Va para tres semanas que Erika
Zapata, descendiente de la maestra Rosaura Zapata visitó nuestra ciudad, con el
fin de reunir toda la información posible de esta insigne educadora, para estar
en disponibilidad de hacer un documental sobre su vida y su obra.
Invitados por el profesor
Ricardo Fiol acudimos a saludarla Francisco López Gutiérrez, Martín Avilés
Ortega y yo, a fin de escuchar sus propósitos y ofrecerle nuestra ayuda. Ella
es hija de Claudio Maximiliano Zapata y Buttner. Sus abuelos paternos fueron
Enrique Zapata y Lily Buttner. Sus
bisabuelos fueron Claudio Zapata y Helena Cano, padres de la maestra María
Rosaura Zapata Cano.
Como bisnieta tiene todo el
derecho de buscar la información posible
sobre su bisabuela, desde los documentos existentes hasta el museo que se
instaló en la que fuera su casa sobre las calles Madero y Morelos, de esta
ciudad de La Paz. Y de cómo el Congreso del Estado decretó que sus restos
mortales descansaran en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.
Fue durante el gobierno del licenciado
Ángel César Mendoza Arámburo cuando se le hizo un emotivo homenaje a su memoria
y el senador Alberto Alvarado hizo entrega de un cheque por valor de 50 mil
pesos a nombre del senado de la república, para la adquisición de la casa donde
vivió la maestra y convertirla en un museo a su memoria.
En efecto el museo se organizó y
permaneció así durante dos décadas. Después,
con la autorización de las autoridades educativas allí funcionó el
Centro de Artes Populares para Niños Preescolares, institución que fue
clausurada en el año 2014 y la casa cerró sus puertas al público.
Ignoramos quien es el
propietario de la que fuera el hogar de la familia Zapata Cano. Pero deberá
investigarse a fin de que vuelva a su calidad de museo. Ojalá y se conserven
todos los testimonios de la vida y la obra de la maestra, entre ellos el busto
que adornaba una de las salas. La restauración de la casa y su costo no debe
ser pretexto para mantenerla cerrada, pues siempre habrá—así lo creo—la buena
disposición de los gobiernos estatal y municipal y en último caso de la
sociedad civil, ya que se trata de una acción que conlleva el recuerdo de la insigne educadora
sudcaliforniana.
Una de las primeras acciones
sería colocar una placa indicando que fue la casa donde nació la maestra Zapata
y que por disposición del gobierno del estado se convirtió en museo. Y que
retiren la placa que dice “Centro de Artes populares para preescolares” ya que
dejó de funcionar hace tres años.
Por lo demás, debemos reconocer
el interés de los familiares que radican en la ciudad de México, sobre todo de
los hermanos Erika y Sergio Zapata Lozano, este último un alto funcionario de
la Secretaría de Relaciones Exteriores. Preocupados por la falta de interés por
la Casa—Museo de su ilustre bisabuela, han iniciado gestiones y solicitado
información del estado que guarda el inmueble y, en caso necesario, buscar las
soluciones más adecuadas para su restauración y funcionamiento.
Desde luego, ese interés debe
compartirse con las instituciones educativas y culturales de nuestra ciudad,
las cuales tienen el compromiso de conservar y fomentar el recuerdo de todos
aquellos sudcalifornianos que han entregado parte de su vida a la educación
nacional, como es el caso de la maestra
educadora María Rosaura Zapata Cano.
23
de febrero de 2017.
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