Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 3 de mayo de 2017

Cortés, el fundador de La Paz

Allá por los años setenta del siglo pasado, una estimada amiga me obsequió dos libros dado el interés que yo tenía por la historia. El primero, titulado Hernán Cortés y el segundo con el nombre de Carlos de Europa. Los autores Carlos Pereyra y D. B. Windham Lewis, quienes los publicaron en los años de 1946 y 1943, respectivamente.

Como estaban deteriorados un poco por el tiempo transcurrido los mandé empastar, aunque sus hojas están un tanto quebradizas de tal forma, que tengo cuidado al leerlos. Como se comprenderá son dos obras que aprecio mucho y que ocupan un lugar destacado en mi modesta biblioteca.

Escribo esta crónica el día 3 de mayo, fecha en que se conmemora la fundación de la ciudad de La Paz atribuida a Hernán Cortés. Fue en ese día pero de 1535 cuando un grupo de españoles llegó a la playa que limita la ciudad y con el protocolo correspondiente, bautizaron el lugar como Puerto y Bahía de Santa Cruz.

Carlos Pereyra relata brevemente en su libro esta hazaña de Cortés por lo que se tiene que buscar otras fuentes con más información. En busca de ellas me llegó, de pronto, un libro que me enviaba Carlos Lazcano desde la ciudad de Ensenada, de su autoría. Con el título de La Bahía de Santa Cruz, Cortés en California, 1535-1536, Carlos reúne, ordena y comenta las fuentes documentales que narraron la empresa histórica. Carlos “engarza la pluralidad de testimonios con una glosa equilibrada y realista…

En el prólogo, Salvador Bernabeu Albert, cuando se refiere a la estancia de Cortés en la península, no duda en afirmar que en esos momentos de su vida es derrotado económica y moralmente. La nueva Santa Cruz se convierte en una cruz para Cortés. Y es que para el conquistador el año y medio que permaneció en ese lugar fue una verdadera tragedia.

Es por eso que leer el libro de Lazcano nos lleva a conocer, con fuentes de primera mano, los problemas a que se enfrentaron esos primeros pobladores sobre todo por la falta de provisiones que originaron enfermedades y muertes, y también el permanente acoso de los indígenas y el robo de sus propiedades y ganado.

Los indios de esa región jamás toleraron ni pactaron con los españoles. Aquellos no habían olvidado los abusos de la tripulación al mando de Fortún Jiménez que trataron de mancillar a sus mujeres, a pesar de que los habían recibido sin hostilidades. Claro, pagaron con su vida esa grave ofensa y fue por eso que el nuevo arribo de españoles no fue de su agrado.

En crónicas anteriores me he referido a las dificultades que tuvieron para alimentarse. Alejados de la contracosta fue necesario que las provisiones llegaran por barco, pero éstos por diversos motivos tardaban mucho tiempo en llegar a Santa Cruz. Y entonces el hambre se apoderaba de los colonos a tal grado, que tuvieron que comerse los caballos, pues los otros animales de corral hacía tiempo que habían desaparecido en sus estómagos.

Murieron muchos en Santa Cruz. Algunos pudieron embarcarse y llegar a las costas de Sinaloa donde relataron la gran tragedia que se vivió en el lugar que fundaron. A pesar de todos los intentos de permanecer en la península, Cortés tuvo que abandonarla, pero dejó parte de la gente al mando de Francisco de Ulloa quien, después de algunos meses, tuvo también que retirarse con su contingente.

Pero algo quedó de esa aventura trágica. Como bien lo dice Carlos Lazcano “Cortés llevó a cabo el primer intento por colonizar la península, estableciendo la comunidad de Santa Cruz, la primera que hubo en las Californias y el antecedente más remoto de la actual ciudad de La Paz. Sin embargo este hecho parece no tomarse en cuenta en tal ciudad…”.

Y sigue diciendo:” En casi todas las ciudades del mundo se hace un reconocimiento a sus fundadores y pioneros, sin embargo en el caso de la ciudad de La Paz esto parece no cumplirse. Ahí no existen ni calles que lleven el nombre de Cortés, ni monumentos levantados a su memoria, ni siquiera una placa que recuerde sus afanes por establecer aquí una comunidad hispana…”.

Pero si se recuerda, al menos cada tres de mayo, cuando se escenifica en el malecón el desembarco de Hernán Cortés y su recibimiento por los indígenas con su reina Calafia. ¡Qué tal! como dice un columnista político.

Mayo 03 de 2017.

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