Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

domingo, 9 de septiembre de 2018

La Sierra de La Laguna

Hace ya varios años, cuando se concedieron los permisos para el ascenso a la Sierra de La Laguna, dos de mis nietos, Guillermo y Vidal, se aprestaron para hacer el recorrido caminando. En eso estaban cuando otra de mis nietas Gabriela les dijo, de pronto, “yo también voy”. Fueron vanos los intentos para disuadirla, pues se montó en su macho, como popularmente se dice.

Así es que partieron los tres por la mañana de un día de diciembre. Por supuesto me tocó dejarlos al pie de la sierra y un día después esperarlos por la tarde, siempre con la preocupación de que no hubieran tenido ningún percance. Poco a poco iban bajando otros excursionistas hasta que por fin los divisamos todo sudorosos y fatigados. Y Gabriela con la sonrisa en los labios cuando me dijo “lo logramos abuelo”.

No conozco la parte alta de la sierra, aunque he recorrido las faldas de ella por el lado del Valle Perdido y el ejido San Simón, por esa zona donde se pretende explotar una mina a cielo abierto conocida como Paredones. Es una zona hermosa con grandes árboles y corrientes de agua que fluyen sin interrupción. En esta temporada de lluvias el campo reverdece y se llena de los trinos de las aves y de vacas contentas.

Por eso debo agradecer a Kennedy y mi nieta Marta las fotografías que me enviaron por internet de la sierra de La Laguna, fotos que quiero conservar y admirar por todo lo que significa en la conservación y defensa de esa región amenazada por intereses bastardos, como bien lo dice mi amigo Kennedy.

En el año de 1992, cuando escribí el libro “El molino de viento”, incluí varias leyendas como El Mechudo y La perla de la virgen. También apareció otra leyenda de mi autoría conocida como El lago sagrado de los guaycuras. Parte de su contenido es el siguiente:

“Cada año, en los meses de agosto y septiembre, los guaycuras acompañados de sus familias, especialmente de los hijos recién nacidos, iniciaban un largo recorrido para llegar a la cima de la Sierra de La Laguna, donde tenía lugar la ceremonia en honor a Guamongo, su dios hacedor de los cielos, la tierra y el mar”.

“Por diversos rumbos llegaban los grupos indígenas al lago sagrado. Por empinadas laderas y senderos peligrosos los hombres, las mujeres y los niños subían lentamente, mientras que los cardenales y los cenzontles alegraban con sus trinos los hermosos paisajes que se contemplan en la parte alta de la sierra”.

“Al llegar a su destino, las familias se aposentaban alrededor de la laguna, contemplando con admiración las transparentes aguas que ahí, en medio de frondosos encinos y pinabetos, se ofrecían como un paraíso para los agobios de los visitantes”.

“Horas después, repuestos de la fatiga del viaje, iniciaban las ceremonias en honor de Guamongo acompañadas de cánticos y bailables dirigidos por el Guama, el hechicero de la tribu. Al final de los actos rituales, las madres bañaban a sus hijos en la laguna, como una ofrenda a su dios y para que nunca dejaran de venerar y cuidar ese lugar, tan arraigado en sus costumbres y creencias”

La Sierra de La Laguna, un emblema del pueblo sudcaliforniano que no debe mancillarse por intereses ajenos a su identidad. Afortunadamente, las autoridades estatales y municipales han hecho un frente común y se han opuesto, respaldados por una ciudadanía responsable, a que se conceda el permiso de la empresa minera en esa región. ¡Bien por nuestro pueblo!

Septiembre 8 de 2018.

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