lunes, 16 de noviembre de 2015

El escudo de nuestro estado

Escudo de Armas de Baja California Sur. 1923
En la presentación del libro “California del Sur para principiantes” de Eligio Moisés Coronado, uno de los asistentes opinó que el escudo actual de nuestra entidad no era de origen colonial como lo sustentan algunos historiadores, sino que era más reciente. La información quizá la tomó de mi libro “Casos y cosas del municipio de La Paz” escrito en el 2002.

En efecto, ahí escribí, después de una minuciosa investigación en la que por cierto me ayudó el experto en heráldica, don Rolando Arjona, que nuestro escudo apareció por primera vez en el año de 1923 cuando Diego Rivera y sus ayudantes engalanaron una de las paredes interiores del edificio de la Secretaría de Educación Pública, con las pinturas de todos los estados de la república,

En 1938, el general Rafael M. Pedrajo, gobernador de nuestra entidad, envió un oficio al director del Museo Nacional solicitándole confirmar la autenticidad del escudo y adjuntaba su dibujo. Era parecido al que tenemos en el presente. Probablemente le preguntó si era de origen colonial, pues la contestación fue la siguiente:

“Debo advertir que el tal escudo es uno de los tantos engendros que la ignorancia de los decoradores de la Secretaría de Educación Pública realizó. La Baja California, ni como parte de las Provincias Internas en la época de la dominación española, ni como Territorio en la época independiente pudo usar Escudo de Armas ninguno, supuesto que tales blasones fueron concedidos exclusivamente a Villas y Ciudades y nunca a entidades políticas...”.

Y si no es de la época colonial, las características del escudo actual tampoco tienen razón de ser, ya que corresponden a la heráldica española. Nada hay en el escudo que represente a Baja California Sur, con excepción de unos peces. Veamos: “Campo partido, el lado diestro oro y el siniestro de gules. Brochante sobre la participación, una venera de plata. Bordura de azur, con cuatro peces de plata: uno en jefe, otro en punta y uno en cada costado, contranadando”.

Cuando estaba iniciando la investigación me llamó la atención la venera porque es una concha que no existe en los mares de la península. La venera forma parte de un molusco que en Nueva Galicia, España, se le conoce con el nombre de Vieira. Por curiosidad y aprovechando un viaje que hizo a España la estimada amiga Eugenia Garibay, le pedí que me trajera una concha de ese molusco. “Allá, es muy común, —me dijo— pero tiene mucho de religiosidad”.

En ese año del 2002 en que escribí mi libro, le envié un oficio al entonces gobernador de nuestro estado, Leonel Cota Montaño, sugiriéndole la conveniencia de adoptar un nuevo escudo más acorde a nuestra realidad, tal como lo hicieron en su momento Baja California y Quintana Roo. Por alguna razón no obtuve respuesta.

Y en eso de los escudos existe mucha confusión. El señor Arjona me contaba que él diseñó el nuevo escudo del estado de Sinaloa, dado que el anterior fue otra de las equivocaciones de Diego Rivera. Corre la versión que éste tenía problemas para pintarlo y que, en una ocasión, cuando comían en un restaurante, pidieron unas cervezas Pacífico y al ver la etiqueta dieron con el contenido del escudo en cuestión: un ancla. Y ese símbolo permaneció desde 1923 hasta el año de 1958 en que don Rolando lo sustituyó.

Así es que, por causa de la presentación del libro de Eligio Moisés Coronado, existen dos casos por resolver: el cambio de nombre de nuestro estado y el nuevo diseño del escudo de armas. ¿Será posible?

Noviembre 16 de 2015

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