viernes, 3 de junio de 2016

Otra decepción más

Cuando leí en el periódico “El Sudcaliforniano” que un estudiante del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar del municipio de Los Cabos había ganado el primer lugar nacional en un concurso de declamación, compartí su alegría y la dedicación que puso para lograrlo.

Pero el gozo se fue al pozo cuando me enteré de que el nombre de la poesía con la que había triunfado llevó el nombre de “La juventud y mi Baja Sur”. Y que fue su maestro y asesor Enrique Valera quien fue el autor de ese poema. Desde luego, quizá la mayoría de los alumnos de ese plantel compartieron su entusiasmo sin darle importancia al mensaje que lleva implícito esa composición. Porque, caray, vamos de mal en peor en eso de conservar la identidad y la conservación de nuestras raíces históricas.

De Alberto Marroquín, el declamador, a lo mejor no valoró el contenido de la poesía, pero en cambio su maestro demostró una total ignorancia en lo que se refiere al nombre oficial de nuestra entidad que es Baja California Sur. Yo sé que en la región de Los Cabos se va haciendo común usar los vocablos Baja Sur, pero siempre hemos tenido confianza en los maestros los que, por su formación profesional y ética, se oponen a que se suprima el término California.

El profesor Valera debe estar enterado de que hace años existen intentos de identificar a nuestro Estado con el nombre de Baja Sur. Y que esos intentos vienen de personas y empresas extranjeras norteamericanas habida cuenta que en su país tienen a la verdadera California. Y lo más triste es que muchos de los que manejan los medios de comunicación, los publicistas y empresarios mexicanos se han coludido con ellos sin que haya alguien que lo evite.

Claro que existe un decreto que prohíbe cualquier otro nombre que no sea Baja California Sur para referirse a nuestra entidad. Pero como parece ser que a nuestras autoridades les importa poco aplicarlo, pues entonces seremos nosotros, quienes a base de protestas privadas o públicas, exigiremos que nadie utilice los términos Baja Sur para identificar nuestra entidad.

Aún es tiempo de remediarlo. De lo contrario dentro de poco, como ya lo dijo un periodista nativo, en vez de llamarnos californianos nos dirán “bajeños o sureños” Y adiós nuestra identidad.

La región de Los Cabos merece que se respeten sus raíces históricas. En los años de 1847 y 1848, sus habitantes hicieron un frente común para enfrentar a los invasores gringos. Héroes como Manuel Mijares, Mauricio Castro, Ildefonso Green, ofrecieron lo mejor de sí mismos, incluso su vida, con tal de librar a nuestra tierra del dominio extranjero. Y claro, defendiendo siempre a su querida Baja California.

Hoy son otros los invasores. Pero no lo hacen con las armas sino con el poder del dinero. Y poco a poco se han estado apoderando de lo mejor de nuestras costas con el señuelo de que al construir grandes desarrollos turísticos contribuyen a la economía de la región. Y es que nuestros vecinos no dan paso sin huarache. Como la humedad se van infiltrando, aprovechándose de la ingenuidad y el importamadrismo de las autoridades que no ven lo que pasa ante sus ojos.

Y es aquí donde la participación de los maestros resulta de vital importancia. Ellos tienen la responsabilidad de salvaguardar los valores del pueblo sudcaliforniano a través de su ejemplo. Sus alumnos deben conocer las raíces de nuestra nacionalidad y de cómo, a través de varios siglos, esta región de nuestro país comenzó a llamarse California.

Bien hará Mario Alberto Marroquín en conocer los poemas de distinguidos sudcalifornianos como Filemón C.Pïñeda, José Alberto Peláez Trasviña, José María Garma. Y que en próximos concursos de declamación le podamos escuchar “Calafia” de Fernando Jordán.

Junio 02 de 2016.

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