Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

viernes, 2 de diciembre de 2016

La isla de Tenerife

Le debo las gracias al estimado amigo Luis Rosas Meza por sus atenciones al enviarme por internet la novela “El rey del Taoro”, escrita en 1941 por el novelista alemán Horst Uden. Es una novela histórica que recrea la conquista de la isla de Tenerife por el ejército español en el año de 1496.

Poblada por el grupo aborigen de los “guanches” desde tiempos remotos, siempre se habían opuesto a todo tipo de dominación hasta que, en 1494, el capitán general Alonso Fernández de Lugo, al mando de tres bergantines y un contingente de 2,660 castellanos trató de someterlos. Pero no contaban con la fuerza guerrera de los guanches los que, en una emboscada les mataron 2,300 de ellos. Esa derrota a manos de los indígenas la historia le ha llamado La batalla de Acentejo.

Resalta en la novela el personaje llamado Bencomo, el rey de los Guanches, quien siempre opuso una férrea resistencia a los invasores invocando a su dios Acorán. Pero, a pesar de sus esfuerzos, las tropas castellanas lograron someterlos y poner la isla a disposición de los reyes católicos Fernando e Isabel. Por supuesto, con la implantación de la religión católica y el olvido de sus dioses.

Tenerife forma parte del archipiélago de Las Canarias y desde mucho tiempo atrás fueron conocidas por los navegantes portugueses y españoles. Cristóbal Colón, en su primer viaje en busca de las indias —1492— recaló en esas islas antes de navegar rumbo a lo desconocido.

En uno de los capítulos de la novela se narra que el 3 de mayo de 1493, el capitán Fernández de Lugo clavó una cruz de madera en la playa al lado de un altar erigido adornado con flores y hierbas olorosas. Ese día se celebraba por primera vez en esa isla la fiesta de la Santa Cruz, después de mil cien años desde que Santa Elena, la madre de Constantino el Grande, encontró la cruz de Cristo en Jerusalén. Y fue así como, desde esos tiempos, el mundo se vio protegido con la más preciada de todas las reliquias.

En otro 3 de mayo, pero de 1535, otro navegante español, Hernán Cortés, llegó a la península de California y el lugar donde hoy se encuentra la ciudad de La Paz lo bautizó con el nombre de Puerto y Bahía de Santa Cruz. No se sabe, porque las crónicas no lo dicen, si los sacerdotes que lo acompañaban hayan colocado una cruz en el lugar del desembarco e incluso oficiando una misa en señal de gracias.

Lo que sí aseguran las crónicas es que el almirante don Isidro de Atondo y Antillón cuando arribó a la península en 1683, mandó levantar una cruz la que se colocó en lo alto de un pequeño cerro cercano a un lugar conocido como Santa Cruz. Ese sitio se encuentra frente a la isla de Cerralvo y todavía muchos años después la cruz permanecía en ese lugar.

Y existe otra coincidencia entre la novela que estamos comentando y la historia de nuestra entidad. El capitán general don Alonso Fernández de Lugo nació en la ciudad de Carmona de la provincia de Sevilla, España. El escudo de armas de la ciudad está conformado por “diez castillos en campo de gules y diez leones en campo de plata encierran el fondo azur de las armas, en cuyo centro luce una estrella de oro con la leyenda Sicut lucifer lucet, como el lucero de la mañana.

El escudo de armas de nuestro Estado tiene rasgos españoles pues contiene gules, plata, oro, azur y campos. Se ha dicho que nuestro escudo data de la época de la colonia, pero no existen referencias verídicas al respecto. Más bien creemos que ante la necesidad de una representación simbólica de la entidad, el artista plástico Diego Rivera, al estar adornado una de las paredes de la Secretaría de Educación Pública con los escudos de los Estados, al no contar con el nuestro lo inventó dándole las características de la heráldica española, allá por el año de 1923.

En la actualidad el escudo mencionado no tiene nada que ver con el significado de nuestra entidad. Vale la pena pensar en sustituirlo.

Diciembre 01 de 2016.

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