimonio hasta cierto modo feliz hasta que un malhadado día recibió una infausta noticia: su madre, junto con un hermano y uno de sus cuñados habían muerto en un accidente de carretera.

Nunca pude comprender como pudo superar esa terrible tragedia. Quizá fue refugio de su dolor el amor de su esposo quien compartió día con día su sufrimiento. Y así pasaron los años. Los hijos crecieron y el primero de ellos, luego de terminar la preparatoria, decidió matricularse en el Heroico Colegio Militar de la ciudad de México. Cuando terminó sus estudios obtuvo el grado de subteniente y pocos años después ascendió a teniente.

En esa época se casó con una joven oriunda de la ciudad de Toluca y procrearon dos niñas. Y otra vez, la tragedia ensombreció el hogar de los padres del militar. En la búsqueda de un narcotraficante en un pueblo del estado de Nayarit, frente a su casa, fueron recibidos a tiros a resultas de lo cual el teniente fue herido de muerte. Un escueto telegrama de la zona militar se recibió una mañana dando cuenta de lo sucedido.

Otra vez el sufrimiento y el ahogo por el hijo querido. Pero con valor todo se supera en esta vida. Y con resignación. Hoy sus restos descansan por siempre en el panteón de los San Juanes de la ciudad. Y cada vez que visitamos la sepultura las lágrimas de la madre fecundan el recuerdo del hijo que se fue.

Han pasado ya muchos años. Presenció con estoicismo la muerte de dos de sus hermanos, los mayores, y compartió la pena de su esposo por el fallecimiento de sus padres, sobre todo de ella que tanto la quiso. Pero la vida sigue. Hoy, a sus 78 años, agobiada por malestares propios de la edad que la obligan a ser muy cuidadosa en su alimentación, todavía tiene arrestos para atender su hogar y, a pesar de los años transcurridos, el amor del esposo y de sus hijos le da el abrigo necesario para ser feliz.

Octubre 21 de 2016.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Presentar libros, un dilema

Al menos en mi caso. Tengo por costumbre, cuando leo el libro que voy a presentar, enterarme muy bien de su contenido y relacionarlo con otros anteriormente escritos que tienen ciertas semejanzas con los temas que tratan. Y esto, por supuesto, me hace meterme en honduras y dedicarle más tiempo a preparar lo que voy a decir en la presentación.

Esto es lo que me pasó cuando me invitaron a comentar el volumen de las obras del doctor Celestino Núñez Mata en un evento a efectuarse el 13 del presente mes de octubre en la Alianza Francesa. Oportunamente tuve en mis manos un ejemplar de esa obra, obsequiada por el autor y créanme, su contenido me pareció muy interesante.

De momento pensé en la corriente literaria originada en el siglo pasado conocida como realismo mágico, atribuida a escritores como Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Juan Rulfo y otros de origen latinoamericano. Si, y también a otros que siendo doctores, incursionaron en las letras para solazarnos con sus novelas y cuentos, como Somerset Mahugam, Axel Munthe y Archibald J. Cronin.

Y recordé que hace dos meses asistimos a la presentación del libro del doctor Alejandro Gallo Castro titulado “Más allá del mar y otros cuentos”• en donde los presentadores hicieron mención de los médicos sudcalifornianos que han combinado su profesión con el gusto por la literatura, entre ellos Alejandro Magallón Cosío y Francisco Javier Carballo.

Para convencerme de que el doctor Celestino efectivamente echó mano del realismo mágico consulté —releí mejor dicho— los libros Cien años de soledad de García Márquez, Pedro Páramo de Rulfo y El reino de este mundo de Carpentier. Como dice el dicho los desempolvé y pasé horas agradables leyéndolos. Pero no fue todo.

Me acordé que Axel Munthe tiene una novela—muchos dicen que es una autobiografía—que describe su vida y los años que pasó en un castillo construido por él en un monte cercano a la isla de Capri. Al leerlo comprendí un poco más de las vivencias que animan a esta clase de escritores, sobre todo porque Munthe era psiquiatra.

Pero cuando perdí verdaderamente el tiempo fue cuando leí el relato del doctor Núñez Mata al que llamó “Sinfonía de amor para Adán y Eva”, porque resulta que ahí narra su noviazgo con una novicia y su posterior matrimonio no sin antes pasar por etapas de incertidumbre, desesperación y resignación al no lograr sus propósitos. Una novicia—me dije—y recordé de inmediato al escritor José Zorrilla con su Juan Tenorio, al mismo Munthel  y a nuestro paisano Omar Castro con su libro “La cicuta, el veneno de la pasión”.

Desde luego, volví a recrearme con el famoso galán y su apuesta para robarse una novicia lo que logra esa misma noche. Ante el azoro de doña Inés, don Juan le declama el verso inmortal que ha llegado hasta nosotros: “Inés del alma mía, no es verdad que en esta apartada orilla más bella la luna brilla y se respira mejor. No es verdad ángel de amor…”.

