La
semana pasada, acompañando al profesor Jesús Manuel Flores Díaz Bonilla y su
esposa Sandra, visitamos el Valle de Santo Domingo. En esta ocasión, junto con
mi esposa, llegamos hasta el poblado del mismo nombre localizado en el extremo
norte de esa zona agrícola.
La
pretensión de ese viaje fue la de visitar a las autoridades del ayuntamiento de
Comondú y del Instituto Tecnológico, a fin de plantearles el proyecto de efectuar
una reunión tipo panel para recordar parte de la colonización inicial del valle
a través de los testimonios de personas descendientes de los colonos
fundadores.
En la
reunión con ellos estuvieron presentes el Secretario
General del Ayuntamiento, el director de cultura, el cronista del municipio y
un representante del director de la institución educativa. Así mismo nos
acompañaron Rubén González y Rubén Castro, ambos radicados en esa región y
probables integrantes del panel en cuestión.
La
reunión tuvo resultados positivos, ya que tanto el ayuntamiento como el
tecnológico respaldaron esta iniciativa y señalaron tentativamente el día 23 de
mayo, día del estudiante, para llevar a cabo el panel, en el auditorio de esa
máxima casa de estudios. Solo quedó pendiente la hora en que se realizará.
Rubén
González, nuestro anfitrión, nos llevó a recorrer algunos lugares de Ciudad
Constitución para luego dirigirnos a Ciudad Insurgentes donde pernoctamos. Al
día siguiente, nos dirigimos al poblado de Santo Domingo, pasando por Villa
Zaragoza, la colonia Álvarez y la colonia La Purísima. Por cierto el lugar de
esta última era conocido como El Piojillo, ya se imaginarán por qué.
Tenía
varios años de no visitar el pueblo de Santo Domingo. A él me ligan muchos
recuerdos cuando en los años cincuenta estuve comisionado en la escuela
primaria de ese lugar. Y también porque ahí me casé y nacieron tres de mis
hijos. Cuando recorríamos las calles del pueblo, tanto Jesús Manuel y los dos
Rubenes, hacíamos remembranzas de esos tiempos idos y de las personas que nos
brindaron su amistad.
--Espérenme
un momento— dijo Rubén González mientras detenía el vehículo —voy a comprar
agua embotellada en esa tienda. Era el comercio de la familia del señor Nemesio
Osuna, de los más antiguos pobladores de ese lugar. —“Espérame —le dije— voy
contigo” Y al entrar nos atendió una señora ya entrada en años que me pareció
conocida. Al presentarme le dije: “soy el profesor Reyes Silva”. Al oír mi
nombre un gesto de asombró y alegría inundó su rostro. —“Maestro, soy Consuelo,
fui su alumna cuando usted dio clases en la escuela de este lugar.
En
efecto, varias de las hijas de don Nemesio fueron alumnas de la escuela
primaria Estado de Querétaro, entre ellas Elsa, Julieta, Consuelo y Teresa.
Otra de las hijas, Bertha, fue la madrina de mi primer hijo Guillermo, cuyo
parto de mi esposa fue atendido por la enfermera María Nava, de la colonia
María Auxiliadora.
El
pueblo de Santo Domingo ha cambiado. De contar hace años con casas de madera
instaladas en la calle principal, hoy las tiene de material y su fundo legal se
ha ampliado con calles laterales adornadas con construcciones modernas. Y lo
mejor: en la parte alta las autoridades construyeron una calzada que, aunque de
corta longitud, es de las más hermosas del valle.
Al
regresar a Ciudad Insurgentes, durante la travesía, Rubén González me dijo de
pronto: “Me voy a desviar un poco para que conozcan el lugar donde en un
accidente murió mi hijo Rafael”. Un poco antes de llegar al poblado de María
Auxiliadora, por una brecha que lleva a un rancho agrícola se encuentra el
sitio donde murieron Rafael y otro de los ocupantes del vehículo en el que
viajaban. Ahí, rodeado por una verja de hierro, están las letras iniciales de
sus nombres en piedra granítica y las fotografías de ellos.
Aun
con la congoja reflejada en nuestros rostros, compartiendo la tristeza del
estimado amigo, llegamos a Insurgentes y un poco más tarde a la ciudad de La
Paz, no sin antes hacer una parada técnica en el kilómetro 77, para saborear unas
empanadas de queso de cabra acompañadas del indispensable café de talega.
Abril 16 de 2018.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario