El domingo pasado una televisora
local presentó un reportaje sobre el viaje alrededor del mundo que hizo Laura
Dekker en el 2011, tripulando un velero desde su natal Holanda hasta las islas
del Caribe, a lo largo de 366 días de navegación y un recorrido de 50,031
kilómetros.
Un poco más de un año pasó
recorriendo el océano Atlántico, el océano Pacífico y el Índico, haciendo
escala en varios puertos de los continentes de América, Oceanía y África. En su
periplo sorteo fuertes vientos, marejadas y días de calma chicha que no le
permitieron avanzar. Pero aún así, gracias a su experiencia como navegante,
logró sortear los escollos y terminar su travesía con éxito.
Lo interesante de este viaje es
que Laura solamente tenía quince años cuando inició su travesía y los dieciséis
los cumplió teniendo como testigo la inmensidad del mar. Una hazaña que en su
tiempo fue muy comentada, como la que 500 años antes realizó el inmortal portugués
Fernando de Magallanes. Nomás que éste tardó tres años en circunnavegar la
tierra.
El descubrimiento de América por
Colón en 1492, despertó en Europa un furor por conocer tierras desconocidas y
es así como en 1498 Vasco de Gama llega a la India, rodeando el Cabo de Nueva
Esperanza en la parte sur de África; un año después Pinzón y Cabral descubren
el Brasil; Ponce de León llega a Florida y en 1515 Núñez de Balboa divisa por
primera vez el Océano Pacífico.
En los últimos años del siglo
XVI y hasta 1518, los navegantes y exploradores conquistan nuevas tierras y
surcado mares desconocidos; pero lo más significativo fue determinar, sin lugar
a dudas, la forma y volumen de la tierra.
Dice Stefan Sweig en su libro
Magallanes que solo faltaba realizar una misión, la última, la más difícil:
navegar alrededor de todo el globo terráqueo y probar la forma esférica de la
tierra. Ese fue el designio de Fernao de Magalhais, a quien la historia conoce
con el nombre de Fernando de Magallanes.
La odisea de Magallanes no
estuvo exenta de dificultades. Rechazada su propuesta de viajar hacia el Este
hasta llegar a la India y las islas de las especias, tuvo que abandonar
Portugal para dirigirse a España, donde presentó su proyecto al rey Carlos V,
monarca de ese país y Alemania. Su argumento principal lo basaba en que para
llegar a la India, las naves portuguesas tenían que dar la vuelta a África y
atravesar el océano Índico y el mar de Sonda; mientras que la ruta más corta
era viajar hacia el Oeste, atravesando el continente americano y el océano
Pacífico. Al final, después de un año de espera, el rey autorizó su viaje, y el
20 de septiembre de 1519, al mando de cinco naves y una tripulación de 265
hombres, zarpó del puerto de San Lucas de Barromeda.
En su ruta por el Atlántico y el
Pacífico perdió cuatro embarcaciones y solo regresó la carabela “Victoria”, con
tan solo 18 marineros, el 6 de septiembre de 1522. Desafortunadamente, Magallanes
perdió la vida en un enfrentamiento con los nativos de una isla de Filipinas y
fue por eso que Sebastián de Elcano terminó el viaje de circunnavegación. Y así
proclamaron su hazaña: “Estamos de vuelta. Hemos cumplido lo que nadie antes
que nosotros. Hemos sido los primeros en dar la vuelta al mundo”
Con la aureola del triunfo los
sufrimientos quedaron olvidados. Como ha quedado olvidado el que hizo posible
tal hazaña. Pero en América, en la parte más septentrional, su nombre perdurará
por siempre: el Estrecho de Magallanes que él descubrió.
Julio 11 de 2016.
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