“Han pasado veinte años y sin embargo los fantasmas que surgieron en 1988 aún parecen rondarnos: van y vienen, ríen ante nosotros; se escabullen, vuelven a brincar en el momento menos pensado; se revuelcan recordándonos que ahí siguen, que no han desaparecido y que todavía tienen arrestos para hacernos tropezar” (Martha Anaya, prólogo de su libro “1988, el año en que calló el sistema”).
En ese año, la sucesión presidencial estaba en disputa entre Carlos Salinas de Gortari, del PRI, Manuel J. Clouhtier, del PAN y Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional. Las elecciones del 6 de julio de 1988 corrieron a cargo de la Comisión Federal Electoral que presidía su presidente José Newman Valenzuela, registro dependiente de la Secretaría de Gobernación cuyo titular era Manuel Bartlett Díaz.
La participación ciudadana fue normal fuera de pequeños incidentes que no llegaron a mayores. Pero el problema se inició cuando, en espera de los resultados, la computadora central dejó de funcionar y con ello la recopilación de las votaciones de todo el país. Lo anterior originó la desconfianza de los partidos opositores al PRI y al gobierno de Miguel de la Madrid acusándolos de “callar el sistema” a fin de darle el triunfo a Salinas.
Desde esa época, la institución encargada de los comicios fue objeto de críticas sobre todo por la intervención del gobierno en ellas. Ello dio origen a una reforma en el año de 1990, con la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) junto con una nueva legislación reglamentaria que fue el Código Federal de instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE).
Sin embargo, el IFE todavía era controlado por la autoridad federal dado que el presidente del Consejo lo fue Francisco Gutiérrez Barrios, en ese entonces Secretario de Gobernación. No fue sino hasta el año de 1996 cuando alcanzó su independencia plena respecto al Poder Ejecutivo. El Consejero Presidente fue un ciudadano elegido por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados.
Al IFE le tocó organizar las elecciones federales para presidente de la república en el año 2000, cuando por primera vez en más de 70 años hubo alternancia en el poder con la llegada de Vicente Fox Quezada del Partido Acción Nacional. Y también en el 2006 con el triunfo de Felipe Calderón, también del PAN. Por cierto, esa elección fue la más competida en la historia moderna de México.
Luis Carlos Ugalde, Consejero Presidente del IFE, escribió un libro en el que dio a conocer las singularidades de esa elección, más que nada por el estrecho margen de ventaja del candidato Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador, del PRD. De los resultados, tanto Calderón como López Obrador estaban prácticamente empatados. “La elección estaba tan cerrada que el conteo rápido del Instituto Federal Electoral era incapaz de identificar con plena certeza, cuál de los dos candidatos había triunfado en la elección para Presidente de la República”.
Después de varios días de protesta por parte del PRD por la tardanza en emitir el fallo, los resultaos fueron 15 millones 284 votos para Felipe Calderón y 14 millones 756,350 votos para López Obrador. Una diferencia de 243, 934 votos. Así las cosas, el Tribunal Electoral declaró válidas las elecciones y como Presidente de la República a Felipe Calderón.
En el mes de febrero de 2014 se creó el Instituto Nacional Electoral en sustitución del IFE. Su primer presidente fue y lo sigue siendo Lorenzo Córdoba Vianello y a él le tocó organizar las elecciones en el año de 2018 con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador para la presidencia de la república.
A partir de 1988, cuando se “cayó el sistema” se iniciaron las protestas en contra de las autoridades electorales y prosiguieron en el 2000 y en el 2006. Los diputados y senadores de los partidos unos a favor y otros en contra, como dice la canción “se agarraron a balazos” defendiendo a sus candidatos. Y ese encono vuelve a presentarse en la presente administración de López Obrador, con motivo de la revocación de mandato, la reforma a la ley eléctrica, la ley minera y en estos días las reformas al Instituto Nacional Electoral.
La semana pasada el diario El Universal organizó un homenaje a Porfirio Muñoz Ledo con la presencia de connotados personajes de la vida política de nuestro país, entre ellos Ricardo Monreal, Beatriz Paredes Rangel, Ifigenia Martínez, Diego Valadez, Lorenzo Córdoba, Amalia García y Dante Salgado. Al tomar la palabra Diego Valadez dijo, entre otras cosas: “Hoy padecemos los efectos de un declive institucional que dificulta la gobernabilidad y con ello se enconan fenómenos como la corrupción, la violencia, la injusticia y la desigualdad. La degradación progresiva de las instituciones tiene como causa el hiperpresidencialismo, que se ha vuelto un obstáculo para la gobernabilidad democrática de México”.
Un buen mensaje para tirios y troyanos que andan a la greña en el Congreso de la Unión.
Abril 04 de 2022.
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