El diario “El País” de Madrid, España, publicó hace días un
mapa de la república mexicana con los apellidos más frecuentes de cada estado.
No dice de donde sacó la información, pero por lo que respecta a Baja
California Sur no deja de ser interesante.
De forma estadística los apellidos que más se repiten son
García, con 23,782 menciones; González, con 20,574; Martínez, con 20,158; López, con 19,448; y así en orden descendente con
Hernández, Castro, Sánchez, Rodríguez, Romero y Ramírez, este último con 11,746
menciones.
La lista hace pensar que los apellidos que más se repiten
corresponden a personas que han llegado a la entidad en los últimos 65 años
cuando el despegue de la agricultura en los valles de Los Planes y de Santo
Domingo. Y después, con motivo de la conversión de territorio a estado de la
federación, sumado al desarrollo intensivo del turismo como fuente de
desarrollo económico.
Y los censos de población dan razón de ello. En 1950
contábamos con 60,864 habitantes y ya en 1980 habíamos alcanzado los 215,139. Y
35 años después, en el 2010, fueron 637,026 los censados. Ahora en el 2017 de
seguro la cantidad será mayor.
Es por eso la profusión de apellidos que antes de 1950 no
figuraban en el registro local. Desde que se inició la colonización de nuestra
península por los misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos hace un poco
más de trescientos años, los primeros apellidos que se conocieron
correspondieron a los soldados, marinos y trabajadores que fueron llegando
conforme se creaban los centros de población como Loreto, Mulegé, Comondú, La
Paz, Todos Santos y San José del Cabo.
En su libro “Historia de la Baja California”, don Pablo L.
Martínez anota los nombres y los apellidos de esa época. Ahí aparecen las
familias de los Rodríguez, Márquez, Arce, Romero, Carrillo, Verdugo, Castro,
Ceseña, Murillo, Salgado, Avilés, Meza y Angulo, entre otros. Posteriormente,
debido al cruzamiento con extranjeros, perduraron los apellidos Pedrín, Gibert,
Fiol, Green, Collins, Maclis, Davis, sobre todo en la parte sur de nuestra entidad.
Por supuesto, existen en la actualidad muchas familias con
estos apellidos aquí y en diferentes estados de nuestro país y es notable el
hecho de que, cuando uno de esos apellidos se nombra, de inmediato se relaciona
con la Baja California. Así sucede en el estado de California, Estados Unidos,
debido a la migración de familias bajacalifornianas al finalizar la guerra de
1846 a 1848 contra ese país vecino.
En La Paz y en Todos Santos se ha hecho costumbre la reunión
de familias que llevan los apellidos de Verdugo y Salgado. De diferentes partes
de la república y más del estado de Baja California asisten grupos familiares
los que, además de la convivencia, buscan por medio de la identidad, que sus
nombres perduren como parte de la historia de esta región del país.
Y no es poca cosa que después de más de tres siglos, todavía
los Márquez, los Romero, los Murillo o los Castro mantengan su descendencia con
el orgullo legítimo que les da su prosapia. Y claro, mientras existan,
perdurará el recuerdo de aquellas mujeres y hombres que con la audacia y la
esperanza al frente, no dudaron en venir a esta tierra en busca de mejores
oportunidades de vida.
Para los que buscamos, hurgando en el pasado, las
justificaciones de nuestras raíces identitarias, debemos tener presente que los
antiguos apellidos bajacalifornianos son los mejores escudos contra el olvido. Y
que mientras existan, serán motivo de orgullo para todos los que lleven esos
distintivos, que les da derecho a ser considerados sudcalifornianos legítimos. Y
es así porque la historia lo justifica.
Febrero
01 de 2107.
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