Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 15 de octubre de 2018

Amérigo Vespuccio, el ignorado

El día doce de este mes, como lo señala el dicho popular “pasó sin pena ni gloria” en nuestra ciudad y en otros lugares del estado. A lo mejor es por el paso de tiempo ya que son 526 años transcurridos desde que Cristóbal Colón descubrió el continente americano, en 1492.

Por cierto, un amigo curioso me preguntó de dónde había salido el nombre de América como se le conoce a nuestro continente, porque lo más adecuado es que le hubieran puesto Colombia o algo parecido en honor a su descubridor. Bueno —le respondí— el origen del nombre tiene una historia interesante.

En el año de 1502, un marino italiano, Amérigo Vespuccio, se embarcó en una flota que recorrió la parte sur de las tierras descubiertas por Colón, desde el río de Janeiro hasta la Patagonia argentina. En otro viaje llegó hasta el río de La Plata y ya en 1505, con el navegante Juan de la Cosa, continuó sus exploraciones en la parte sur del continente.

Con esas experiencias, escribió dos cartas a las que tituló “MundusNovus” en las que relata sus recorridos en los cuatro viajes que realizó. No se imaginó que estas misivas se convertirían en dos éxitos literarios que se tradujeron a muchas lenguas, además de que originaron un cambio radical en las ciencias geográficas de esa época.

Vespuccio, dueño de un amplio conocimiento del mundo conocido, insistió en que las tierras descubiertas por Colón no eran parte de Asia, sino una tierra completamente nueva. De esto se valió un grupo de geógrafos y poetas residentes en el monasterio de Saint Dié, en la región de Lorena, Italia, para bautizar al continente recién descubierto como América.

Pero ese bautizo no fue del agrado de muchas personas quienes acusaron a Vespucccio de plagiario y de ladrón. Una de ellas, el obispo Batolomé de las Casas dijo de él que era un envidioso que con malas artes le había robado la gloria a Colón. Pero fue el escritor inglés Ralph Waldo Emerson quién lo recriminó diciendo: “Sorprende que la América grande hubiera de llevar el nombre de un ladrón, Amérigo Vespuccio, vendedor de encurtidos en Sevilla…cuyo más alto rango naval fue el de segundo contramaestre en una expedición que no zarpó nunca, pero que logró ingeniarse en este mundo hecho de mentiras, para suplantar a Colón y bautizar medio planeta con su nombre nada honorable…”.

A Vespucio lo denigraron sin merecerlo. Con la creencia de que Colón descubrió las indias, creían que lo más propio era llamarle las Indias Occidentales, pero Amérigo propuso el de Nuevo Mundo. Que sus admiradores hayan insistido en nombrarlo América, iba más allá de su modestia y de hombre de ciencia.

Pero sus buenas intenciones no fueron escuchadas. A pesar de las rectificaciones históricas de connotados investigadores, todavía en el siglo XVIII no se borraba su mala imagen. Y así, poco a poco fue quedando en el olvido. Aún ahora, en pleno siglo XXI, cuando se habla del descubrimiento de América, sólo se hace mención de Cristóbal Colón y de pasadita de Vespuccio a quien no se ha dado el reconocimiento que merece.

A lo mejor por eso Germán Arciniegas, ensayista e historiador colombiano, ha escrito un libro sobre la vida y época de Amerigo Vespuccio, libro que tituló “América, 500 años de un nombre”. Y dice una verdad: en todas partes está el nombre de Colón—aquí en La Paz existe un Jardín de Niños—pero el de Amérigo está ignorado. Bien haría el ayuntamiento paceño poner su nombre en una de las calles de nuestra ciudad capital.                                            

Octubre 15 de 2018.

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