Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

viernes, 29 de julio de 2016

EducadorasKervin Teresita Murillo Jiménez

Kervin Teresita Murillo Jiménez
El festejo fue de lo mejor. Se lo merecían. El viernes pasado, en un centro de fiestas al sur de la ciudad, 25 licenciadas en Educación Preescolar, acompañadas de sus familiares y amistades, celebraron la terminación de sus estudios, después de cuatro años de permanencia en la Benemérita Escuela Normal Urbana “Profr. Domingo Carballo Félix”, de esta ciudad.

Sonrisas de satisfacción y de orgullo se notaban en las jóvenes que hoy son acreedoras de una de las profesiones de más prestigio en la sociedad mexicana. Y más aún, cuando han egresado de una de las instituciones educativas más tradicionales de nuestro Estado, que tiene en su haber la formación de muchas generaciones de maestros y educadoras , mismos que han llevado su labor docente a diferentes lugares de nuestro país.

Cuando escuchaba a las organizadoras —asistí a la ceremonia invitado por la hoy licenciada Kervin Teresita Murillo Jiménez— pensé en las graves responsabilidades que conllevará su trabajo educando niñas y niños de la primera infancia. Más ahora, donde las rápidas transformaciones de la sociedad mexicana y de la evolución científica y tecnológica, requieren la adaptación a las nuevas circunstancias de la vida.

Las nuevas profesionistas no ignoran los nuevos retos que se ha echado a cuestas el gobierno de México a fin de mejorar la calidad de la educación. La reforma educativa requiere mejores maestros, más capacitados y conscientes de que con su participación será posible transformar las actuales condiciones de la educación en todos sus niveles, en especial en la básica y media superior.

Afortunadamente sus niveles de preparación académica son de lo mejor, dada la excelente planta de maestros con los que cuenta la institución educativa de la que han egresado. Las numerosas educadoras que han formado a través de los años dan cuenta del buen desempeño en las tareas docentes, tanto en el medio urbano como en el rural.

Las nuevas licenciadas en educación preescolar tienen un serio compromiso con la educación nacional. Además de cumplir con los programas propios de ese nivel y de otros que seguramente traerá consigo el nuevo modelo educativo propuesto por la SEP en fechas recientes, deberán estar conscientes de que forman parte de un magisterio de gran prestigio, prestigio heredado por excelentes educadoras sudcalifornianas como Rosaura Zapata, Laura Núñez, María Luisa Piñuelas, María Ortega, Estela Piñeda, María Luisa Arámburo y Martina García.

En el ejemplo de ellas, sobre todo de la primera, deben entregar lo mejor de sí mismas en bien de la niñez mexicana. De la maestra Zapata escribí en su semblanza biográfica: “Su obra educativa que abarca un periodo de 55 años, es altamente significativa. Precursora del sistema de los Jardines de Niños en el país; innovadora en las técnicas de la enseñanza en ese nivel; conferenciante en foros nacionales e internacionales, para dar a conocer las experiencias de la educación preescolar en México. Su carrera profesional pasó de maestra de grupo a Directora General de Educación Preescolar, escalando los cargos de directora de escuela, inspectora y jefa de departamento...”

Ese es el compromiso. Por lo pronto muchas felicidades a las nuevas educadoras, en especial a Kervin, esposa de mi nieto Juan Ramón Barajas Reyes, lo que la convierte en un miembro más de nuestra familia. 

Julio 28 de 2016.

domingo, 24 de julio de 2016

Néstor Agúndez y la Rotonda

 Casa de la cultura Siglo XXI “Néstor Agúndez Martínez”.
Bien por el XV Ayuntamiento de La Paz que ha reconocido los valores culturales del profesor Néstor Agúndez Martínez, y ha solicitado al gobernador del Estado que sus restos descansen en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Lo merece por su entrega total a la educación y la promoción del arte y la cultura durante gran parte de su vida.

Aunque él siempre reiteró sus deseos de permanecer para siempre en su querido Todos Santos—Macondo le gustaba llamarle, el lugar que hizo famoso el escritor Gabriel García Márquez— ahora existe la disyuntiva de respetar esos deseos o trasladar sus restos al lugar donde el pueblo de Baja California Sur venera a las mujeres y los hombres que entregaron gran parte de su vida a servir con honor a esta región de nuestro país.

