jueves, 9 de marzo de 2017

La república de California


El martes pasado, el periódico El País publicó un artículo de Porfirio Muñoz Ledo en el que anuncia el propósito del estado de California de los Estados Unidos, para convertirse en un país independiente, soberano y libre.

Después de las elecciones presidenciales, California propone la organización de un referéndum el cual tendrá que reunir 600,000 electores a fin de llevar a buen término su decisión y con ello cambiar la actual democracia representativa y volver al concepto original de soberanía.

El estado de California es la primera economía de Estados Unidos y si fuera un país sería el sexto a nivel internacional. Es la capital mundial de la innovación tecnológica; tiene el primer lugar en la generación de empleos y se enorgullece de su combate permanente contra el racismo. Además, durante muchas décadas ha sido defensora de los derechos laborales de los mexicanos que viven y trabajan en ese estado.

Los promotores de esta iniciativa dicen que no es posible de que a pesar de contribuir con el 15% al producto de los Estados Unidos, sólo tienen un 2 % del voto en las elecciones. California fue la que más votos ciudadanos le entregó a la candidata demócrata Hillary Clinton.

La noticia de la probable separación del estado de California nos hace recordar la historia de esa región cuando todavía era parte de nuestro país y fue descubierta y colonizada cuando México era una colonia de España. Es una historia que se remonta al siglo XVI, cuando después de descubierta la península de California en 1533 por Fortún Jiménez, se iniciaron una serie de expediciones marítimas por las costas del Golfo de California y el océano Pacífico.

Los que lo hicieron por el Pacífico, Juan Rodríguez Cabrillo, Bartolomé Ferrer, Juan Pérez y Juan Francisco de la Bodega y Quadra, llegaron más allá de lo que hoy es la ciudad de San Francisco, levantando planos de las bahías y de las islas, poniéndole nombres y haciendo contacto con los indios de esa región.

Pero esos descubrimientos le permitieron al visitador José de Gálvez organizar una expedición terrestre a esa región con el fin de iniciar su colonización. Fue en los años de 1769 y 1770 cuando dos barcos, el San Carlos y el San Antonio llegaron a ocupar los puertos de San Diego y Monterrey.

Y por tierra, atravesando toda la península, dos expediciones al mando del gobernador Gaspar de Portolá acompañado del fraile franciscano Junípero Serra. Con el paso de los años, las autoridades civiles y las religiosas fundaron presidios, pueblos y misiones a lo largo y ancho de esa región. Así se fundaron poblaciones como San Diego, Los Ángeles, Sacramento, Santa Clara, Monterrey y San Francisco.

En toda esa época las Californias —la alta y la baja— estuvieron bajo el control de gobernadores, pero en la alta el último que fungió como tal hasta el año de 1846 fue Pío de Jesús Pico. Después, con motivo de la intervención norteamericana a nuestro país en los años de 1846 a 1848, la Alta California quedó en poder de los Estados Unidos y ahí comienza su propia historia.

Y ahora desea convertirse en un país independiente. Al menos es una amenaza que enfrenta al nuevo gobierno, agobiado de por sí por otros problemas como son los casos de los inmigrantes y las relaciones económicas con nuestro país.

Marzo 09 de 2017.

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