Ya va
para dos años en que el ayuntamiento de La Paz que preside el licenciado
Armando Martínez Vega, envió una solicitud al gobernador del estado a fin de
que los restos mortales del maestro y poeta Néstor Agúndez Martínez fueran
trasladados a la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.
También
hace ya nueve años —murió el 26 de abril de 2009— la asociación de Escritores
Sudcalifornianos visita su tumba con un ofrenda floral, lleva a cabo una sesión
literaria en su honor en el centro cultural que lleva su nombre y participa en
el programa artístico que se realiza por la tarde del mismo día, en el patio de
la misma institución cultural.
La
solicitud al gobernador fue respaldada por el grupo Reflexión y la asociación
de escritores, habida cuenta de los méritos del maestro Néstor, quien en vida
fue reconocido a nivel local, nacional e
internacional. Independientemente de su calidad como maestro de educación
básica, fue autor de danzas regionales, mismas que hoy forman parte del
folclore sudcaliforniano.
Por
otra parte, Agúndez Martínez es considerado ya como uno de los grandes poetas
de nuestra tierra, al lado de Leopoldo Ramos, Filemón C. Piñeda y José Alberto
Peláez Trasviña. Sus sonetos que pasan de 300 se han conservado en poemarios
que justifican su lugar en las letras de Baja California Sur.
En lo
particular he escrito numerosas crónicas sobre la vida y la obra de Néstor
Agúndez. Lo he hecho porque siempre me dispensó su amistad y gracias a ello
conocí de su calidad humana y su pasión por todo lo que significaba la tierra
de sus antepasados. Era un convencido de la necesidad de conservar las
costumbres y tradiciones y que estas constituyeran una barrera contra las amenazas de culturas extranjeras.
Néstor
supo ver a tiempo lo que se avecinaba con la apertura al turismo internacional.
Y desde su refugio en el pueblo de sus amores, Todos Santos, libró una campaña
permanente oponiendo a la transculturación la fuerza de su inspiración poética
y la épica defensa de la identidad sudcaliforniana.
Por
eso es la terquedad de que sus restos descansen en la Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres. Lo merece y de ello deben estar conscientes el
pueblo y el gobierno de la entidad. Que por alguna razón que ignoramos la
indiferencia no ha hecho posible tal anhelo, no es motivo para resignarnos a
olvidar al maestro y poeta, antes al contrario, con cada año que pasa, la
figura de Agúndez Martínez se eterniza y se convierte en ícono para orgullo de
las futuras generaciones.
Sabemos
de buena fuente que el director del Instituto Sudcaliforniano de Cultura,
Christhoper Amador, es el facultado para llevar a cabo los protocolos del
traslado de los restos del maestro a la Rotonda. Y que puede legitimar al
Consejo de la Rotonda, el órgano que dictamina, que autoriza, tal disposición.
Pero
pasa el tiempo y nada se ha hecho. Como ha sucedido con otras dos solicitudes
provenientes del ayuntamiento de Los Cabos, donde piden al gobernador que los
restos de Mauricio Castro y de José Antonio Mijares, dos héroes de la guerra
contra los Estados Unidos en los años de 1846-1848, descansen en la Rotonda.
Desde
el año de 1990 cuando el historiador Pablo L. Martínez llegó a la Rotonda,
ningún otro lo ha hecho y no ha sido por falta de espacio, ya que son seis los
nichos disponibles. Habrá que esperar la decisión del Consejo y el visto bueno
del Congreso local para que Néstor Agúndez Martínez llegue, por fin, a ese
santuario dedicado a los sudcalifornianos ilustres.
Hoy
más que nunca los buenos sudcalifornianos debemos defender nuestras raíces y
enaltecer a las mujeres y los hombres que las defendieron en tiempos pasados. Y
también en el presente. En el conocimiento y divulgación de los hechos que nos
han dado identidad, está el sustento de nuestro ser nacional. No podemos
olvidarlo.
Marzo 25 de 2018.
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