martes, 14 de marzo de 2017

La belleza de los murales

El día domingo por la tarde, acompañé al grupo de jóvenes artistas que llegaron a nuestra ciudad en un recorrido por las calles del centro histórico, en las que pintaron en las bardas una serie de murales relacionados con la historia, las costumbres y la vida cotidiana de los habitantes de La Paz.

Fue un recorrido que se inició en la esquina de las calles 5 de Mayo y Altamirano —ahí se encuentra un mural— hasta llegar a la pequeña calle que va a dar al muelle fiscal. Niños, jóvenes y adultos acompañaron en todo el recorrido a los pintores, escuchando las explicaciones referentes a cada mural  por los autores de los mismos.

Gracias a los murales el centro histórico presenta una mejor fisonomía. Y aunque siempre ha existido el compromiso de las autoridades y de la iniciativa privada de remodelar esa parte importante de la ciudad, lo cierto es que los años pasan y el deterioro de los edificios vacíos ofrecen un panorama desalentador para los propios y extraños que visitan esa zona.

Existe un proyecto para remodelar el malecón y parece que dentro de poco tiempo se llevará a cabo. Pero, al mismo tiempo deberá pensarse como reactivar los negocios de las partes aledañas que están cerrando por no tener clientela. Y la remodelación de calles y fachadas no bastan. Es necesario reinventar otra clase de actividades  que les permitan sobrevivir.

Cuando estaba en auge la zona libre en esta región del país, muchas personas venían de otros estados a proveerse de mercancías extranjeras, para revenderlas. Después, cuando desapareció y era más fácil adquirirla en sus propios lugares, dejaron de venir. Y por eso los comercios que se dedicaban a la venta de esos productos bajaron sus ventas o cerraron. Y solo quedaron los grandes centros comerciales, como Sears, Ley, Chedraui, Walmart, Sam y Liverpool, que acapararon el 90 % del comercio. Y si no es el comercio, ¿cuáles son las otras opciones?

En varios centros históricos de otros estados, están ocupados por oficinas de dependencias oficiales y civiles. En otros se encuentran casas particulares antiguas o instituciones culturales y educativas. En el centro del país los centros se engalanan con edificios coloniales.

En La Paz de los cincuenta del siglo pasado, las principales calles del centro histórico estaban ocupadas por casas habitación. En ellas vivían las familias más antiguas, cuyos antepasados fueron los primeros en llegar a la ciudad a mediados del siglo XIX. Algunos de ellos, convertidos en comerciantes fundaron La Perla de La Paz, La Torre Eiffel y las compañías que llevaron los nombres de Cabezud e Hidalgo. Otros como Gastón J. Vives se dedicaron al comercio de perlas.

Las calles donde vivieron estas familias fueron la calzada del malecón y las que se conocían como Comercio, Puerto, Mijares y La Central hoy conocida como 16  de Septiembre. Pero con la bonanza que originó la zona libre la mayor parte de esas casas se vendieron y las convirtieron en tiendas de ropa, perfumería extranjera y curiosidades orientales.

Así es que la disyuntiva para esos comercios actuales es cerrar o vender las propiedades para convertirlas de nuevo en casas habitación. Pero que no vaya ser como en el caso del pueblo de Todos Santos donde muchas casas del centro han sido compradas por extranjeros. Aunque ahora, con las intenciones de convertir a nuestra ciudad en un polo turístico, el capital que viene de afuera, nacional o extranjero, es capaz de ayudar a que nuestro centro histórico y los espacios que ocupa sirvan para dar seguridad a las familias que vivan en él.

Desde luego debe haber otras opciones. Pero urge encontrarlas.


Marzo 14 de 2017.

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