Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

viernes, 14 de junio de 2019

Hernán Cortés y California

Medalla de Cortés hecha en 1529 por Cristopher Weiditz
Cuando Hernán Cortés llegó a la península de California en 1535 ya habían transcurrido 14 años de la conquista de México Tenochtitlan por un ejército español bajo su mando. En efecto, después de sitiar la ciudad durante varios meses, con frecuentes batallas contra los aztecas, en el año de 1521 lograron vencerlos y con ello el desplome del imperio que abarcaba todo el centro de nuestro país.

De ese acontecimiento muchos cronistas e historiadores lo han descrito como es el caso de Bernal Díaz del Castillo, quien acompañó a Cortés y fue testigo de los hechos de la conquista. Con el paso de los años se publicaron muchos libros sobre el tema, algunos de ellos con nuevas fuentes documentales que complementaron la crónica de Bernal. Pero fue hasta el siglo XIX cuando dos historiadores extranjeros, William H. Prescott y Hugh Thomas escribieron los libros más completos en torno a la figura de Hernán Cortés y la conquista de la ciudad de Tenochtitlan.

Desde su aparición la obra de Prescott se convirtió en un clásico de la literatura histórica universal, sobre todo porque se fundamentaba en fuentes mexicanas y españolas. Se apoyó en escritos antiguos como las Cartas de Relación de Hernán Cortés y de los cronistas clásicos Bernal Díaz del Castillo y Francisco López de Gomara hasta las historias generales del siglo XIX.

Por su lado Thomas en su libro “Cortés and the falls of old México” utilizó fuentes primarias como la “Historia de las Indias de Nueva España”, escrita por Fray Diego Durán en el siglo XVI, y con documentos inéditos del Archivo de Indias de Sevilla. Aquí en México un historiador, José Luis Martínez, escribió uno de los mejores libros que se han escrito sobre Hernán Cortés. Respecto a la personalidad del conquistador escribió: “Cortés nos interesa siempre de manera extremosa para exaltarlo o para detestarlo. Concentramos en su persona el conflicto de nuestro origen y, frente al choque que aquel anudamiento ocasionó, unos toman el partido de considerar injusta, brutal y rapaz la acción de los conquistadores y como víctimas a los indígenas, cuya cultura se exalta como un noble pasado y otros, comenzando por justificar el derecho a la conquista: la imaginan como una sucesión de hechos heroicos cuyo protagonista es Hernán Cortés, y piensan que gracias a su victoria sobre pueblos bárbaros y sanguinarios recibimos los bienes de la cultura española y occidental”.

Otros dos historiadores, Carlos Pereyra y Christian Duverger también investigaron la vida y la obra de Cortés, haciendo alusión al descubrimiento de la península de California, aunque el primero fue más parco al hacerlo. En cambio Duverger ocupa varias páginas para referirse a los preparativos que tenían como finalidad descubrir nuevas tierras, construyendo embarcaciones en el puerto de Tehuantepec y acondicionando las flotas que explorarían la Mar del Sur. Describe la navegación de Diego Hurtado de Mendoza en 1532; la expediciones de Diego Becerra y Hernando de Grijalva en 1533, la muerte del primero a manos de los marinos amotinados y el arribo de Fortún Jiménez a tierras californianas en ese mismo año.

Tras el fracaso de las anteriores expediciones, Cortés en persona decidió explorar esos mares y regiones desconocidas. En tres navíos, Santa Águeda, San Lázaro y Santo Tomás embarcó 130 soldados y 40 jinetes con sus cabalgaduras y el 18 de abril de 1535 se hizo a la vela rumbo a la península. Fue así como el 3 de mayo de ese año desembarcó en un lugar al que le puso por nombre Puerto y Bahía de Santa Cruz.

Pero con el paso de los días Cortés se dio cuenta que en Santa Cruz no había perlas, oro ni especies; no existían templos con ídolos adornados con piedras preciosas y en toda la región explorada no había ciudades que conquistar, solo tierra desértica, carente de manantiales y raquítica vegetación. Y por si fuera poco, en sus acompañantes la decepción, el hambre y la muerte.

Después de casi un año de permanecer en Santa Cruz y a solicitud de su esposa doña Juana de Zúñiga y del virrey Antonio de Mendoza, Cortés regresó a la capital. En 1539 viajó a España con el fin de entrevistarse con el rey Carlos V y justificar su presencia en la Nueva España. Detenido por un juicio de residencia no pudo volver a México como eran sus deseos y fue por eso que el 2 de diciembre de 1547 murió en Castilleja la Vieja, una comunidad cercana a la ciudad de Sevilla.

Respecto a la conquista del imperio azteca, el historiador José Luis Martínez señaló: “Mucho se ha avanzado en el conocimiento histórico de la conquista, del mundo indígena y en general del siglo XIX, mientras que la figura de Cortés, aún después de cinco siglos de su nacimiento, con señaladas salvedades, sigue en poder de las facciones. Puesto que los mexicanos somos herederos de las dos ramas de nuestros abuelos, es deseable hacer un esfuerzo por conocer completa la personalidad de quien nos dio una doble descendencia. Acaso alguna vez consigamos liberarlo de las ideologías y estudiarlo con la cruel objetividad de la historia, para descubrir con luces y sombras una personalidad excepcional. Los tercos hechos siguen allí esperando ser conocidos y explicados…”.

Por lo que se refiere al descubrimiento de California, el mayor mérito de Cortés fue que a raíz de ello la península —fue conocida primero como isla— se incluyó en la cartografía mundial. Lo que antes era un mito y una leyenda pasó a ser un lugar conocido sobre todo en sus características geográficas de los dos litorales, el del Océano Pacífico y el del Golfo de California. Cortés abrió el camino para las posteriores exploraciones hasta culminar con la llamada conquista espiritual, obra a cargo de los misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos.

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