Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 15 de junio de 2022

LA AUDACIA DE LA ESPERANZA

En el mes de noviembre de 1987, Manuel J. Clouthier al asumir la candidatura del PAN para la presidencia de la república, pronunció un discurso y entre otras cosas dijo: “La conquista de la democracia, la justicia y la libertad exige esfuerzo permanente y sacrificios constantes de quienes aman a su patria. Recuperar a México va a exigir de todos nosotros algo más que buenas ideas y espíritu de lucha. La situación en que se encuentra el país nos demanda también audacia”.

Más adelante expresó: “El actual régimen ha quebrado al Estado y empobrecido al pueblo. El grupo que se ha apropiado del gobierno y ha monopolizado el poder, pretende legitimar su hegemonía con expresiones retóricas que traicionan y contradicen aun en el mismo momento de pronunciarlas. Nuestra audacia nos debe llevar a desenmascarar el nuevo engaño”.

Las palabras de Clouthier, independientemente de su vigencia en los años actuales, me hizo recordar el discurso que pronunció Barak Obama en la Convención Demócrata que tuvo lugar en la ciudad de Chicago, discurso que le aseguró la nominación como candidato de ese partido a la presidencia de los Estados Unidos.

Fue en el año de 2004, cuando ante miles de simpatizantes, alzó su voz para decirle a todos los ciudadanos norteamericanos que sin importar sus ideologías ni inclinaciones políticas y pese a las adversidades y enfrentamientos sufridos en el pasado, algo los había impulsado siempre a seguir hacia adelante, a no desfallecer. A estos impulsos Barak le llamó: “La audacia de la esperanza”.

“Será necesario —enfatizó— que comprendamos como hemos llegado a la situación actual, como nos hemos convertido en una tierra de facciones enfrentadas y odios tribales. Y tenemos que esforzarnos para recordar lo mucho que tenemos en común, a pesar de todas nuestras diferencias: tenemos esperanzas comunes, sueños comunes y nos une un vínculo indestructible”.

Tanto Clouthier como Barak Obama sustentan el criterio de la unidad nacional como sustento de un bienestar social, económico y político de todos los mexicanos. Pero también, por la existencia de un partido avasallador y una maquinaria de poder que acapara todos los recursos de la administración pública. Ante ello, queda la audacia de la esperanza, una fuerza capaz de lograr el cambio.

Hoy más que nunca debemos participar si deseamos que nuestro país no detenga su marcha hacia mejores destinos de desarrollo en todos los órdenes. Necesitamos mantenernos informados de las transformaciones que ocurren en México que benefician o afectan negativamente su avance a mejores niveles de vida. Conocer la realidad nos ayudará a valorar en qué medida el poder gubernamental está a favor o no del pueblo de nuestro país.

Hoy la gente vive en la incertidumbre porque por una parte el gobierno declara la buena marcha de su administración y por la otra, opiniones de expertos y analistas, difieren y afirman que sus malas decisiones en lo económico y en lo social, incluso en lo político, están orillando a México a un peligroso retroceso.

Y para confirmarlo, exponen la crisis económica que originó fenómenos de la inflación, afectando a las clases más desprotegidas de la población. De la inseguridad social y el aumento de víctimas a manos del crimen organizado y de los feminicidios; de la falta de medicamentos y del aumento de la pobreza a pesar de los apoyos económicos a las personas de la tercera edad; de la desaparición de las escuelas de tiempo completo y las estancias infantiles.

Lo anterior y mucho más debe conocerlo la mayoría de la población, pero no con el ánimo de renegar de ello, sino más para estar en condiciones de contribuir a su solución a través de opiniones positivas y deseos de participación.

Lo peor es ignorar la situación en que se encuentra nuestro país y confiar en la palabra de nuestros dirigentes. Cuando se obra por fanatismo y se confía en falsos profetas, estamos minando la unidad del pueblo y sólo queda, como lo dije en una crónica anterior, una casa dividida.

Y eso es lo peor que nos puede pasar. Cuando con buena voluntad y deseos de hacer bien las cosas, todos los que amamos a México nos coloquemos a la vanguardia de los que creen en nuestro país, habremos de hacer de nuestra lucha “La audacia de la esperanza. 

