En una crónica pasada comenté la compra del libro “La guerra civil española” de Antony Beevor. Lo que omití es que esa obra tiene 985 páginas en las que se incluyen numerosas fotografías alusivas. Cómo se comprenderá tiene que leerse poco a poco a fin de enterarse de su contenido.
Siempre es interesante conocer la historia de otros países, en particular la de España, por todo lo que significa en el devenir de nuestro país, desde la época colonial hasta nuestros días. Los descubrimientos, exploraciones y conquistas, la influencia del catolicismo a través de los misioneros, la implantación de una cultura diferente a la nuestra y, desde luego, una nueva raza con el mestizaje originado entre españoles y mexicanos.
Además, un aspecto un tanto personal. Haber conocido a intelectuales españoles en el destierro tras la desaparición de la república en 1939 que llegaron a México en busca de paz y de trabajo. Muchos de ellos se ocuparon como catedráticos en escuelas secundarias y preparatorias.
Durante mis estudios de primero y segundo año de prevocacional dos de mis maestros fueron Laureano Sánchez Gallegos y Miguel Bargalló. En el tercero y el profesional de mi carrera como profesor me dieron clases los hermanos Manuel y José Torre Iglesias. Como recuerdo del primero guardo un libro escrito por él que sirvió como texto en la Escuela Normal Superior de Tepic, Nayarit, en los cursos de Lengua y Literatura Españolas.
Cuando desapareció la república española que causó miles de muertes, el general Francisco Franco se apoderó del gobierno y se convirtió en dictador durante casi cuatro décadas. Al término de la guerra ordenó el encarcelamiento y ejecución de todos los que se pusieron del lado de la república. Fue por eso de la huida de muchos de ellos.
En 1969 nombró a Juan Carlos, un miembro de la realeza como su sucesor en la creencia de que seguiría la dictadura. Pero se equivocó porque a su muerte, Carlos resultó un reformista, reformó la Constitución para acceder a un sistema democrático con elecciones de por medio.
El libro de Beever comienza así: “Sobre un camino sin asfaltar, justo en el repecho de la cuesta, uno de los mejores automóviles que hay en España se ha calado. Un hombre empuña con fuerza el volante, es joven y mal parecido. Lo que destaca en su rostro alargado son una nariz generosa y unas orejas enormes… Es el rey Alfonso XIII. A izquierda y derecha del automóvil, sobre los guardabarros, unos hombres empujan…”.
Diciembre 15 de 2024.