Son muchos los recuerdos que ligan a Néstor de Todos Santos: la casa del estudiante, la biblioteca pública, la casa de la cultura que lleva su nombre, su labor social en beneficio de sus habitantes, los grupos de danza folclórica, la promoción oral y por escrito de las costumbres y tradiciones que distinguen a los todosanteños, en fin…
Respecto a esto último, en el mes de octubre de 2009, en una crónica escribí lo siguiente: “Néstor murió cuando la cultura más necesitaba de su presencia. Ahí, en el centro cultural, era una baluarte y un dique a la transculturación que se viene dando motivada por el desarrollo turístico de nuestra entidad. Impotente ante la avalancha de intereses extranjeros que se han ido apoderando de esa población de otrora profundas raíces sudcalifornianas, se aferraba a esa institución enriqueciéndola con pinturas, fotografías, libros, objetos antiguos, todo con el fin de identificar la riqueza de nuestro pasado a fin de que propios y extraños se concientizaran de ella”

En una ocasión más reciente, con motivo del aniversario de su muerte, escribí: “Néstor era un hombre orgulloso, pero tenía por qué estarlo. Era un personaje  que no tenía miedo a decir la verdad. Por eso, muchas veces se encontró con la incomprensión  y la indiferencia de los que tenían poder para ayudarlo, Pero a pesar de todo seguía adelante, porque hizo de la terquedad uno de sus sellos distintivos”

En el año 2004, el edificio de la casa de la cultura necesitaba de urgencia la impermeabilización del techo pues las goteras habían dañado parte de los libros. Ante la pasividad de las autoridades, aprovechó la visita de la señora Marta Sahagún, esposa del presidente Vicente Fox, y le solicitó la ayuda necesaria. Por medio de SEDESOL  y después con el CAFCE, le destinaron la cantidad de medio millón de pesos con los cuales se hizo la restauración de los techos.

Cuando me dio la noticia con la alegría natural, también me comunicó que de igual forma los murales que adornan el vestíbulo también serían restaurados con la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En esa ocasión dije en una crónica: “Bien por Néstor, porque ha ganado una más de las batallas a favor de la cultura todosanteña…”.

En lo particular, siempre me gustó hablar de la obra social y cultural de Néstor Agúndez. Y de las anécdotas que tenía a flor de labio, como el “Rito de la Mocha”. Una señora de Todos Santos tenía ese mote porque en un accidente había perdido algunos dedos de las manos. Su hijo, Rito, cuando tuvo la edad, se dio de alta en el ejército y por azares del destino a los pocos años formaba parte de los guaridas presidenciales.

Cuenta Néstor, que en una ocasión, cuando Rito recorría uno de los aposentos del Palacio Nacional, se tropezó con unos zapatos viejos y usados mismos que de inmediato los arrojó al patio del edificio. Por suerte, un oficial los recogió y reclamó al Rito ¿Por qué tiraste esos zapatos? ¿No sabes que son los que usaba don Benito Juárez? Y es que sin saberlo, el joven había entrado en el recinto sagrado dedicado a este hombre excepcional en la historia de México.

Julio 20 de 2016.

lunes, 18 de julio de 2016

José María Lafragua y los archivos en México

        José María Lafragua
¿Saben ustedes quien fue José María Lafragua? Así comenzó su intervención la doctora en historia Mercedes de Vega Armijo, directora general del Archivo General de la Nación, en la inauguración del Séptimo encuentro estatal de Archivos, el jueves 14 del presente mes de julio.
Organizado por la maestra Elizabeth Acosta Mendía, directora del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”, el evento cultural contó con la presencia de representantes de las diversas dependencias del gobierno del estado y del XV ayuntamiento de La Paz.

Me llamó la atención la manera un tanto desparpajada de la doctora al exponer la importancia de los archivos como receptores de la memoria histórica de nuestro país. Sin alardes de erudición y utilizando el recurso socrático de preguntas y respuestas, logró el interés de los presentes y algunos de ellos emitieron sus opiniones con toda libertad.

José María Lafragua —dijo— fue un funcionario importante en los años de 1846 a 1872. Fue ministro de Relaciones Exteriores  en dos ocasiones y director de la Biblioteca Nacional. En 1846 se expidió el Reglamento del Archivo General de la Nación mismo que había sido creado en el año de 1823. Fue necesario porque desde ese año muchos documentos valiosos fueron destruidos o tirados a la basura.

Y aquí, como quien dice, abrió una llaga en la historia sudcaliforniana porque, en efecto, innumerables documentos generados a partir de 1697, cuando los misioneros jesuitas llegaron a California y posteriormente en toda la época de la independencia,  desaparecieron sin que alguna autoridad los protegiera.

Muchos de esos valiosos documentos se encuentran en bibliotecas extranjeras como la Bancroft, en San Francisco, Estados Unidos; en el Archivo de Indias de Sevilla, España y naturalmente en el Archivo General de la Nación de la ciudad de México, la biblioteca nacional y el archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Pero siempre hubo preocupación por conservar nuestra memoria histórica. En 1857, Ulises Urbano Lassepas hizo un llamado al gobierno local para  conservar los documentos, ya que los encargados de ellos los tenían en completo desorden por lo que propiciaban la pérdida de ellos. Y citaba el caso del filibustero William Walker cuando se apoderó por sorpresa de La Paz en 1853 y utilizó los legajos de las oficinas para hacer cartuchos.

