Nicolás Maquiavelo (1469-1498) autor de “El príncipe” dijo en esta obra “Al mismo tiempo la maldad natural de los hombres hace necesario, pero difícil, la misión del legislador, de quien emprende la fundación de un Estado, institución inventada para beneficio de la humanidad. Esta es la obra del genio político del ordenador y legislador inteligente, cuyo objeto debe ser no su propio bienestar, sino el de los demás y quien, por consiguiente, elimina sin escrúpulos todo obstáculo que encuentra en su camino”
Ahora recordé esas palabras por los continuos enfrentamientos en la Cámara de Senadores con motivo de la presencia de los militares en tareas de la seguridad nacional hasta el año de 2028. La bancada de los senadores de Morena y los de oposición se han volcado en agrias discusiones donde abundan las ofensas tratando cada una de tener la razón y más aún por la intromisión del presidente de la república en asuntos que son de la competencia del poder legislativo.
Se ha olvidado por completo de conciliar intereses que redunden en beneficios para el país y solo buscan imponerse unos sobre otros. Y para justificarse defienden las actitudes autoritarias del presidente sin anteponer razones que lo justifiquen. Y los de la oposición en las duras críticas tachando al mandatario de autócrata y tirano quien abusa de su poder para imponer sus iniciativas aunque sean ilegales, olvidando lo dicho por Maquiavelo de que “un gobernador prudente que desea ser útil, no a sí mismo y sus sucesores, sino a su país y el bienestar general”.
Y en ese aluvión de gritos y sombrerazos sobresalen algunos legisladores como Ricardo Monreal, Citlalli Hernández y Gerardo Fernández Noroña, de Morena. Y por el lado de los partidos de oposición los senadores German Martínez, Lilly Téllez, Kenia López, Xóchitl Gálvez y Dante Delgado.
También cuando vemos y escuchamos las posiciones contrarias de los miembros del senado, nos hizo pensar en otro personaje, José Fouché, uno de los hombres más poderosos de su época (1759-1793). Sin embargo, algunos historiadores franceses lo han llenado de injurias acusándolo de traidor de nacimiento, miserable, intrigante, tránsfuga profesional, abyecto, inmoral”.
Pero Fouché vivió en un mundo en transformación, dirigió todos los partidos y fue el único en sobrevivir enfrentando a un Napoleón y a un Robespierre. En la biografía escrita por Stefan Sweig le llama el “genio tenebroso” y lo justifica por su actuación política.
Los oponentes a los partidarios del régimen actual los acusan de ser maquiavélicos por sus intenciones de justificar con engañifas las acciones anticonstitucionales del presidente, y los tildan de abyectos por la sumisión que han demostrado ante el poder. Los unos defienden sin argumentos y los otros atacan poniendo a la Constitución por delante.
Porque lo que se pretende al permitir que las fuerzas armadas se hagan cargo de la seguridad nacional significa la desaparición de las fuerzas civiles, las que por derecho les corresponde esa responsabilidad. Es por eso de la confrontación entre los miembros del Senado. Dentro de una semana, con la votación en la Cámara de Senadores se sabrá si triunfa la cordura rechazando un decreto que como muchos comentaristas objetan, evitará la militarización del país.
Nuestro país vive momentos de crisis. La inflación que no cede, los asesinatos que pasan ya de los 120 mil, los feminicidios, la educación y la salud en entredicho, una economía en picada, los gastos innecesarios en obras sin futuro. Y a todo lo anterior, el caso de la muerte de los estudiantes de Ayotzinapa que está causando grietas políticas y pone en peligro la estabilidad de la nación. Por eso, estos son tiempos de conciliación y no de polarizaciones; se debe buscar tan solo el bien de nuestro país.
Maquiavelo y Fouché están presentes en el futuro de México.
Septiembre 28 de 2022.
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