Y me quedaba pendiente leer el libro de Omar Castro, porque no lo tenía en mi modesta biblioteca. Así que le pedí me lo hiciera llegar. Hasta eso que fue muy atento y al día siguiente me lo obsequió debidamente dedicado. Parte del libro trata de un seminarista enamorado de una novicia y las estratagemas de que se vale para conquistarla. Y no digo más porque para enterarse de estos amores hay que adquirir un ejemplar. Publicidad aparte.

Ya faltan dos días para la presentación y tengo que escribir algo sobre ella. Lo haré con gusto dado que los textos del doctor Celestino van más allá de lo meramente regional, trascienden a lo universal.

Octubre 11 de 2016. 

domingo, 2 de octubre de 2016

LUZ DAVIS Y EL CICLÓN LIZA

En el año de 2009, el 30 de septiembre, el periodista Fernando Amaya Guerrero publicó en El Sudcaliforniano la entrevista que le hizo a la señora Luz Davis de Mendoza, esposa del ex gobernador Ángel César Mendoza Arámburo. Fue con motivo del ciclón Liza que devastó nuestra ciudad en ese día, pero de 1976.

Al frente del DIF estatal le tocó afrontar el difícil problema de atender a las familias afectadas por el ciclón que a causa del meteoro perdieron sus casas, pertenencias y parte de sus seres queridos. Con un equipo de voluntarias, se dedicó a la distribución de víveres a las personas desamparadas, muchas de ellas refugiadas en albergues improvisados.

Fue una tarea agotadora pero necesaria que duró muchas semanas. Gracias a la ayuda del DIF nacional, de la cooperación de algunos estados de la república y sobre todo, de la señora María Esther Zuno, esposa del presidente Luis Echeverría. Con la participación solidaria del ejército y de la marina atendieron la alimentación de centenares de damnificados.

Cuando fue necesaria la reinstalación de las familias en un nuevo asentamiento —la actual colonia 8 de Octubre— Luz y su equipo de voluntarias les llevaron día tras días las provisiones necesarias para su mantenimiento, así como ropa y atención médica. En tanto, siguieron con la distribución de despensas en las zonas más afectadas por el ciclón.

En cuanto a la colaboración desinteresada de muchas personas, la entrevistada cuenta la anécdota de una brigada con 15 camionetas que llegaron a la entidad con el fin de iniciar una campaña contra la garrapata. Al enterarse de la tragedia, pusieron a su disposición los vehículos y el personal. Y así, con la ayuda de todos, lograron solucionar en parte los graves daños ocasionados en las familias que vivían en esa zona de la ciudad, arrasada por el ciclón Liza.

Fueron muchos los hechos dramáticos que se vivieron en esos días. Doña Luz recuerda el caso de un niño de escasos cuatro años que le llevaron al DIF, supuestamente sobreviviente al que no reclamaron. Cuando lo estaban atendiendo, llegaron con otra niña un poco mayor en las mismas condiciones. Pero, al verla, el primero corrió a abrazarla llamándola por su nombre: ¡Susanita, Susanita! —Era su hermana.

Con la tragedia, se creyó que muchos niños habían quedado huérfanos, pero no fue así. Ante esa creencia varias familias ofrecieron adoptar algunos de ellos. Tal fue el caso de una señora de Loreto —prima de doña Luz— quien solicitó la adopción de los dos niños. Y en eso estaban cuando apareció el padre quien no sufrió daño porque pernoctó en otra casa del centro de la ciudad. Total, se hizo cargo de ellos ya que su mamá había fallecido.

Han pasado muchos años y doña Luz todavía recuerda a esos pequeñitos, de su desamparo y tristeza. ¿Qué fue de ellos? —se pregunta. Quizá si se hubieran quedado con su pariente, ahora fueran dos hijos, con todas las comodidades de una excelente familia. Pero así son las cosas.

Escribe Amaya Guerrero que doña Luz le confesó atribulada. “El día 29 de septiembre anduve de gira por varias colonias de esa zona, con un grupo de señoras. Hubo mucha gente a la que atendimos, con la que platicamos y disfrutamos. ¡El día treinta, NADA!

En efecto, nada quedó. La avalancha de agua proveniente del represo que se rompió, arrasó con las casas que se encontraban en el lecho del arroyo y en sus orillas, junto con sus habitantes. La parte oficial dijo que fueron 600 las personas fallecidas, entre ellas muchos niños, pero siempre se ha creído que fueron miles los que perecieron ese día. 

Fue una tragedia que jamás se olvidará. Como la participación de la población de La Paz que se solidarizó en esos días de angustia y sufrimiento. Por eso, recuerdos como el de la señora Luz Davis, deben permitir que la historia no se repita.

Octubre 1º de 2016.