Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

domingo, 13 de noviembre de 2016

Los árboles de la India

Huracán de 1959.
Ahora, con eso de la remodelación del malecón por el gobierno y la iniciativa privada, un buen amigo me preguntó de los árboles de la India que embellecían buena parte del paseo Obregón y los que, supuestamente por las anteriores remodelaciones, han desaparecido. Hube de explicarle que todavía en la década de los cincuenta del siglo pasado formaban parte del malecón.

No sé a ciencia cierta quien los sembró, aunque es probable que haya sido durante el gobierno de Carlos M. Esquerro cuando en 1926 se inauguró el malecón. Aunque, por otro lado, existen fotografías de principios del siglo donde se observan esta clase de árboles, sobre todo en la antigua calle Comercio la que actualmente lleva el nombre de ese gobernante.

En el año de 1959 un ciclón causó severos daños en algunos estados de la costa de Pacífico y la muerte de 1,500 personas, además del hundimiento de 150 barcos. Y cuando llegó a nuestra entidad, sobre todo en La Paz, causó bastantes destrozos, aunque no hubo víctimas. Pero algunas de las embarcaciones que se encontraban en la bahía, la fuerza del viento y el oleaje las arrojó a la playa. Una de ellas fue El Arturo que quedó enterrada en la arena a varios metros de la orilla.

El malecón quedó destrozado en varias partes y de las palmeras que adornaban la calzada muchas de ellas solamente les quedó el tallo, pues sus hojas fueron arrancadas por la fuerza del viento. Los cauces de los arroyos que cruzan la ciudad rebosantes de agua, causaron daños irreparables como fue el caso de la empresa INALAPA dedicada a empacar y procesar el algodón proveniente del Valle de Santo Domingo.

Fue tal la fuerza del viento originado por el ciclón de 1959, aunado a la lluvia que reblandeció la tierra alrededor de los árboles de la India, que casi los arrancó, por lo que las autoridades optaron por quitarlos de la calzada. Fue muy triste presenciar a esos frondosos árboles ladeados y con sus raíces a flor de tierra. Desde la calle 16 de Septiembre hasta el entronque con el muelle fiscal fueron no menos de quince los que desaparecieron debido a ese fenómeno meteorológico.

Y también —eso nos lo recuerda Elino Villanueva en su libro “El ciclón Liza”— por causa del ciclón los ocho grandes álamos que adornaban el paseo en el tramo comprendido del muelle a la calle Manuel Márquez de León fueron derribados, impotentes ante la fuerza incontenible del viento. Ellos, al igual que los árboles de la india fueron destruidos por las autoridades de ese tiempo.

Después ya no se reforestó el paseo Álvaro Obregón. Con el paso de los años y en forma paulatina fueron despareciendo los llamados también laureles de la India, sobre todo los que estaban en el centro de la ciudad, por las calles 16 de septiembre, Carlos M. Esquerro y varios tramos del malecón. Hoy esos espacios los ocupan banquetas de cemento muy a tono con el grado de desarrollo de nuestra capital. Pero se añoran esos hermosos árboles.

Ya no se han vuelto a sembrar esos laureles. En su lugar, en muchas calles de la ciudad se ha esparcido otra clase también originaria de la India conocida como “Min”. Estos árboles tienen la ventaja de que crecen muy rápido y con una fronda que da cobijo en los meses de verano. Además se tiene la creencia que sus hojas son un buen antídoto contra los zancudos.

En el presente, cuando recorra la ciudad, encontrará de pronto algunos árboles de la India, como aquellos que en épocas pasadas adornaban el malecón de nuestra ciudad.

Noviembre 12 de 2016.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario