Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 25 de abril de 2018

Los debates hoy y ayer

Con motivo de las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 1º de julio próximo, se llevó a cabo el primer debate entre los cinco candidatos que aspiran a lograr el voto mayoritario de la ciudadanía, para ocupar el puesto de primer mandatario de la república.

Otros debates están pendientes no solo de los aspirantes a la presidencia, sino también de los candidatos a puestos de elección popular como son los diputados federales, locales y los senadores, aunque la mayoría de ellos prefieren evitarlos y realizar sus proselitismos sin interferencias de ninguna clase. Además, corren el riesgo de que sus promesas queden en entredicho y le resten votos a sus pretensiones.

La referencia viene al caso porque en eso de los debates, nuestra entidad se pintaba sola. En la década de los veinte del siglo pasado, el Territorio Sur de la Baja California solamente tenía derecho a un diputado federal y como en ese entonces no existían partidos políticos, las candidaturas se las disputaban grupos de personas afines a determinado candidato.

En el período 1920-1921, Enrique Von Borstel había representado a nuestra entidad como diputado en el Congreso de la Unión, llevando como suplente al señor Juan H. Mendoza. Al término de su gestión resolvió volver a contender para su reelección y para el caso procuró el respaldo del mismo grupo que apoyó su candidatura en 1920. Un grupo entre los que se encontraban Ernesto Arámburo, Alberto Alvarado Falcón, Antonio Castro y J. Rosario Castro.

Su opositor fue el profesor Carlos Meza León, de reconocido prestigio en el territorio, respaldado por otro grupo encabezado por el señor Luis Gibert. Así las cosas, se organizó un debate para confrontar ideas de los dos pretensos, que tuvo lugar en el teatro cine Juárez de esta ciudad de La Paz.

Con un numeroso público, entre los que se contaban simpatizantes de Von Borstel y Meza León, se inició el debate al tomar la palabra Enrique, quien expuso las gestiones que realizó para beneficio de los habitantes de la entidad, estando seguro que con el respaldo ciudadano continuaría defendiendo los mejores intereses de los sudcalifornianos.

Al término de su intervención, le tocó el turno a Carlos explicar el porqué de sus deseos de aspirar a ocupar la diputación federal, no sin antes lanzar palabras injuriosas a su oponente. Dijo que este se creía insustituible y que deseaba perpetuarse en el poder y terminó con una frase lapidaria: “Los perros abren los ojos a escasos días de nacidos; en cambio los partidarios de Von Borstel son perpetuos ciegos mentales incapaces de avizorar horizontes de renovación política”

Al oír aquella ofensa, el Plique, como le llamaban familiarmente a Enrique, subió a la tribuna desenfundando una pistola y amenazando al orador. Por fortuna personas cercanas impidieron que las cosas pasaran a mayores, no sin antes decir el ofendido ¡Esto no se puede resolver con palabras, sino con las armas en la mano! Y ahí se terminó el debate.

Días después, en el jardín Velasco, se enfrentaron a balazos partidarios de los dos candidatos con el resultado de resultar gravemente heridos Ernesto Arámburo y Eduardo G. Batiz. El causante, Luis Gibert salió ileso de este enfrentamiento armado.

Después de los comicios resultaron electos Enrique Von Borstel como diputado propietario y Alberto Alvarado Falcón como suplente, para el periodo 1922-1924. Para el periodo siguiente 1924-1926 resultó cierto el vaticinio de Meza León, pues Von Borstel se perpetuó en el poder.

Lo que no sabe es si en su proselitismo como candidato se efectuaron debates aunque, con la terrible experiencia del anterior, es casi seguro que se aplicó el sistema del dedazo. No vaya haber sido la de malas…Por lo demás y como una justificación de mi crónica, hago mención del estimado amigo desparecido Alejandro D. Martínez, autor del libro “Experiencias políticas de un guaycura”, publicado en el año de 1986.

También para aquellos lectores que deseen ampliar sus conocimientos sobre el tema les recomiendo “Baja California Sur, legisladores federales al H. Congreso de la Unión” de los autores José Carlos Cota Osuna y Gilberto Ibarra Rivera.

Abril 25 de 20128.

viernes, 20 de abril de 2018

Gilberto, el investigador

Ayer, por la tarde noche, se presentó un libro más del incansable investigador Gilberto Ibarra Rivera, en el interior del antiguo Palacio Municipal que se encuentra sobre la calle 16 de Septiembre, en pleno centro de nuestra ciudad.

Con este suman ya varios importantes libros publicados por este historiador sudcaliforniano, entre ellos “Los vocablos indígenas de Baja California”, “El habla popular en Baja California Sur”, “Historia de la educación” (2 tomos), y “Escritos y escritores de Baja California Sur”. De estos, los Vocablos lleva dos ediciones, lo mismo que el “Habla popular”.

Del libro “Diccionario Sudcaliforniano, Historia, Geografía y Biografías de Baja California Sur” que se presentó ayer, --un texto de 991 páginas—representa la culminación de un arduo trabajo de Gilberto Ibarra. Como bien lo dice Sandino Gámez en la contraportada “el autor corona con el Diccionario el enorme, monumental y generoso trabajo de toda una vida como investigador y difusor de la historia cultural de nuestro estado”.

Sigue diciendo Sandino: “Son más de cinco mil entradas o artículos con las biografías de mujeres y hombres notables, la descripción o explicación sucinta de movimientos de procesos políticos, la historia de edificios, instituciones, comunidades, pueblos y ciudades, son una prueba irrefutable de la profunda, antigua y variada riqueza cultural de este pueblo”

Iba a titular mi artículo “Un sueño hecho realidad” porque Gilberto hacía cuatro años que había solicitado al instituto Sudcaliforniano de Cultura se lo publicara. Pero por diferentes razones, sobre todo económicas dado el alto costo de la impresión, no ha había sido posible editarlo. Se tenía la promesa de hacerlo, pero no fue sino hasta este año de 2018 cuando terminó de imprimirse, aunque la fecha de edición es del año de 2016, cuando Sandino Gámez era Coordinador de Fomento Editorial del ISC.

El Diccionario es un libro de consulta, pero también es un texto útil para ampliar el conocimiento de nuestra entidad. Es un complemento de los libros publicados sobre la historia, la geografía y las biografías de personajes distinguidos de nuestra tierra. Historiadores como Pablo L. Martínez, Ignacio del Río, Francisco Altable Edith González, Miguel León Portilla, Miguel Mathes, Carlos Lazcano y Salvador Bernabeu Albert, han dado cuenta del acontecer del pasado sudcaliforniano. Y por su lado, Carlos Domínguez Tapia y Eligio Moisés Coronado han escrito textos relacionados con forjadores de Baja California Sur y efemérides sudcalifornianas. En cuanto a la geografía de nuestra entidad no se cuenta con un libro específico, aunque las monografías de los municipios y los informes de gobierno se refieren de forma breve a las características de la entidad. Al igual que la Monografía Estatal para la educación primaria publicada a partir de 1982.

Cuando América Pineda García, la coordinadora actual de Fomento Editorial del ISC me obsequió el diccionario, me dijo: “Lo invitamos para que lo presente, en fecha que ya le avisaremos”. Pero pasaron las semanas y no volví a saber de ese compromiso que acepté con gusto sobre todo porque a Gilberto le tengo una gran estimación y reconozco su calidad como investigador. Y ayer, mi nieta Marta Reyes me encontró regando las plantas del jardín. Con sorpresa en su rostro, me pregunto: ¿ Abue, no vas a ir a la presentación del libro del profesor Gilberto? “Según una nota de Facebook tú vas a presentarlo hoy a las seis y media de la tarde”. Eran las seis y no tenía nada preparado, así es que no pude asistir.

Lo bueno es que Gilberto es muy comprensivo es ese aspecto. En lo particular lo lamento, pues era una oportunidad para refrendarle la admiración que tengo por su dedicación a difundir el pasado de la entidad y desearle que, aparte de su orgullo, continúe aportando su inteligencia y sus conocimientos en bien de esta tierra que mucho lo necesita. Enhorabuena, amigo.

