domingo, 12 de julio de 2020

MARTHA REYES, MI NIETA

Cuando la bautizaron, sus padres decidieron ponerle el nombre de Martha Candelaria Reyes Becerril, compartiendo el de la esposa y de la abuela, la madre de Guillermo, nuestro hijo. Después, por razones de su diario trajinar con la vida, fue reconocida como Martha Reyes y en el medio electrónico como Kalita.

En varias crónicas he hablado de ella, de su tenacidad para terminar una carrera profesional hasta llegar al Doctorado en Ciencias. Con su título bajo el brazo fue contratada por el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) donde ahora es la encargada del laboratorio de esa institución de prestigio nacional.

Mi nieta contrajo matrimonio con Carlos Angulo, Doctor en Ciencias también, y tienen una niña Romina Kanai, tan inteligente como sus padres. Pero aparte de su profesionalismo y de ser autora de artículos científicos de divulgación internacional, Martha posee una de las cualidades más importantes de las personas: su calidad humana.

Lo ha demostrado en múltiples ocasiones; en la protección a su madre y su hermana Adriana; en su preocupación por ayudar a los demás, en especial a sus colaboradores en las investigaciones científicas pero, de manera preferente, la atención que le brindaba a mi ahora extinta esposa Cande y por supuesto a mí en lo personal.

Y es que a nuestra edad, cuando las enfermedades hacen estragos de nuestra salud, valen más los cuidados familiares que cualquier otro remedio medicinal. Porque el cariño que conlleva esa protección es un bálsamo para el espíritu y bocanadas de aliento para nuestro viejo corazón.

Y así sido siempre mi querida nieta, más ahora cuando la soledad y la tristeza anidan en mi alma por la pérdida de la que fue mi compañera durante tantos años. Martha y Carlos han estado a mi lado en los momentos más angustiosos de mi anciana vida. Y me alientan y me abrazan y me dan ánimos para seguir adelante a la vez que me aconsejan: “Vuelva a su rutina diaria, lea, escriba, publique libros. Verá cómo desde el más allá la abuelita lo agradecerá, porque ella siempre estuvo orgullosa de usted, ya que tuvo a su lado un escritor y un excelente divulgador de la historia de Baja California”.

Ellos, Martha y Carlos, al igual que mis otros nietos son conscientes de mi delicado estado de salud y, al igual que lo hicieron con su abuela, extreman sus cuidados para conmigo. Mientras viva siempre les estaré agradecidos por esas muestras de cariño y comprensión hacia un abuelo que supo enfrentarse a las vicisitudes de la vida, con el fin de alejarse de la mediocridad y ofrecerle una mejor forma de vida a su familia.    

Sin embargo la realidad es cruel pues comprendo que las esperanzas de vida para mí son ya limitadas por mi avanzada edad. Pero mientras tenga a mi lado los brazos amorosos de mis hijos, de mis nietos y de otros familiares cercanos, viviré para ellos, porque al hacerlo, como una dualidad inseparable lo haré también por mi entrañable esposa, generadora de las mujeres y los hombres que llevan los apellidos de Reyes Murillo.

Así son las cosas. Por eso, ahora que todavía puedo, les reconozco a Martha y Carlos los cuidados con los que me han rodeado, y muchas veces mi hija más que mi nieta me hace recordar a Guillermo, su padre ausente, quien de seguro le dice, susurrando: “Bien por ti, hija querida, por cuidar a tu abuelo y guardar un inolvidable recuerdo de mi madre que ahora ya está conmigo”.

Julio 12 de 2020.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario