Al menos en mi caso. Tengo por costumbre, cuando leo el libro que voy a presentar, enterarme muy bien de su contenido y relacionarlo con otros anteriormente escritos que tienen ciertas semejanzas con los temas que tratan. Y esto, por supuesto, me hace meterme en honduras y dedicarle más tiempo a preparar lo que voy a decir en la presentación.
Esto es lo que me pasó cuando me invitaron a comentar el volumen de las obras del doctor Celestino Núñez Mata en un evento a efectuarse el 13 del presente mes de octubre en la Alianza Francesa. Oportunamente tuve en mis manos un ejemplar de esa obra, obsequiada por el autor y créanme, su contenido me pareció muy interesante.
De momento pensé en la corriente literaria originada en el siglo pasado conocida como realismo mágico, atribuida a escritores como Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Juan Rulfo y otros de origen latinoamericano. Si, y también a otros que siendo doctores, incursionaron en las letras para solazarnos con sus novelas y cuentos, como Somerset Mahugam, Axel Munthe y Archibald J. Cronin.
Y recordé que hace dos meses asistimos a la presentación del libro del doctor Alejandro Gallo Castro titulado “Más allá del mar y otros cuentos”• en donde los presentadores hicieron mención de los médicos sudcalifornianos que han combinado su profesión con el gusto por la literatura, entre ellos Alejandro Magallón Cosío y Francisco Javier Carballo.
Para convencerme de que el doctor Celestino efectivamente echó mano del realismo mágico consulté —releí mejor dicho— los libros Cien años de soledad de García Márquez, Pedro Páramo de Rulfo y El reino de este mundo de Carpentier. Como dice el dicho los desempolvé y pasé horas agradables leyéndolos. Pero no fue todo.
Me acordé que Axel Munthe tiene una novela—muchos dicen que es una autobiografía—que describe su vida y los años que pasó en un castillo construido por él en un monte cercano a la isla de Capri. Al leerlo comprendí un poco más de las vivencias que animan a esta clase de escritores, sobre todo porque Munthe era psiquiatra.
Pero cuando perdí verdaderamente el tiempo fue cuando leí el relato del doctor Núñez Mata al que llamó “Sinfonía de amor para Adán y Eva”, porque resulta que ahí narra su noviazgo con una novicia y su posterior matrimonio no sin antes pasar por etapas de incertidumbre, desesperación y resignación al no lograr sus propósitos. Una novicia—me dije—y recordé de inmediato al escritor José Zorrilla con su Juan Tenorio, al mismo Munthel y a nuestro paisano Omar Castro con su libro “La cicuta, el veneno de la pasión”.
Desde luego, volví a recrearme con el famoso galán y su apuesta para robarse una novicia lo que logra esa misma noche. Ante el azoro de doña Inés, don Juan le declama el verso inmortal que ha llegado hasta nosotros: “Inés del alma mía, no es verdad que en esta apartada orilla más bella la luna brilla y se respira mejor. No es verdad ángel de amor…”.
Y me quedaba pendiente leer el libro de Omar Castro, porque no lo tenía en mi modesta biblioteca. Así que le pedí me lo hiciera llegar. Hasta eso que fue muy atento y al día siguiente me lo obsequió debidamente dedicado. Parte del libro trata de un seminarista enamorado de una novicia y las estratagemas de que se vale para conquistarla. Y no digo más porque para enterarse de estos amores hay que adquirir un ejemplar. Publicidad aparte.
Ya faltan dos días para la presentación y tengo que escribir algo sobre ella. Lo haré con gusto dado que los textos del doctor Celestino van más allá de lo meramente regional, trascienden a lo universal.
Octubre 11 de 2016.
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