La maestra Elizabeth Acosta
Mendía directora del Archivo Histórico Pablo L. Martínez, tuvo la gentileza de
obsequiarme un libro que lleva un título sugerente, se llama “Rumor de locos,
el Hospital de la Rumorosa, (1931-1958)”. El autor es Víctor Manuel Gruel
Sández oriundo de la ciudad de Mexicali y doctor en historia por el Colegio de
México.
Dice el autor en la presentación,
que independientemente de la historia del hospital, hace referencia a la vida
política de Baja California durante el tiempo que funcionó ese centro
hospitalario. Y es por eso que habla de los gobernadores de ese período,
comenzando con José María Tapia y después con Arturo Bernal, Carlos Trejo Lerdo
de Tejada, Agustín Olachea Avilés y otros más hasta el año de 1958, cuando se
clausuró el hospital de la Rumorosa.
Cuando se refiere a la gestión
administrativa del general Olachea, quien gobernó a esa entidad del 7 de
noviembre de 1931 al 6 de septiembre de 1935, afirma que fue él quien logró que
la Cámara de Diputados aprobara una partida presupuestal para el hospital que
atendería a “dementes, leprosos y
tuberculosos”. Pero, además, describe de manera general las acciones de
gobierno de Olachea durante el tiempo que estuvo al frente de la entidad.
A Olachea le tocó atender a los
miles de repatriados que llegaban de los Estados Unidos apoyándolos para que
pudieran regresar a sus lugares de origen y los que decidieran quedarse a vivir
en la Baja California. Para resolver el problema de estos últimos, creó “los campos
agrícolas” que aunque benéficos a largo plazo fueron criticados en un
principio. En esos campos, dice el autor, fueron beneficiados más de cuatro mil
personas que tuvieron vivienda y trabajo.
San Quintín fue uno de los primeros campos que se creó en ese entonces.
No fueron muchos los que se
interesaron en los trabajos agrícolas y por ello se tomó la determinación de
llevar contra su voluntad a personas sin oficio ni beneficio, los que durante
varias semanas los ponían a trabajar en esos campos. Ese
procedimiento dio lugar a confusiones, como lo sucedido a un diputado de San
Luis Potosí quien de regreso de la ciudad de Los Ángeles se le antojó tomarse
unas cervezas en una de las cantinas de Mexicali, con tan mala suerte que fue
presa de una redada y lo condujeron a uno de los llamados campos agrícolas.
Allí estuvo varios días hasta que se aclaró su calidad de legislador.
La información anterior es
importante porque demuestra la inclinación que tenía el general Olachea en el
desarrollo de la agricultura. Años después, cuando fue por segunda ocasión
gobernador de Baja California Sur, en los años de 1946 a 1956, una de sus
principales acciones de gobierno fue la apertura de los valles agrícolas de
Santo Domingo y Los Planes.
Gracias al libro de Gruel Sández
nos enteramos de aspectos interesantes del gobierno de Olachea en Baja
California norte. Como su campaña antialcohólica que tuvo muy buenos resultados
en toda la entidad. Cuando se iniciaron los trabajos agrícolas en nuestro
territorio en 1949, lo primero que prohibió fueron las bebidas alcohólicas y
como medida de control nombró delegados y subdelegados de gobierno a militares,
entre estos a Enrique Aguilar Morales, Aurelio Montufas y Pascual Villegas
Ferrel.
Pero volviendo al tema del
hospital de la Rumorosa, durante el paso de varios gobernadores y los problemas
que se tuvieron para su atención, al último en 1958, el licenciado Braulio
Maldonado Sández lo clausuró dado que en Tecate había instalado un gran centro
antituberculoso y la construcción de clínicas tipo granjas donde se refugiaban
los enfermos.
El general Olachea que conoció y
atendió en lo posible el hospital de la Rumorosa, tomó ese antecedente para
terminar de construir el hospital para tuberculosos de El Carrizalito, allá por
el rumbo del pueblo de Santiago, Institución que por cierto nunca funcionó.
Diciembre 15 de 2017.
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