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Kervin Teresita Murillo Jiménez
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El festejo fue de lo mejor. Se lo merecían. El viernes pasado, en un centro de fiestas al sur de la ciudad, 25 licenciadas en Educación Preescolar, acompañadas de sus familiares y amistades, celebraron la terminación de sus estudios, después de cuatro años de permanencia en la Benemérita Escuela Normal Urbana “Profr. Domingo Carballo Félix”, de esta ciudad.
Sonrisas de satisfacción y de orgullo se notaban en las jóvenes que hoy son acreedoras de una de las profesiones de más prestigio en la sociedad mexicana. Y más aún, cuando han egresado de una de las instituciones educativas más tradicionales de nuestro Estado, que tiene en su haber la formación de muchas generaciones de maestros y educadoras , mismos que han llevado su labor docente a diferentes lugares de nuestro país.
Cuando escuchaba a las organizadoras —asistí a la ceremonia invitado por la hoy licenciada Kervin Teresita Murillo Jiménez— pensé en las graves responsabilidades que conllevará su trabajo educando niñas y niños de la primera infancia. Más ahora, donde las rápidas transformaciones de la sociedad mexicana y de la evolución científica y tecnológica, requieren la adaptación a las nuevas circunstancias de la vida.
Las nuevas profesionistas no ignoran los nuevos retos que se ha echado a cuestas el gobierno de México a fin de mejorar la calidad de la educación. La reforma educativa requiere mejores maestros, más capacitados y conscientes de que con su participación será posible transformar las actuales condiciones de la educación en todos sus niveles, en especial en la básica y media superior.
Afortunadamente sus niveles de preparación académica son de lo mejor, dada la excelente planta de maestros con los que cuenta la institución educativa de la que han egresado. Las numerosas educadoras que han formado a través de los años dan cuenta del buen desempeño en las tareas docentes, tanto en el medio urbano como en el rural.
Las nuevas licenciadas en educación preescolar tienen un serio compromiso con la educación nacional. Además de cumplir con los programas propios de ese nivel y de otros que seguramente traerá consigo el nuevo modelo educativo propuesto por la SEP en fechas recientes, deberán estar conscientes de que forman parte de un magisterio de gran prestigio, prestigio heredado por excelentes educadoras sudcalifornianas como Rosaura Zapata, Laura Núñez, María Luisa Piñuelas, María Ortega, Estela Piñeda, María Luisa Arámburo y Martina García.
En el ejemplo de ellas, sobre todo de la primera, deben entregar lo mejor de sí mismas en bien de la niñez mexicana. De la maestra Zapata escribí en su semblanza biográfica: “Su obra educativa que abarca un periodo de 55 años, es altamente significativa. Precursora del sistema de los Jardines de Niños en el país; innovadora en las técnicas de la enseñanza en ese nivel; conferenciante en foros nacionales e internacionales, para dar a conocer las experiencias de la educación preescolar en México. Su carrera profesional pasó de maestra de grupo a Directora General de Educación Preescolar, escalando los cargos de directora de escuela, inspectora y jefa de departamento...”
Ese es el compromiso. Por lo pronto muchas felicidades a las nuevas educadoras, en especial a Kervin, esposa de mi nieto Juan Ramón Barajas Reyes, lo que la convierte en un miembro más de nuestra familia.
Julio 28 de 2016.
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