Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 27 de abril de 2022

LA CASA DIVIDIDA

Nuestro país atraviesa por una difícil etapa de polarización política que está afectando seriamente las condiciones económicas y sociales de la población, sin que haya atisbos de soluciones a corto plazo, no, mientras desde la cúpula del poder gubernamental se continúe con esta polarización.

El “divide y vencerás”, la sentencia de Julio César, ha sido el camino utilizado tanto por el presidente López Obrador como por su partido, amparados por lo que ellos llaman la Cuarta Transformación, movimiento político empeñado en dejar atrás lo realizado por gobiernos democráticos y sustituirlo por otro más afín a sus intenciones de conservar el poder.

En lo que va del actual gobierno las muestras de esa polarización está a la vista de todos, descartando los que cierran los ojos ante las evidencias, bien porque les gana el fanatismo o la conveniencia de no perder las ubres del presupuesto. Y son todos ellos los que sin medir los alcances de esta desintegración de la sociedad mexicana están llevando a México a una incertidumbre sobre lo que le espera en el futuro.

Todo empezó cuando se criticó a las pasadas administraciones de corruptas y la impunidad que rodeaba a todos los que cometían abusos en deterioro de la economía nacional. Después, identificando como opositores a conservadores y neoliberales a periodistas, políticos de partidos de oposición, incluso a empresarios por no sujetarse a las nuevas formas de gobernar.

Poco a poco ha ido aumentando la polarización de la sociedad, con el grave peligro de que afloren resentimientos de unos contra otros, de los pobres contra los ricos, de los demócratas contra los autócratas, de un pueblo en comunión de ideales a otro, sujeto a los intentos maquiavélicos de un supremo poder desconociendo la ley e incluso burlándose de ella.

En la tercera década del siglo XIX, Alexis de Tocqueville refiriéndose a los Estados Unidos comentó que los principios de igualdad y soberanía popular eran decisivos para los pueblos de América. Asimismo advertía que lo anterior “conllevaba muchos peligros inherentes, en particular las amenazas de la tiranía de las mayorías, la violencia partidista y la mediocridad de la vida política”.

En 1858, Estados Unidos se enfrentaba al grave problema de la esclavitud y los deseos de emancipación de las gentes de origen africano quienes residían en los estados del sur del país. A unos años de la Guerra de Secesión, Abraham Lincoln, aspirante al senado, pronunció un discurso que caló muy hondo en las conciencias de los norteamericanos. El pasaje más conocido de ese discurso es el siguiente: “Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse. Creo que este gobierno no puede soportar, de forma permanente, la mitad esclavo y la mitad libre. No espero que la Unión se disuelva. No espero que la casa caiga. Espero que deje de estar dividida…”.

Vale recordar las palabras de Lincoln ahora que la rivalidad política entre los mexicanos está llevando al país al caos. No es posible aceptar que la libertad de opinar o de rehusarse a aprobar una iniciativa de ley como fue el caso de la rechazada reforma eléctrica, sea causa de repudio a los partidos opositores y más aún que tanto el presidente de la república, Morena y sus diputados y senadores en el Congreso de la Unión los cataloguen como traidores a la Patria.

Vamos mal por ese camino, porque es el camino de la desintegración de la sociedad dividida entre buenos y malos. Porque al hacerlo genera rencores difíciles de remediar y lo peor, originan menosprecios a los que piensan distinto y los cubren de insultos avalados desde el poder como tacharlos de traidores.

Dividir a la población de un país es el recurso empleado por muchos gobernantes para ejercer un gobierno sin trabas, con la intención malsana de eternizarse en el poder, libre de ataduras legales y mandando al diablo las instituciones.

