Ya han pasado muchos años y el
grave problema de los baches de las calles de nuestra ciudad no se ha podido
solucionar. Pese al programa de pavimentación aplicado por el actual gobierno
estatal, lo cierto es que en esta temporada de lluvias los hoyancos en las
calles se multiplican para desesperación de los automovilistas que le sacan la
vuelta a uno para caer en otro.
El ayuntamiento de La Paz ha
tratado de solucionar el problema por medio de sus brigadas de mantenimiento
que recorren las principales calles de nuestra ciudad tapando los baches con
asfalto prensado y, las más de las veces, cuando no dan abasto, los rellenan
con arena. Pero son medidas provisionales, como quien dice para salir del paso.
Desde luego, en las calles donde
se aplicó el programa de pavimentación y que fueron construidas con cemento, han
resistido los impactos de las lluvias; pero en cambio en las que utilizaron
asfalto los baches están a la orden del día.
En otras, pendientes de
pavimentar—como es el caso de un tramo de la calle Reforma—los hoyos forman ya
parte de su fisonomía. Y si a esto agregamos las calles donde se ha hecho
excavaciones para instalar el drenaje o las redes de agua potable y no se han
reparado como es debido, pues ya tenemos un panorama un tanto desolador para
los habitantes de La Paz.
Y ante un problema de esta
naturaleza que rebasa las diligencias de las autoridades, se necesita la
participación de todos los que habitamos en esas calles laceradas,
contribuyendo individual o colectivamente para tapar los baches de los
respectivos tramos donde tenemos nuestras viviendas.
¿Cómo hacerlo? Dirán algunos. He
aquí la propuesta: Mediante un comunicado a la ciudadanía, el ayuntamiento
paceño haciendo alusión al daño que causa el deterioro de las calles y, desde
luego, que afecta la buena imagen de la ciudad, solicitarle su cooperación de
la forma siguiente:
En lugares estratégicos de los
tramos dañados y de acuerdo con su gravedad, se dejarán cantidades de asfalto a
fin de que las personas lo utilicen para tapar los baches, apisonando el
material para fijarlo al pavimento. Es una buena solución al problema.
Ahora bien. Habrá muchas
personas que se negarán a participar, aduciendo que es obligación de las
autoridades y que por eso pagan sus impuestos. Otras argumentarán que les vale
porque no tienen vehículo. Los menos permanecerán indiferentes como el que ve
llover y no se moja.
Lo ideal sería que en un día
predeterminado por las autoridades y previa publicidad por los medios de
comunicación, todos, adultos, jóvenes y niños incluso, salgan simultáneamente a
las calles a tapar los baches. Sería una demostración de lo que el pueblo es
capaz cuando se trata de un bien común.
En un artículo anterior titulado
“Yo tengo un sueño”, hice referencia a la calzada Forjadores de Baja California
que no tiene monumentos de ellos. Ahora tengo un deseo que espero se cumpla
aunque, claro, todo depende de las autoridades municipales.
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