Allá por los años setenta del
siglo pasado, una estimada amiga me obsequió dos libros dado el interés que yo
tenía por la historia. El primero, titulado Hernán Cortés y el segundo con el
nombre de Carlos de Europa. Los autores Carlos Pereyra y D. B. Windham Lewis,
quienes los publicaron en los años de 1946 y 1943, respectivamente.
Como estaban deteriorados un
poco por el tiempo transcurrido los mandé empastar, aunque sus hojas están un
tanto quebradizas de tal forma, que tengo cuidado al leerlos. Como se
comprenderá son dos obras que aprecio mucho y que ocupan un lugar destacado en
mi modesta biblioteca.
Escribo esta crónica el día 3 de
mayo, fecha en que se conmemora la fundación de la ciudad de La Paz atribuida a
Hernán Cortés. Fue en ese día pero de 1535 cuando un grupo de españoles llegó a
la playa que limita la ciudad y con el protocolo correspondiente, bautizaron el
lugar como Puerto y Bahía de Santa Cruz.
Carlos Pereyra relata brevemente
en su libro esta hazaña de Cortés por lo que se tiene que buscar otras fuentes
con más información. En busca de ellas me llegó, de pronto, un libro que me
enviaba Carlos Lazcano desde la ciudad de Ensenada, de su autoría. Con el
título de La Bahía de Santa Cruz, Cortés en California, 1535-1536, Carlos
reúne, ordena y comenta las fuentes documentales que narraron la empresa
histórica. Carlos “engarza la pluralidad de testimonios con una glosa
equilibrada y realista…
En el prólogo, Salvador Bernabeu
Albert, cuando se refiere a la estancia de Cortés en la península, no duda en
afirmar que en esos momentos de su vida es derrotado económica y moralmente. La
nueva Santa Cruz se convierte en una cruz para Cortés. Y es que para el
conquistador el año y medio que permaneció en ese lugar fue una verdadera
tragedia.
Es por eso que leer el libro de
Lazcano nos lleva a conocer, con fuentes de primera mano, los problemas a que
se enfrentaron esos primeros pobladores sobre todo por la falta de provisiones
que originaron enfermedades y muertes, y también el permanente acoso de los
indígenas y el robo de sus propiedades y ganado.
Los indios de esa región jamás
toleraron ni pactaron con los españoles. Aquellos no habían olvidado los abusos
de la tripulación al mando de Fortún Jiménez que trataron de mancillar a sus
mujeres, a pesar de que los habían recibido sin hostilidades. Claro, pagaron
con su vida esa grave ofensa y fue por eso que el nuevo arribo de españoles no
fue de su agrado.
En crónicas anteriores me he
referido a las dificultades que tuvieron para alimentarse. Alejados de la
contracosta fue necesario que las provisiones llegaran por barco, pero éstos
por diversos motivos tardaban mucho tiempo en llegar a Santa Cruz. Y entonces
el hambre se apoderaba de los colonos a tal grado, que tuvieron que comerse los
caballos, pues los otros animales de corral hacía tiempo que habían
desaparecido en sus estómagos.
Murieron muchos en Santa Cruz.
Algunos pudieron embarcarse y llegar a las costas de Sinaloa donde relataron la
gran tragedia que se vivió en el lugar que fundaron. A pesar de todos los
intentos de permanecer en la península, Cortés tuvo que abandonarla, pero dejó
parte de la gente al mando de Francisco de Ulloa quien, después de algunos
meses, tuvo también que retirarse con su contingente.
Pero algo quedó de esa aventura
trágica. Como bien lo dice Carlos Lazcano “Cortés llevó a cabo el primer
intento por colonizar la península, estableciendo la comunidad de Santa Cruz,
la primera que hubo en las Californias y el antecedente más remoto de la actual
ciudad de La Paz. Sin embargo este hecho parece no tomarse en cuenta en tal ciudad…”.
Y sigue diciendo:” En casi todas
las ciudades del mundo se hace un reconocimiento a sus fundadores y pioneros,
sin embargo en el caso de la ciudad de La Paz esto parece no cumplirse. Ahí no
existen ni calles que lleven el nombre de Cortés, ni monumentos levantados a su
memoria, ni siquiera una placa que recuerde sus afanes por establecer aquí una
comunidad hispana…”.
Pero si se recuerda, al menos
cada tres de mayo, cuando se escenifica en el malecón el desembarco de Hernán
Cortés y su recibimiento por los indígenas con su reina Calafia. ¡Qué tal! como
dice un columnista político.
Mayo
03 de 2017.