Para los que caminamos por las
calles de nuestra ciudad nos da gusto observar a las brigadas de trabajadores
del ayuntamiento los que, con escobas, rastrillos, palas y carretillas, se
dedican a limpiar de escombros, basura y el zacate que nace en los intersticios
de las banquetas, además de recoger las ramas que quedan después de la poda de
los árboles.
Llevan un buen tiempo dedicados
a esa tarea, pero los resultados son excelentes. Algunas calles por desidia de
las personas que habitan en ella, no se mantienen limpias o bien porque es más
fácil tirar la basura en la calle que guardarla para después depositarla en los
botes que para ese propósito tienen en cada hogar.
Pero el problema es más serio en
las esquinas donde las familias esperan el camión urbano. En ellas es común
encontrar todo tipo de desperdicios: vasos de plástico, botellas de refrescos,
envolturas de golosinas, restos de comida y diversas bolsas de plástico. Y ahí
quedanpor días y semanas hasta que las brigadas de
trabajadores los recoge.
Es increíble la cantidad de
basura que existe en nuestra ciudad. Los camiones recolectores diariamente
llevan cientos de toneladas al basurero municipal. Y creo que no se dan abasto.
Y eso que muchos particulares ayudan a resolver el problema llevando la basura
de sus hogares en sus carros particulares. Pero ni así.
Hace algunos días me dirigí a
los “yonques” que se encuentran por la carretera que va a Los Planes. En uno de
sus tramos ascendentes se encuentra un terraplén utilizado por los conductores
para revisar sus vehículos. Bueno, lo usaban, porque personas inconscientes lo
llenaron de basura, incluyendo restos de animales y diversos materiales. Al
pasar por ese lugar teníamos que subir los vidrios por la pestilencia del
lugar. Y claro, ni pensar que los automovilistas se detuvieran.
Ahora, gracias a una brigada de
trabajadores, ese lugar se encuentra limpio, pero no tardará en estar sucio de
nuevo. Como las calles y banquetas que han sido atendidas que no tardarán en
estar como antes. Y ante este dilema, ¿cuál es la solución a este problema
social?
Una solución elemental sería la
de continuar con las brigadas e incluso aumentarlas. Pero desde el punto de
vista económico no es posible. Sería un desgaste para el ayuntamiento que no se
puede permitir. Colocar recipientes en las esquinas pudiera tener buenos
resultados, siempre y cuando las personas se habituaran a ellos. Sin embargo la
fuerza de la costumbre hará que los desperdicios se tiren dondequiera.
En una ocasión una hija mía iba
detrás de un individuo que arrojó sobre la banqueta el envoltorio de una
golosina que iba comiendo. Lo recogió, alcanzó al individuo y le dijo: “Señor,
señor, se le cayó esto”. Seguro comprendió su falta pues se lo guardó en su
bolsillo. Pero, me pregunto ¿cuántos de nosotros hacemos lo mismo cuando tiran
la basura a la calle?
Y todo lo anterior tiene
estrecha relación con los hábitos que se adquieren desde la infancia y que
permanecen durante toda la vida. Y en ellos la familia y la educación juegan un
papel importante. Pero, además, la adquisición de valores humanos como la
solidaridad para las buenas obras y también, porque no, de amor por nuestra
ciudad, una ciudad que es el reflejo de sus habitantes. Una ciudad ordenada,
limpia, segura, con servicios públicos excelentes y con unos habitantes
orgullosos del lugar donde viven.
17
de diciembre de 2016.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario