Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

domingo, 30 de julio de 2017

San Bartolo y las tilapias

El pasado domingo viajé con mi esposa y dos de mis hijos al cercano pueblo de San Bartolo, lugar que se encuentra a escasa una hora de la ciudad de La Paz, por la carretera de la costa del golfo de California. Fue con motivo de una invitación para saborear un delicioso menudo acompañado de tortillas de harina y café de talega.

Un buen amigo de mi hijo que vive en ese lugar —se conocieron en pesca y en la venadeada— junto con su esposa nos atendieron como saben hacerlo los buenos sudcalifornianos. Después del desayuno visitamos el “Ojo de agua”, un manantial que sale de unas rocas y después las cisternas en los que se reproducen los peces de agua dulce llamados “tilapias”.

Tenía interés en conocer esta industria acuícola y los motivos por los cuales se instaló en ese poblado, pero como era domingo no encontré a los responsables, únicamente una joven encargada de alimentar a los peces. Eso sí, recorrimos los cuatro tanques de almacenamiento de agua observando los peces pequeños hasta los adultos.

--¿Podemos comprar unas telapias?, le preguntó mi hijo. Ante la respuesta afirmativa de la encargada y utilizando una tarraya se capturaron cuatro de ellas que dieron el peso de un kilogramo. Pagamos el precio de 60 pesos y las pusimos inmediatamente en hielo. Al día siguiente, al mediodía, mediante una receta de cocina adecuada, las saboreamos. Son deliciosas.

Yo tenía la creencia de que la carne de los peces de agua dulce era desabrida y de mal sabor, pero me equivoqué, al menos en el caso de las tilapias. Por cierto, me enteré de que en San Bartolo un restaurante prepara platillos especiales de este pescado.

Pero, me quedó la duda. ¿Realmente será negocio el cultivo de tilapias en un pueblo como San Bartolo? Los viajeros que pasan por el poblado, generalmente se detienen para comprar frutas, mermeladas y ates de guayaba. Y creo que la mayoría ignoran la existencia de una industria de peces, por lo que ni siquiera visitan las instalaciones. Al menos que la producción ya tenga un mercado seguro en las ciudades como San José del Cabo, Cabo San Lucas y La Paz.

Al paso que vamos la pesca ribereña desaparecerá dado que muchos pescadores están utilizando sus embarcaciones para servicios turísticos, tal como ha sucedido en la parte sur del estado. Y ante la falta de ese producto del mar quizá la solución sea la producción artificial de peces como la tilapia, habida cuenta que puede venderse a un precio accesible para las clases populares. Con la ventaja de que esa industria puede establecerse en varias localidades, como es el caso de San Bartolo.

A propósito del nombre de esa comunidad quise saber el origen del nombre San Bartolo. Lo busqué en internet pero no aparece, no así el nombre de San Bartolomé quien fue un sacerdote que murió en la India defendiendo su religión. Dice la historia que fue uno de los doce apóstoles de Cristo y que fue martirizado por orden de un rajá que ordenó fuera desollado.

San Bartolomé es el protector de los curtidores de pieles, los que fabrican o usan el cuero, guantes, abrigos, cinturones, botas y. como no, de las famosas “cueras” del ranchero bajacaliforniano. También es el santo de las modistas y a todos los que se dedican a ese industria del vestido.

Por coincidencia, la fiesta tradicional de San Bartolo es el mes de agosto y en el calendario cristiano la celebración de San Bartolomé es el 24 del mismo mes. Así es que, agradeciéndole las atenciones de nuestros anfitriones Luis Antonio Pérez y su esposa Aurora Ruiz por ese domingo tan agradable, hemos de volver el próximo mes de agosto durante las fiestas tradicionales de ese hermoso lugar.


Julio 25 de 2017. 

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