Junio 15 de 2022.

COSAS DE LA EDAD

Jorge Luis Borges, el gran escritor argentino, escribió un hermoso poema al que tituló “Instantes”. En él describe lo que fue y lo que trataría de ser si pudiera tener otra vida. El principio y fin de ese poema dice así:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida
En la próxima trataría de cometer más errores,
No trataría ser más perfecto.
Sería más tonto de lo que he sido.
Si pudiera volver a vivir,
Pero tengo 85 años y me estoy muriendo.

Por supuesto, ese fue un poema, uno más, que escribió en el transcurso de su vida. Y no se murió a la edad que dice el poema, sino que falleció dos años después, a los 87 años, pero queda el recuerdo de su vida, alejada de la vanidad y los oropeles.

A Jorge Luis Borges lo recordé con motivo de las declaraciones de Porfirio Muñoz Ledo, quien acusó al presidente López Obrador de estar coludido con el narco. Lo anterior fue causa para que el presidente lo desmintiera achacando su aseveración como “cosas de la edad”.

En las redes sociales y en los comentarios políticos se criticó la opinión emitida por López Obrador tanto por desconocer la capacidad intelectual y política de Muñoz Ledo, como dudar de su reconocida inteligencia resultado de un cerebro en perfectas condiciones.

El presidente se llevó entre las patas a otros personajes de la vida política, los que siempre han manifestado desacuerdo de las decisiones equivocadas del primer mandatario. Pero, además, ha tocado las fibras sensibles de científicos, investigadores, escritores, artistas, todos los que han sobrevivido y aún ofrecen su concurso al desarrollo social y cultural de México.

Científicos como Matos Moctezuma, recientemente laureado en España; artistas como Silvia Pinal, escritoras como Elena Poniatowska, políticos como Francisco Labastida Ochoa, Ifigenia Navarrete, Cuauhtémoc Cárdenas; periodistas como Joaquín López Dóriga y José Cárdenas.

Y esto por referirnos solo a los mexicanos, porque a nivel internacional es común la presencia de mandatarios que son mayores de edad y a quienes la sociedad los cataloga como sus mejores líderes. Y aunque algunos no han cumplido 80 años como Muñoz Ledo, están como se dice “al pie del cañón”, dirigiendo con eficacia y responsabilidad los destinos de sus respectivos países.

Ejemplos hay muchos. Joe Biden de los Estados Unidos, Shimon Perez de Israel, Giorgio Napolitano de Italia, Roberto Mugabe de Zimbabue. Y como olvidar a la reina Isabel de Inglaterra quien, aunque no gobierna directamente, las decisiones políticas deben ser autorizadas por ella.

En la obra “La República” del filósofo Platón, se refiere a las personas mayores de edad y afirma que es la etapa en la que el ser humano alcanza las más óptimas virtudes humanas, tales como la prudencia, la sagacidad, la discreción y el buen juicio. La vejez, según Platón, tiene sus ventajas, pues con el decaimiento del cuerpo y con él sus capacidades y placeres, la reflexión se facilita y es más sencillo lograr una actitud contemplativa lo cual, contrario a ser considerado como un mal, es considerado un bien.

En un ensayo sobre la vejez escrito por Miguel Camilo Pineda de la universidad de Bogotá, Colombia, se pregunta si realmente la vejez es buena o mala. Y se responde: “En primer lugar entre los males de la vejez es ejercitarse en la reflexión y en tomar una actitud de apertura y no de rechazo ante las inevitables situaciones que trae la naturaleza, para que estos azares de la vida no perturben la felicidad propia.

Una actitud de apertura y no de rechazo que deben tomar en cuenta todos los que, de alguna manera, están sujetos a las críticas de las mujeres y hombres en su mayoría de edad. Lo peor es los denuestos y burlas con que se pretende minimizar las declaraciones basadas en la experiencia que dan los años, en especial si esas experiencias llevan la sana intención de remediar los males ocasionados por un falso comportamiento tanto en lo político, en lo económico, en lo educativo, en la salud y en la seguridad de la población.

La vejez, tal como se reconoce en las tradiciones de nuestros pueblos aborígenes, es la voz de la sabiduría y como tal debemos respetarla y no desconocerla. 