Y de milagro se salvaron los restantes, pues cuando Walker huyó de la ciudad los llevó hasta Ensenada. Pero como también hizo prisionero al jefe político Rafael Espinoza, éste logró escapar en el mismo barco y regresar a La Paz junto con las cajas de documentos.

Las preocupaciones de Ulises fue causa de que en 1886 el presidente municipal de La Paz, don Antonio Canalizo, emitiera un acuerdo para que los funcionarios del ayuntamiento organizaran debidamente los documentos generados en sus dependencias, incluso dio instrucciones para su correcto resguardo. Lo curioso de esas disposiciones es que muchas de ellas se siguen respetando en la administración de documentos de los tiempos actuales.

La doctora De la Vega recalcó la importancia de los archivos ya que estos constituyen la memoria del gobierno y permiten hacer más eficiente la gestión gubernamental.  Y más ahora cuando la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública dispone que toda la información que poseen los archivos deberá ser pública y accesible a cualquier persona.

Por lo pronto y gracias al encuentro estatal de archivos, los asistentes tendrán una visión más clara del porqué es importante resguardar los documentos generados en sus dependencias.

Julio 16 de 2016.

lunes, 11 de julio de 2016

Laura Dekker y Magallanes

El domingo pasado una televisora local presentó un reportaje sobre el viaje alrededor del mundo que hizo Laura Dekker en el 2011, tripulando un velero desde su natal Holanda hasta las islas del Caribe, a lo largo de 366 días de navegación y un recorrido de 50,031 kilómetros.

Un poco más de un año pasó recorriendo el océano Atlántico, el océano Pacífico y el Índico, haciendo escala en varios puertos de los continentes de América, Oceanía y África. En su periplo sorteo fuertes vientos, marejadas y días de calma chicha que no le permitieron avanzar. Pero aún así, gracias a su experiencia como navegante, logró sortear los escollos y terminar su travesía con éxito.

Lo interesante de este viaje es que Laura solamente tenía quince años cuando inició su travesía y los dieciséis los cumplió teniendo como testigo la inmensidad del mar. Una hazaña que en su tiempo fue muy comentada, como la que 500 años antes realizó el inmortal portugués Fernando de Magallanes. Nomás que éste tardó tres años en circunnavegar la tierra.

El descubrimiento de América por Colón en 1492, despertó en Europa un furor por conocer tierras desconocidas y es así como en 1498 Vasco de Gama llega a la India, rodeando el Cabo de Nueva Esperanza en la parte sur de África; un año después Pinzón y Cabral descubren el Brasil; Ponce de León llega a Florida y en 1515 Núñez de Balboa divisa por primera vez el Océano Pacífico.

En los últimos años del siglo XVI y hasta 1518, los navegantes y exploradores conquistan nuevas tierras y surcado mares desconocidos; pero lo más significativo fue determinar, sin lugar a dudas, la forma y volumen de la tierra.

Dice Stefan Sweig en su libro Magallanes que solo faltaba realizar una misión, la última, la más difícil: navegar alrededor de todo el globo terráqueo y probar la forma esférica de la tierra. Ese fue el designio de Fernao de Magalhais, a quien la historia conoce con el nombre de Fernando de Magallanes.

La odisea de Magallanes no estuvo exenta de dificultades. Rechazada su propuesta de viajar hacia el Este hasta llegar a la India y las islas de las especias, tuvo que abandonar Portugal para dirigirse a España, donde presentó su proyecto al rey Carlos V, monarca de ese país y Alemania. Su argumento principal lo basaba en que para llegar a la India, las naves portuguesas tenían que dar la vuelta a África y atravesar el océano Índico y el mar de Sonda; mientras que la ruta más corta era viajar hacia el Oeste, atravesando el continente americano y el océano Pacífico. Al final, después de un año de espera, el rey autorizó su viaje, y el 20 de septiembre de 1519, al mando de cinco naves y una tripulación de 265 hombres, zarpó del puerto de San Lucas de Barromeda.

En su ruta por el Atlántico y el Pacífico perdió cuatro embarcaciones y solo regresó la carabela “Victoria”, con tan solo 18 marineros, el 6 de septiembre de 1522. Desafortunadamente, Magallanes perdió la vida en un enfrentamiento con los nativos de una isla de Filipinas y fue por eso que Sebastián de Elcano terminó el viaje de circunnavegación. Y así proclamaron su hazaña: “Estamos de vuelta. Hemos cumplido lo que nadie antes que nosotros. Hemos sido los primeros en dar la vuelta al mundo”

Con la aureola del triunfo los sufrimientos quedaron olvidados. Como ha quedado olvidado el que hizo posible tal hazaña. Pero en América, en la parte más septentrional, su nombre perdurará por siempre: el Estrecho de Magallanes que él descubrió.


Julio 11 de 2016.