El día domingo por la tarde,
acompañé al grupo de jóvenes artistas que llegaron a nuestra ciudad en un
recorrido por las calles del centro histórico, en las que pintaron en las bardas
una serie de murales relacionados con la historia, las costumbres y la vida
cotidiana de los habitantes de La Paz.
Fue un recorrido que se inició
en la esquina de las calles 5 de Mayo y Altamirano —ahí se encuentra un mural— hasta
llegar a la pequeña calle que va a dar al muelle fiscal. Niños, jóvenes y
adultos acompañaron en todo el recorrido a los pintores, escuchando las
explicaciones referentes a cada mural por los autores de los mismos.
Gracias a los murales el centro
histórico presenta una mejor fisonomía. Y aunque siempre ha existido el
compromiso de las autoridades y de la iniciativa privada de remodelar esa parte
importante de la ciudad, lo cierto es que los años pasan y el deterioro de los
edificios vacíos ofrecen un panorama desalentador para los propios y extraños
que visitan esa zona.
Existe un proyecto para
remodelar el malecón y parece que dentro de poco tiempo se llevará a cabo.
Pero, al mismo tiempo deberá pensarse como reactivar los negocios de las partes
aledañas que están cerrando por no tener clientela. Y la remodelación de calles
y fachadas no bastan. Es necesario reinventar otra clase de actividades que les permitan sobrevivir.
Cuando estaba en auge la zona
libre en esta región del país, muchas personas venían de otros estados a
proveerse de mercancías extranjeras, para revenderlas. Después, cuando
desapareció y era más fácil adquirirla en sus propios lugares, dejaron de
venir. Y por eso los comercios que se dedicaban a la venta de esos productos
bajaron sus ventas o cerraron. Y solo quedaron los grandes centros comerciales,
como Sears, Ley, Chedraui, Walmart, Sam y Liverpool, que acapararon el 90 % del
comercio. Y si no es el comercio, ¿cuáles son las otras opciones?
En varios centros históricos de
otros estados, están ocupados por oficinas de dependencias oficiales y civiles.
En otros se encuentran casas particulares antiguas o instituciones culturales y
educativas. En el centro del país los centros se engalanan con edificios
coloniales.
En La Paz de los cincuenta del
siglo pasado, las principales calles del centro histórico estaban ocupadas por
casas habitación. En ellas vivían las familias más antiguas, cuyos antepasados
fueron los primeros en llegar a la ciudad a mediados del siglo XIX. Algunos de
ellos, convertidos en comerciantes fundaron La Perla de La Paz, La Torre Eiffel
y las compañías que llevaron los nombres de Cabezud e Hidalgo. Otros como
Gastón J. Vives se dedicaron al comercio de perlas.
Las calles donde vivieron estas
familias fueron la calzada del malecón y las que se conocían como Comercio,
Puerto, Mijares y La Central hoy conocida como 16 de Septiembre. Pero con la bonanza que
originó la zona libre la mayor parte de esas casas se vendieron y las
convirtieron en tiendas de ropa, perfumería extranjera y curiosidades
orientales.
Así es que la disyuntiva para
esos comercios actuales es cerrar o vender las propiedades para convertirlas de
nuevo en casas habitación. Pero que no vaya ser como en el caso del pueblo de
Todos Santos donde muchas casas del centro han sido compradas por extranjeros.
Aunque ahora, con las intenciones de convertir a nuestra ciudad en un polo
turístico, el capital que viene de afuera, nacional o extranjero, es capaz de
ayudar a que nuestro centro histórico y los espacios que ocupa sirvan para dar
seguridad a las familias que vivan en él.
Desde luego debe haber otras
opciones. Pero urge encontrarlas.
Marzo 14 de 2017.