Abril 20 de 2018.

lunes, 16 de abril de 2018

El Valle de Santo Domingo, hoy

La semana pasada, acompañando al profesor Jesús Manuel Flores Díaz Bonilla y su esposa Sandra, visitamos el Valle de Santo Domingo. En esta ocasión, junto con mi esposa, llegamos hasta el poblado del mismo nombre localizado en el extremo norte de esa zona agrícola.

La pretensión de ese viaje fue la de visitar a las autoridades del ayuntamiento de Comondú y del Instituto Tecnológico, a fin de plantearles el proyecto de efectuar una reunión tipo panel para recordar parte de la colonización inicial del valle a través de los testimonios de personas descendientes de los colonos fundadores.

En la reunión con ellos estuvieron presentes el Secretario General del Ayuntamiento, el director de cultura, el cronista del municipio y un representante del director de la institución educativa. Así mismo nos acompañaron Rubén González y Rubén Castro, ambos radicados en esa región y probables integrantes del panel en cuestión.

La reunión tuvo resultados positivos, ya que tanto el ayuntamiento como el tecnológico respaldaron esta iniciativa y señalaron tentativamente el día 23 de mayo, día del estudiante, para llevar a cabo el panel, en el auditorio de esa máxima casa de estudios. Solo quedó pendiente la hora en que se realizará.

Rubén González, nuestro anfitrión, nos llevó a recorrer algunos lugares de Ciudad Constitución para luego dirigirnos a Ciudad Insurgentes donde pernoctamos. Al día siguiente, nos dirigimos al poblado de Santo Domingo, pasando por Villa Zaragoza, la colonia Álvarez y la colonia La Purísima. Por cierto el lugar de esta última era conocido como El Piojillo, ya se imaginarán por qué.

Tenía varios años de no visitar el pueblo de Santo Domingo. A él me ligan muchos recuerdos cuando en los años cincuenta estuve comisionado en la escuela primaria de ese lugar. Y también porque ahí me casé y nacieron tres de mis hijos. Cuando recorríamos las calles del pueblo, tanto Jesús Manuel y los dos Rubenes, hacíamos remembranzas de esos tiempos idos y de las personas que nos brindaron su amistad.

--Espérenme un momento— dijo Rubén González mientras detenía el vehículo —voy a comprar agua embotellada en esa tienda. Era el comercio de la familia del señor Nemesio Osuna, de los más antiguos pobladores de ese lugar. —“Espérame —le dije— voy contigo” Y al entrar nos atendió una señora ya entrada en años que me pareció conocida. Al presentarme le dije: “soy el profesor Reyes Silva”. Al oír mi nombre un gesto de asombró y alegría inundó su rostro. —“Maestro, soy Consuelo, fui su alumna cuando usted dio clases en la escuela de este lugar.

En efecto, varias de las hijas de don Nemesio fueron alumnas de la escuela primaria Estado de Querétaro, entre ellas Elsa, Julieta, Consuelo y Teresa. Otra de las hijas, Bertha, fue la madrina de mi primer hijo Guillermo, cuyo parto de mi esposa fue atendido por la enfermera María Nava, de la colonia María Auxiliadora.

El pueblo de Santo Domingo ha cambiado. De contar hace años con casas de madera instaladas en la calle principal, hoy las tiene de material y su fundo legal se ha ampliado con calles laterales adornadas con construcciones modernas. Y lo mejor: en la parte alta las autoridades construyeron una calzada que, aunque de corta longitud, es de las más hermosas del valle.

Al regresar a Ciudad Insurgentes, durante la travesía, Rubén González me dijo de pronto: “Me voy a desviar un poco para que conozcan el lugar donde en un accidente murió mi hijo Rafael”. Un poco antes de llegar al poblado de María Auxiliadora, por una brecha que lleva a un rancho agrícola se encuentra el sitio donde murieron Rafael y otro de los ocupantes del vehículo en el que viajaban. Ahí, rodeado por una verja de hierro, están las letras iniciales de sus nombres en piedra granítica y las fotografías de ellos.

Aun con la congoja reflejada en nuestros rostros, compartiendo la tristeza del estimado amigo, llegamos a Insurgentes y un poco más tarde a la ciudad de La Paz, no sin antes hacer una parada técnica en el kilómetro 77, para saborear unas empanadas de queso de cabra acompañadas del indispensable café de talega.

