lunes, 1 de junio de 2015

De un hoyo a otro

De plano a los sudcalifornianos nos va como en feria. Aparte de los hechos sangrientos y de la revolufia de las elecciones, que no son poca cosa, tenemos la amenaza de una iniciativa de ley que fue aprobada por la Cámara de Diputados en menos que canta un gallo.

Me refiero a la propuesta de dos diputados del PRI para que los extranjeros puedan adquirir en propiedad terrenos de playa para uso habitacional. Esta iniciativa la presentaron en el mes de abril de 2013 y quince días después la Cámara de Diputados la aprobó, faltando solamente ser votada en la de senadores y en la mayoría de los congresos de los estados.

No hemos salido del problema en que estamos por culpa de los inversionistas extranjeros y mexicanos que quieren la minería a cielo abierto y de la amenaza de otros pretendiendo la construcción de grandes megaproyectos turísticos en zonas protegidas de nuestra entidad. Y si a lo anterior le agregamos la pérdida de nuestras playas —las que nos quedan—, bien podemos exclamar: ¡nos está llevando la fregada!

Y no es poca la tajada que se pretende con esta iniciativa que en mala hora presentó el diputado Beltrones. Son once mil kilómetros de litoral que serán afectados de los estados de Sonora, Sinaloa, Colima, Nayarit, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y otros más. Desde luego dos de los más afectados son Baja California Sur y Baja California.

Dicen los que saben de estas cosas que la culpa es de la política neoliberal donde el Estado abandona las esferas del derecho público y lo sustituye por la privatización. Lo que no pensaron nuestros representantes populares es que la privatización va a generar una presión inmobiliaria especulativa sobre estas zonas hasta ahora restringidas, porque es mentira que los extranjeros van a respetar el contenido de la iniciativa. Antes al contrario, con sus derechos de propiedad podrán subarrendar y recibir huéspedes de paga.

Además, con la susodicha reforma, los extranjeros cerrarán las playas hasta ahora públicas, las que por cierto ya son muy pocas. Y de esto hay pruebas palpables. Nomás hay que ver el corredor San José-Cabo San Lucas donde los grandes hoteles cuentan con playas privadas que antes eran para el disfrute de los sudcalifornianos. Y así está pasando con el resto de los litorales de Baja California Sur.

Buena les espera a nuestros representantes en la Cámara de Senadores cuando tengan que votar esta iniciativa, porque de entrada este proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados con 356 votos a favor, 119 en contra y 12 abstenciones. Ojalá y los representantes de nuestro estado hayan votado en contra, aunque lo dudo.

Y cuando se trate de decidir sobre esta propuesta por los senadores, estamos seguros que los nuestros —ahora suplentes, uno del PRI y otro del PAN— sin importarles su filiación política, se opondrán con toda energía y valor ciudadano a que los extranjeros nos despojen que lo que por tres siglos ha sido patrimonio de los sudcalifornianos. Así lo esperamos, por su bien.

Además, estamos seguros que todas las legislaturas de los estados afectados por esta iniciativa no la aprobarán, por lo que siendo mayoría no podrá reformarse el artículo 27 constitucional. Repito aquí lo que escribió en su momento una persona preocupada por este grave atentado. “Es procedente pedir a los integrantes del Senado que detengan la disposición y actúen con la sensatez, el sentido nacional y la visión de sociedad y futuro que no tuvieron su contraparte de San Lázaro…”.

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