Ece Temelkuran en su libro “Cómo perder un país” enumera los siete pasos de la democracia a la dictadura, entre ellos crear un movimiento, eliminar la vergüenza en el mundo de la posverdad, desmantela los mecanismos judiciales y políticos, diseña su propio ciudadano, construye su propio país. ¿No es lo mismo que está haciendo el presidente López Obrador? 
Abril 27 de 2022.

miércoles, 20 de abril de 2022

LA POSVERDAD COMO CONTROL POLÍTICO

El filósofo Lee McIntyre ha ocupado 20 años de su tiempo para hablar del negacionismo científico. Y se pregunta qué es lo que lleva a la gente a negar cuestiones basadas en los hechos como si la evolución es cierta o el mundo es redondo.

El negacionismo —dice— es el desprecio consciente de la evidencia factual por parte de grupos o individuos motivados ideológicamente. Y de ello resulta que la posverdad ha seguido el modelo de la negación científica, pero es mucho más peligrosa.

Pero, ¿qué es la posverdad? Lee responde que “la posverdad es la subordinación política de la realidad. Es lo que sucede cuando a un político no le interesa que un hecho sea cierto, por lo que decide afirmar que simplemente no lo es”.

Y continúa diciendo “No es sólo una negación, sino que puede conducir a una especie de fascismo. Si este tipo de declaraciones son hechas por líderes políticos pueden conducir a un gobierno autoritario. Y para conseguir lo anterior se apoyan en los medios masivos de comunicación, en especial las redes sociales”.

En la actualidad las mentiras y la propaganda se difunden a millones de personas y de eso se valen los políticos para afianzar su poder basado en posverdades. Negar lo evidente se ha convertido en un grave problema y el mejor ejemplo es la ciencia.

Se ha hecho costumbre que las personas nieguen la realidad del cambio climático causado por la actividad humana, rechazan la eficacia de las vacunas, de la evolución por selección natural, de que el hombre haya llegado a la luna. En todos los casos, el hecho de negar la evidencia no es otra cosa que una postura ideológica. Y lo peor, existe mucha gente que lo cree a pie juntillas.

Son muchos los líderes que se valen de la posverdad a fin de lograr sus fines de control político. Un caso particular es el del expresidente de los Estados Unidos Donald Trump, quien durante su mandato dijo 30,573 mentiras, falsedades y medias mentiras. Casi 500 veces repitió que había construido la economía más poderosa del mundo, que el cambio climático era una farsa, que las vacunas producían autismo, que los molinos de energía eólica producían cáncer, que lo demócratas y otros conspiradores le robaron la reelección. En fin…

Ignorar el sentido de la realidad conduce al autoengaño y a la larga o a corto plazo provoca frustración cuando se conoce la verdad. Lo cierto es que la negación de datos falsos y la emisión de informaciones alternas son cosas comunes en la sociedad contemporánea. Son recursos para conservar el poder.

Pero la posverdad lleva en sí misma otras secuelas como bien lo dice Diego Fonseca, “Un gobernante gobierna para todos, pero el adicto a la posverdad lo hace a favor de su tribu y los demás que se acomoden; divide para reinar, banaliza la conversación pública; si los otros lo cuestionan, no une ni calma, incendia”.

Ellos, los alentadores de la posverdad se creen redentores políticos, por eso no pueden perder, porque si pierden desaparece el mundo que los rodea. Su lucha permanente es alcanzar el poder y en nombre del pueblo ambicionan todo, sin trabas ni oposiciones. Y al final buscan perpetuarse.

Algo parecido está sucediendo en nuestro país, La posverdad está obnubilando a la sociedad mexicana. Es un fenómeno político que encamina a gran parte de la población a su propia destrucción. Bien lo dice el periodista Ricardo Rapahel: “La posverdad es una realidad alternativa, un universo paralelo tejido con ingenio a partir de mentiras o medias verdades, que permite a una gran mayoría vivir en la inconsciencia a propósito de temas que debieran ser tomados con seriedad”

Abril 20 de 2022.

viernes, 15 de abril de 2022

MÉXICO, UN PAÍS DE LEYES

Mucho se ha hablado en estos días de la violación a las leyes que nos rigen debido a la consulta nacional de la revocación de mandato del presidente de la república. Y se ha hecho viral la frase emitida por el presidente “A mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”.

