Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 16 de octubre de 2017

Una propuesta equivocada

Ignoro qué argumentos justificativos presentó el licenciado Gabriel Salvador Fonseca Verdugo, cronista municipal del XII Ayuntamiento de Los Cabos, para proponer que dentro de la nomenclatura de la delegación de Santiago (sic) se incluyeran los nombres de Cristóbal Chicori, Cristóbal Abué y Domingo Salvador Cunuam, líderes pericúes de esa región.

La dicha propuesta la presentó al Consejo de Nomenclaturas y Monumentos y éste lo aprobó el dos de septiembre pasado. Además de otros nombres también se propuso a los padres jesuitas Lorenzo Carranco, Nicolás Tamaral y cinco más.

Desde luego, distinguir a los misioneros en las calles de Santiago merece nuestra aprobación. No así la de los líderes indígenas ya que estos fueron los causantes directos del asesinato de los padres Nicolás Tamaral de la misión de San José del Cabo y de Lorenzo Carranco, de Santiago.

En la historia de Baja California se describe como fue la rebelión de los indígenas pericúes en el sur de la entidad y de cómo, con inaudita saña, dieron muerte a los padres y parte de soldados y neófitos. Los cronistas de esa época, Miguel Venegas, Francisco Javier Clavijero y Sigismundo Taraval narran los sucesos y lo mismo lo han hecho historiadores contemporáneos como Pablo L. Martínez, Ignacio del Río y Salvador Bernabeu Albert.

Los líderes indígenas Cristóbal Chicori, Cristóbal Abue y Domingo Salvador Canuam, mejor conocido como Boton, fueron los causantes directos de una revuelta que tenía como propósito destruir las misiones de toda la Baja California y cobrar venganza contra los padres jesuitas. Pero solo pudieron destruir las misiones de Santiago, San José del Cabo, Todos Santos y La Paz. El padre Taraval, radicado en Todos Santos, se salvó y refugió en la misión de Los Dolores. En La Paz afortunadamente no había misionero.

Ante la gravedad de la situación los jesuitas solicitaron la ayuda del gobierno a fin de sofocar la rebelión y solo así se pudieron evitar mayores daños. Chicori, Boton y Abue fueron juzgados y según algunos historiadores sentenciados a la pena capital. Con ellos muchos de sus partidarios también fueron castigados.

No hay justificación ni perdón. Por más que se trate de explicar los motivos que los llevaron al asesinato de los padres Carranco y Tamaral, lo cierto es que los grupos de sublevados actuaron con alevosía ante dos representantes de la iglesia que solo buscaban, con el auxilio de Dios. El bienestar de sus feligreses. Y este hecho sangriento invalida cualquier intento de reconocimiento a personas que, como ellos, tienen el estigma de asesinos.

Por eso, creo que la del cronista de Los Cabos, fue una propuesta equivocada. Como lo es también el Consejo de Nomenclatura y Monumentos que no interpretó el contenido del Reglamento alusivo que supuestamente determina que los nombres de calles y colonias deben ser de personajes que se han distinguido por hechos heroicos o que han ofrecido sus mejores esfuerzos para el bienestar de la sociedad en que se desenvuelven.

Lo delicado del asunto es que el propio Cabildo aprobó la propuesta de nomenclatura oficial de la Delegación de Santiago (sic), por unanimidad de votos y giró instrucciones para que el citado acuerdo  se notificara a las diferentes dependencias para su conocimiento y efectos.

Aunque el Acuerdo ya fue turnado al gobierno del estado para su publicación en el Boletín Oficial, creemos que aún es tiempo de rectificar, porque no es posible que en un pueblo como Santiago se ufane de tener en sus calles los nombres de victimarios y lo peor, al lado de sus víctimas. Solo falta que llevados de su ignorancia, veamos dentro de poco monumentos edificados a su memoria. Lo cual sería el colmo.

Octubre 14 de 2017.

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