Abril 16 de 2018. 

miércoles, 11 de abril de 2018

La montaña sagrada de los Pai Pai

En un libro que escribí en1992 incluí la leyenda “La Piedra Larga”, un centro ceremonial de los guaycuras, una de las tribus que poblaron esta región del valle de La Paz antes del descubrimiento de la península en 1533, por Fortún Jiménez de Bertandoña.

El lugar se localiza en la sierra de Las Cacachilas más arriba de los ranchos de Los Divisaderos y Agua de los López, cerca de una cañada cubierta con arbustos y cactus que hacen difícil la ruta hacia esa estructura rocosa. En realidad la Piedra Larga son dos grandes piedras, una encima de la otra, pero que a la distancia semejan una sola y que, por estar situada en lo alto de un promontorio, se puede observar desde lejos.

La leyenda cuenta que cuando los primeros expedicionarios españoles llegaron a la península, llevando consigo la religión católica y sus imágenes sagradas, los indígenas sintieron el rechazo a sus creencias representadas por su dios Guamongo y obligados en cierto modo a aceptar la de los recién llegados.

Fue por eso que buscaron un lugar donde practicar sus ritos ancestrales fuera de la mirada de los conquistadores. Allí, en ese sitio el Guama o hechicero invocaba a su dios tutelar para que los defendiera de esa gente extraña que había invadido sus dominios y pretendían acabar con sus costumbres y creencias.

La referencia viene al caso porque en la región norte de la península, casi en la frontera con los Estados Unidos, existe una sierra conocida como Cuchumá que es parte de la montaña de la Rumorosa, al este de la ciudad de Tecate. Esa sierra como toda la Rumorosa eran lugares sagrados para los antiguos habitantes de esa región, los K´miai, los Pai Pai, los Yumanos y los Cochimíes; era la región donde veneraban a las deidades que regían sus vidas invocadas por los chamanes.

Pero fue Cuchumá el centro ceremonial más importante al que acudían los miembros de las diversas tribus en busca de protección, a la vez que afirmaban su veneración a sus dioses tutelares. En ese lugar se encontraron utensilios y pinturas que confirman la existencia de estos indígenas antes de la colonización española. Ellos, evitando las intromisiones de los hombres blancos seguían conservando sus tradiciones milenarias.

Unas tradiciones que tenían que ver con la mitología de esos grupos aborígenes, razón de ser de sus actitudes ante la vida y el universo. Así, los Pai Pai conservaban sus leyendas como “Las hijas del tecolote” y “La muerte del padre de Miabkiak y los animales”. O las que sustentaban las creencias de los K´miai conocidas como Maija Awi Dios serpiente de agua y La creación.

De esas ceremonias en el cerro de Cuchumá solo queda el recuerdo y de los Pai Pai y los Kumai también. A principios de este siglo solamente quedaban 300 indígenas de la segunda tribu diseminados en las comunidades de San José de la Zorra, San José de Tecate, Juntas de Nejí, La Huerta y San Antonio Necua.

Por cierto, Carlos Lazcano Sahagún en su libro “Pa-Tai, la historia olvidada de Ensenada” describe las formas de vida de los Kumiai incluyendo su vestimenta, su alimentación, su aspecto físico, creencias y ritos y costumbres funerarias. Habla también del ocaso de ese grupo debido a la colonización y al despojo de sus tierras.

Cosas parecidas las de los Pai Pai. Ellos fueron dueños milenarios de la zona montañosa del norte de Baja California. Ahora, con cerca de 400 habitantes, radican en Santa Catarina y otras rancherías aledañas, pero es una etnia que está en peligro de extinción.

Este grupo tenía o tiene dentro de sus tradiciones un mito que se conocía como la Piedra Larga. Según su creencia esa piedra no era como las demás, le tenemos que tener miedo porque es muy peligrosa. ¿Quieres ser bueno para robar? Ve a la piedra larga. ¿Quieres ser un mentiroso? Ve a la piedra larga. ¿Quieres tener mucho dinero? Ve a la piedra larga.