Lo anterior ha sido causa de que juristas, exmagistrados y expertos en la ciencia política, hayan salido en defensa de los principios constitucionales, y de las luchas que a través de su vida independiente ha tenido que enfrentar nuestro país para darse un régimen jurídico más acorde con las aspiraciones del pueblo mexicano.

Una Constitución lo es en la medida en que nosotros la interpretemos de la mejor manera y que por su trascendental significado busquemos sus raíces en el pasado de nuestro país para ponderar su importancia en el desarrollo político, económico, social y cultural de México.

Ya lo dijo Jorge Sayeg Helú en su libro “El constitucionalismo social mexicano” que México ha sido y seguirá siendo fiel a su propia historia y en la actualidad mantiene principios que se acuñaron desde muy antiguo en la tradición política, pero que conserva la frescura y la vigencia de nuestra hora.

El movimiento de independencia iniciado en 1810 por Hidalgo, Allende, Jiménez y otros insurgentes dieron origen a la Constitución de Apatzingán promulgada el 22 de octubre de 1814, año que Morelos encabezaba la rebelión contra el gobierno español. Nombrado Primer Jefe del Ejército y depositario del Poder Ejecutivo, Morelos desechó el cargo de Alteza y se hizo nombrar tan sólo Siervo de la Nación.

Con el logro de la independencia de México en 1821, se integró un nuevo Congreso que dio origen a la Constitución de 1824. En ella se incluyen los tres poderes, el legislativo, ejecutivo y judicial y se divide políticamente el país en estados y territorios, siendo dos de ellos la Baja y la Alta California.

En los años siguientes hasta 1857, un historiador les llamó como la etapa de la anarquía, pues hubo cambios frecuentes de presidentes de la república sin que se tomara en cuenta la Constitución y sus leyes respectivas, sino más bien por acomodos políticos entre partidos liberales y conservadores. Así, ocuparon la presidencia Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Valentín Gómez Farías, Antonio López de Santa Ana (6 veces).

En ese largo periodo México tuvo que sortear diversos enfrentamientos que atentaban contra su soberanía y libertad, como fue el caso de la pérdida de Tejas y la intervención norteamericana en los años de 1846 a 1848 en la que nuestro país perdió más de la mitad de su territorio, pues Estados Unidos se apropió de la Alta California, Nuevo México y Arizona.

En 1857, después de un periodo de inestabilidad política, durante el gobierno del general Ignacio Comonfort se promulgó una nueva Constitución federal, democrática y representativa. Pero la oposición representada por el partido conservador la desconoció y nombró, ante la renuncia de Comonfort al general Félix Zuloaga como su sucesor.

Fue por ello que a don Benito Juárez, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, le correspondió por derecho ocupar el cargo de presidente de la república. Pero al hacerlo, dio origen a lo que se llama en la historia la Guerra de Reforma que causó la muerte de muchos mexicanos de las filas liberales y conservadoras.

Después vinieron la intervención francesa con el emperador Maximiliano de Habsburgo y la dictadura del general Porfirio Díaz hasta el año de 1910, cuando se inició la Revolución Mexicana acaudillada por Madero con el lema de “Sufragio Efectivo, No Reelección.

Los avances democráticos de esa etapa fueron entorpecidos con el golpe de estado del general Victoriano Huerta y de los hechos de armas que hicieron posible la vuelta a la legalidad, pero ahora con la promulgación de la Constitución de 1917 que mantiene vigente el principio de Sufragio Efectivo, no Reelección.

Son ya muchos años en que el pueblo de México se rige por las leyes constitucionales. Le ha costado sacrificios, incluso derramamientos de sangre defendiendo el respeto a la ley y al derecho de vivir en paz y en libertad. No se puede gobernar sin el amparo de la ley, porque al no hacerlo se corre el peligro de la anarquía que es un paso para la tiranía o la dictadura.

Abril 13 de 2020.