En el mes de noviembre de 1987, Manuel J. Clouthier al asumir la candidatura del PAN para la presidencia de la república, pronunció un discurso y entre otras cosas dijo: “La conquista de la democracia, la justicia y la libertad exige esfuerzo permanente y sacrificios constantes de quienes aman a su patria. Recuperar a México va a exigir de todos nosotros algo más que buenas ideas y espíritu de lucha. La situación en que se encuentra el país nos demanda también audacia”.
Más adelante expresó: “El actual régimen ha quebrado al Estado y empobrecido al pueblo. El grupo que se ha apropiado del gobierno y ha monopolizado el poder, pretende legitimar su hegemonía con expresiones retóricas que traicionan y contradicen aun en el mismo momento de pronunciarlas. Nuestra audacia nos debe llevar a desenmascarar el nuevo engaño”.
Las palabras de Clouthier, independientemente de su vigencia en los años actuales, me hizo recordar el discurso que pronunció Barak Obama en la Convención Demócrata que tuvo lugar en la ciudad de Chicago, discurso que le aseguró la nominación como candidato de ese partido a la presidencia de los Estados Unidos.
Fue en el año de 2004, cuando ante miles de simpatizantes, alzó su voz para decirle a todos los ciudadanos norteamericanos que sin importar sus ideologías ni inclinaciones políticas y pese a las adversidades y enfrentamientos sufridos en el pasado, algo los había impulsado siempre a seguir hacia adelante, a no desfallecer. A estos impulsos Barak le llamó: “La audacia de la esperanza”.
“Será necesario —enfatizó— que comprendamos como hemos llegado a la situación actual, como nos hemos convertido en una tierra de facciones enfrentadas y odios tribales. Y tenemos que esforzarnos para recordar lo mucho que tenemos en común, a pesar de todas nuestras diferencias: tenemos esperanzas comunes, sueños comunes y nos une un vínculo indestructible”.
Tanto Clouthier como Barak Obama sustentan el criterio de la unidad nacional como sustento de un bienestar social, económico y político de todos los mexicanos. Pero también, por la existencia de un partido avasallador y una maquinaria de poder que acapara todos los recursos de la administración pública. Ante ello, queda la audacia de la esperanza, una fuerza capaz de lograr el cambio.
Hoy más que nunca debemos participar si deseamos que nuestro país no detenga su marcha hacia mejores destinos de desarrollo en todos los órdenes. Necesitamos mantenernos informados de las transformaciones que ocurren en México que benefician o afectan negativamente su avance a mejores niveles de vida. Conocer la realidad nos ayudará a valorar en qué medida el poder gubernamental está a favor o no del pueblo de nuestro país.
Hoy la gente vive en la incertidumbre porque por una parte el gobierno declara la buena marcha de su administración y por la otra, opiniones de expertos y analistas, difieren y afirman que sus malas decisiones en lo económico y en lo social, incluso en lo político, están orillando a México a un peligroso retroceso.
Y para confirmarlo, exponen la crisis económica que originó fenómenos de la inflación, afectando a las clases más desprotegidas de la población. De la inseguridad social y el aumento de víctimas a manos del crimen organizado y de los feminicidios; de la falta de medicamentos y del aumento de la pobreza a pesar de los apoyos económicos a las personas de la tercera edad; de la desaparición de las escuelas de tiempo completo y las estancias infantiles.
Lo anterior y mucho más debe conocerlo la mayoría de la población, pero no con el ánimo de renegar de ello, sino más para estar en condiciones de contribuir a su solución a través de opiniones positivas y deseos de participación.
Lo peor es ignorar la situación en que se encuentra nuestro país y confiar en la palabra de nuestros dirigentes. Cuando se obra por fanatismo y se confía en falsos profetas, estamos minando la unidad del pueblo y sólo queda, como lo dije en una crónica anterior, una casa dividida.
Y eso es lo peor que nos puede pasar. Cuando con buena voluntad y deseos de hacer bien las cosas, todos los que amamos a México nos coloquemos a la vanguardia de los que creen en nuestro país, habremos de hacer de nuestra lucha “La audacia de la esperanza.
Junio 15 de 2022.
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