lunes, 26 de febrero de 2018

Los años no pasan… en balde

Guardo un lejano recuerdo de los años que fui director de la escuela primaria Benito Juárez de la colonia Los Olivos de esta ciudad de La Paz. Un recuerdo que de pronto se hizo presente por causa de un grupo de exalumnos egresados de esa institución en los años sesenta quienes, con mucho entusiasmo, están organizando una ceremonia en la que se recordarán los años que estudiaron en esa institución, conocida como la generación 1962-1968 y a los maestros que les impartieron clases en los diversos grados de su aprendizaje.

Será un acto conmemorativo sencillo pero lleno de significación por el solo hecho de reconocer, después de 50 años, a una escuela y sus mentores que forjaron una parte esencial de su educación, misma que posteriormente les fue útil para continuar sus estudios en escuelas superiores donde algunos llegaron a ser profesionistas.

La escuela Benito Juárez fue de las que se fundaron en el período de gobierno del general Agustín Olachea Avilés en los años cincuenta del siglo pasado, con el fin de atender a la población infantil de esa zona de la ciudad cuya población iba en aumento. Se cree, la SEP deber tener el dato preciso, que la maestra fundadora de esa escuela fue la profesora Leticia Peláez Sánchez, quien atendía a los alumnos de primero, segundo y tercer año.

Con el paso del tiempo, el plantel aumentó su personal y se construyó el edificio con seis aulas y la dirección. Cuando me hice cargo de la escuela, en 1965, los maestros de grupo fueron Rosario Núñez, Rosaura Estrada, Adolfina Olivares, María Elena Calderón, Humberto Fong y Rodolfo Valle Núñez. Después, con el aumento de alumnos, se sumaron otros más como Gilberto Ibarra Rivera, Jesús Antonio Cota Osuna, José Salgado Pedrín, Miguel Murrieta Luna, José Frausto Ávila, Socorro Savín, Egriselda Higuera y Franco Domínguez Verduzco.

Esos años de mi estancia en la escuela Benito Juárez fueron de mucha actividad. Con el respaldo de los padres de familia —Lupita Castillo, Juan Ignacio Martínez y Ricardo Lieras, entre otros— se logró que el CAPFCE construyera dos aulas más; que la escuela adquiriera prestigio como una de las mejores de la ciudad por la calidad de su personal docente; que obtuviera primeros lugares en las tablas gimnásticas en los desfiles cívicos, que su grupo de poesía coral triunfador en certámenes, se presentara ante el gobernador Hugo Cervantes del Rio para declamar la poesía “Calafia” de Fernando Jordán.

Pero para mí lo más importante: fue en esos años, cuando me inicié como escritor de temas históricos, con la publicación de tres folletos dedicados a la vida y la obra de don Benito Juárez, uno de ellos titulado “Benito Juárez, el educador” que fue prologado por el entonces director federal de educación, Rafael Hernández García. Dos años antes, en 1970, escribí la “Geografía del Territorio de la Baja California” un texto para los alumnos de tercer año de primaria.

Traigo estos recuerdos ahora que ese grupo de exalumnos recrea su estancia en esa institución educativa. Son un poco más de 15 las que harán acto de presencia en esa conmemoración, entre ellas —mis disculpas por no mencionarlas a todos— Reyes Guadalupe y Rafaela Lieras Castro, Consuelo Sepúlveda Quiroz, Carmen Sepúlveda Arriola y Alfonso Arce Castro.

Cuando el próximo 21 de marzo, natalicio de Benito Juárez, se lleve a cabo ese emotivo acto, al presenciar ese grupo de exalumnos, traslaparé la imagen de unos niños con la luz de la inocencia y la alegría recorriendo los pasillos de esa escuela a la vez que aprovechaban la enseñanza de sus maestros: un recuerdo imperecedero.

Febrero 26 de 2018.

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