Junio 08 de 2022.

miércoles, 1 de junio de 2022

OTRA CALAMIDAD: LA VIRUELA DEL MONO

Por si no fuera suficiente para los males que aquejan a la humanidad, ahora, además de la pandemia del Covid-19 que no acaba de erradicarse, aparece otra enfermedad llamada “viruela del mono” originada en un país africano y que se ha propagada en varias naciones de Europa. Los contagios han causado alarma en las instituciones de salud, por lo que se recomienda medidas sanitarias a fin de evitar su propagación.

Aunque este padecimiento no tiene consecuencias graves y las personas infectadas se alivian en unos cuantos días, el solo hecho de padecerlo causa inquietud debido a que en el pasado la epidemia de la viruela negra fue mortal dejando millones de muertos en todo el mundo. En América, a raíz de su descubrimiento y conquista, los grupos indígenas fueron contagiados de ese mal, sobre todo en nuestro país con la presencia de los contingentes españoles.

La península de la Baja California no fue la excepción. Los misioneros jesuitas que llegaron en 1697 y permanecieron durante 70 años en la región, dieron fe de los estragos causados por la viruela entre los neófitos radicados en las misiones, a tal grado que a juicio de algunos cronistas esa fue la causa —junto con otras enfermedades— de la desaparición de esos antiguos habitantes de la península.

Los indios californianos debido a su aislamiento habían evitado ciertos padecimientos que después fueron portadores soldados y marineros que llegaron a California en el siglo XVIII. Enfermedades como la viruela, el sarampión, la sífilis y la tifoidea causaron la muerte de innumerables californios. En los años de 1709 y 1710 se presentó un grave padecimiento de la viruela la que según el padre Miguel Venegas “acabó con casi todos los párvulos y muchos adultos de las misiones”.

Relata Ignacio del Río que “los organismos de los indios se encontraban totalmente desprovistos de defensas contra estas enfermedades que no causaban mayores efectos entre la población forastera, pero que, en cambio, entre los naturales californios resultaban siempre de fatales consecuencias. Baegert refiere que en 1763 un español que había estado enfermo de viruela regaló a un indio un pedazo de paño, lo que fue suficiente para que en un plazo de tres meses contrajeran la enfermedad y murieran más de cien californios en una sola misión”.

La viruela que diezmó la población indígena también hizo acto de presencia en los primeros años del siglo XIX en la península californiana. En los años de 1805 y 1806, la enfermedad fue un problema serio para el gobernador Felipe de Goicochea, por lo que solicitó al virrey don José de Iturrigaray la presencia de un cirujano médico que lo fue don José Francisco Araujo, quien al llegar a Loreto y darse cuenta del peligro de los contagios le pidió al gobernante que solicitara al virrey le enviara el pus de la vacuna a fin de aplicarla a los enfermos.

Con el remedio a la mano Araujo atendió a los enfermos por lo que bajó el número de contagiados. También en el año de 1844 la viruela se presentó en la península tal como lo refiere Manuel Clemente Rojo. Dice que el gobernante mandó traer la vacuna de Mazatlán y decidió ponerla él mismo a los enfermos pero “comenzaron a notar que a todos aquellos a quienes vacunaban les daban las viruelas malignas y no escapaba ninguno… con esto se retrajo la gente de ir a vacunarse y entonces el jefe político hacia que se los llevaran a la fuerza, los vacunaba y los despachaba a morir…”.

“El modo que tenía de administrar la vacuna era insertar, en una aguja gruesa, una mecha de algodón que humedecían en el pus y luego, como quien cose un lienzo, pasaban esta aguja entre cuero y carne del vacunado, cortaban el pabilo dejándole la mecha adentro, y a los pocos días alma a la eternidad”.

Clemente Rojo termina diciendo que el resultado fue que cuando comenzó la operación de la vacuna había en el puerto de La Paz más de 600 almas. Después no quedaron arriba de doscientas. Desde luego eso fue en el pasado. En la actualidad el método de vacunación contra las diferentes enfermedades evita su propagación protegiendo a la población en general, sin temores por su aplicación. 

Mayo 25 de 2022.