Como se verá, todos los indígenas que poblaban la península bajacaliforniana creían en un universo mágico dador de bienes y maleficios, Y fueron los guamas, los hechiceros y los curanderos los guías espirituales, tal como se hace en las religiones del mundo.

Abril 11 de 2018

martes, 3 de abril de 2018

El tomate de Todos Santos

Un estimado amigo que leyó el reciente libro de Rosa María Mendoza Salgado titulado “Comercio y turismo en la California del sur, municipio de La Paz, (1697-2016), me preguntó si la producción de tomate de Todos Santos en la década de los treinta del siglo pasado, la enviaban a los Estados Unidos por barco.

Consultando información de esa época le contesté que, en efecto, las remesas las hacían en embarcaciones que atracaban frente a la playa de Punta Lobos y por medio de pangas llevaban el producto hasta las bodegas de los barcos. Pero los trabajos de carga y descarga eran difíciles por lo encrespado del mar en esa zona y que a veces había que esperar muchas horas para poder iniciar el embarque.

Fue por eso la solicitud de los ejidatarios y pequeños propietarios agrícolas al gobierno del Territorio para que se construyera un embarcadero que facilitara el traslado de la producción de tomate. En 1933, el gobernador Juan Domínguez Cota autorizó la construcción en un lugar conocido como Los Algodones. Conocido como Puerto Algodones duró poco tiempo, pues el ciclón de 1934 lo destruyó.

De nueva cuenta el gobierno del Territorio se echó la tarea de construir un embarcadero nuevo a base de hormigón, mismo que fue inaugurado en el mes de diciembre del mismo año. También aplicó recursos en una carretera de nueve kilómetros que unió Puerto Algodones con Todos Santos. De esa manera los productores agrícolas de esa región continuaron exportando el tomate al país vecino.

Dice Rosa María Mendoza en su libro que “en el año de 1936 se obtuvieron 86,831 cajas de tomate, con peso de 15 kilogramos cada una, es decir, una producción de 1,302 toneladas, con un monto de 556 mil pesos…”. Pero con el paso de los años y los problemas originados por las plagas, el encarecimiento de los insumos y el agotamiento de los manantiales poco a poco esa fuente de ingresos fue desapareciendo.

Como se mermó también la siembra de la caña de azúcar cuando se dio preferencia al cultivo del tomate. En su libro, Rosa María dedica un capítulo a los trapiches que existían en la región de Todos Santos y El Pescadero. Y de sus propietarios como su bisabuelo, el señor Merced Salgado León, dueño del trapiche Cerro Verde.

La autora relata así el fin de los trapiches:-“La producción de los molinos ya no era relevante comercialmente hablando, sólo producían miel, guarapo y alfeñiques para las familias…una época que se fue llevándose consigo el ajetreo de la zafra, la que reflejaba alegría en el rostro de las personas, mientras saturaba el ambiente con el delicado aroma dulce que perfumó el pueblo de nuestra niñez…”.

Bueno, con referencia a los cañaverales y los trapiches, en dos de mis libros me he referido a ellos. El primero, titulado “Casos y cosas del municipio de La Paz”, escrito en el 2002 y el segundo “Narraciones de ayer y de hoy”. En el primero incluí tres crónicas al respecto e hice mención de Rosa María quien me sugirió escribiera algo sobre la historia de los trapiches en la región sur del estado.

Por falta de espacio no puedo escribir de ello, pero para alguien interesado puede consultar el blog de Gerardo Ceja García donde está el libro de referencia. Y esto porque la edición se agotó hace tiempo. Y del segundo, “Narraciones de ayer y de hoy” donde hablé un poco de doña Trinidad apodada La Cachana, también está agotado. Así las cosas.

Ignoro en qué fecha se va a presentar el libro de Rosa María Mendoza pero, mientras tanto, le agradezco a la autora la amabilidad de obsequiármelo. Y la invitación para que no dejen de adquirirlo, vale la pena. Sobre todo porque en su contenido, aparte de la agricultura, habla de la ganadería, de las actividades industriales, del turismo y claro, de los antecedentes históricos de la Cámara de Comercio. Además, la edición contiene innumerables fotografías muchas de ellas inéditas propiedad de su familia y otras de sus amistades.

Abril 04 de 2018.