Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 21 de noviembre de 2016

La memoria del país en crisis

Dos buenos amigos, Francisco López y Carlos Lazcano, me han enviado por Facebook dos artículos referentes al proyecto de la nueva Ley General de Archivos que ya se encuentra para su aprobación en el Congreso de la Unión. Son artículos que revelan —en caso de que se autorice— el enorme peligro de prohibir la libertad de expresión y el acceso a la información.

Ahora, con la aprobación por la Cámara de Senadores de la Ley General de Datos Personales, que considera como confidencial todo documento que contenga datos de esta naturaleza, deben protegerse indefinidamente. Y aquí es donde la puerca torció el rabo, pues eso significa el impedimento de acudir a los archivos en busca de información mucha de ella relacionada con las personas que la originaron, habida cuenta que la ley ya no lo permitirá.

Así, por esa ley absurda, —dice un artículo— “nos arrebatarán la posibilidad de construir nuestro futuro sobre el conocimiento cierto del pasado, a través de documentos que generaciones de mexicanos ha dejado detrás a lo largo de siglos, resguardados en los archivos históricos…”.

La historia —dice el segundo artículo— requiere acceso a las fuentes primarias, cartas, circulares oficiales, documentos gubernamentales o de la sociedad civil, títulos de posesión, expedientes migratorios, inquisitoriales, etc. Sin este acceso será imposible hacer historia sobre fuentes originales, salvo las que se encuentran en archivos fuera de México…”.

Y vaya que algunas instituciones ya están poniendo en práctica esas disposiciones. Se comenta que a un estudiante que acudió a una hemeroteca en la Ciudad de México, le entregaron una copia del artículo solicitado con nombres y caras tachados. Por supuesto esta es una muestra de lo que puede suceder si se aprueba la ley en cuestión.

Muchas voces se han levantado en contra de esa absurda disposición, sobre todo de los historiadores y de las instituciones dedicadas a la investigación de nuestro pasado. Sería conveniente por no decir urgente, que los investigadores de la UABCS, de los que acuden a los archivos, entre ellos el Archivo Histórico Pablo L. Martínez, en busca de información, eleven una protesta ante el Congreso a fin de que esa ley no se apruebe y se formule una nueva más acorde con el momento actual que permita conocer lo que hemos sido en el pasado.

En nuestro existen varias instituciones archivísticas que contienen documentos importantes de la época de la colonia, la independencia y los regímenes revolucionarios. Aunque un poco desorganizados y la falta de personal, se cuenta con el de Santa Rosalía, en el municipio de Mulegé; con el de Loreto, en el municipio del mismo nombre; el general del municipio de La Paz y, con una organización excelente y edificio moderno y funcional, el archivo histórico Pablo L. Martínez.

El archivo general municipal de nuestra ciudad tiene ocho años de fundado, pero por falta de un local adecuado no ha podido cumplir sus funciones ni terminar con los inventarios, catalogación y depuración de documentos, muchos con más de 40 años de antigüedad. En su acervo resguarda lo que se ha generado por las administraciones de los ayuntamientos a partir de 1993.

Pero tanto los unos como los otros, estarán impedidos de proporcionar información sobre los datos personales que aparecen en los documentos, debido a la Ley General de Archivos que esperamos no sea aprobada. Aunque, en honor a la verdad, serán pocas las instituciones que cumplan esas normas, sobre todo las que dependen de los gobiernos de los estados y de los municipios debido a que pueden ejercer su soberanía y continuar ofreciendo sus servicios como lo han hecho hasta la fecha. El pueblo de Baja California Sur no puede echar en el pozo del olvido su pasado.

Noviembre 22 de 2016.

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