Mañana, 18 de febrero, la fuerza ciudadana se hará sentir en una masiva concentración en el zócalo de la Ciudad de México. Se espera que sean cientos de miles los que se reúnan esa mañana, pero no solamente en el corazón de la capital, sino también en más de cien ciudades de nuestro país y otras más del extranjero.
La causa no es menor. Se trata de defender la democracia y las libertades del pueblo mexicano socavados por un régimen que tiene todos los tufos del autoritarismo y el desconocimiento de las leyes que nos rigen desde que Morelos expidiera en Apatzingán los principios rectores de la Constitución en la que acotaba los poderes del Estado.
Cada día más la ciudadanía toma la calle para hacer valer sus derechos y la permanencia de la democracia en la vida política, económica, social y cultural de nuestro país. Los signos de su desaparición son ominosos: desconocimiento del poder judicial, desaparición de las instituciones autónomas como el INE y el INAI, la actitud arbitraria en la toma de decisiones que afectan el desarrollo de México sin tomar en cuenta los órganos institucionales, el intento de cambiar la Constitución para convertir a nuestro país en una dictadura, la intromisión en las elecciones del presente año coartando la libertad del voto.
En el año de 1855, Abraham Lincoln pronunció un discurso donde dijo: “Se puede triunfar a través del voto. Después pueden redimir pacíficamente al gobierno y preservar las libertades con su voz y su influencia moral. Que haya paz. Hagan la revolución a través de las urnas y restauren el gobierno para que vuelva a ocupar el afecto y el corazón de los hombres haciendo que vuelva a ser la expresión, como era la intención inicial, del más alto espíritu de justicia y libertad”.
El actual presidente de la república quiere cambiar la Constitución, por eso el paquete de reformas que presentó ante el congreso para su aprobación. En el caso de que fuera así los poderes legislativo y judicial estarían bajo del domino del poder ejecutivo. “Lo que quiere —escribió Jorge Fernández— es una Constitución realizada a su imagen y semejanza, sin otro constituyente que él mismo, con un congreso dócil. Desde que asumió la actual administración, ha trabajado constantemente para desmantelarla y regresar al viejo sistema político, el previo a la transición democrática”.
En estos meses de campañas electorales donde dos candidatas rivalizan para la presidencia de la república, hemos visto con sorpresa e indignación que el presidente se ha convertido en el jefe de campaña de una de ellas, con el agravante de que ha puesto todo el poder del estado a su servicio, sin importarle que haya normas que impiden su entrometimiento en esas elecciones.
Pero así van las cosas. Es por eso de la concentración ciudadana el día de mañana. No es una demostración partidista como han asegurado los organizadores. No es el respaldo a la candidata de la oposición Xóchitl Gálvez. Es respaldo a una democracia que se ve amenazada coartando las libertades del pueblo.
Ojalá y esta demostración de fuerza ciudadana sirva para que las aviesas intenciones del presidente vuelvan a sus cauces normales: respeto a la Constitución, respeto a la separación de poderes, respeto, en fin, a las ansias renovadoras de un pueblo que merece lo mejor viviendo en un ambiente de seguridad, de paz y alejado de las tentaciones de un hombre que quiere convertirse en dictador.
Febrero 17 de 2024
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