El día doce de este mes, como lo señala el dicho popular
“pasó sin pena ni gloria” en nuestra ciudad y en otros lugares del estado. A lo
mejor es por el paso de tiempo ya que son 526 años transcurridos desde que
Cristóbal Colón descubrió el continente americano, en 1492.
Por cierto, un amigo curioso me preguntó de dónde había
salido el nombre de América como se le conoce a nuestro continente, porque lo
más adecuado es que le hubieran puesto Colombia o algo parecido en honor a su
descubridor. Bueno —le respondí— el origen del nombre tiene una historia
interesante.
En el año de 1502, un marino italiano, Amérigo Vespuccio, se
embarcó en una flota que recorrió la parte sur de las tierras descubiertas por
Colón, desde el río de Janeiro hasta la Patagonia argentina. En otro viaje
llegó hasta el río de La Plata y ya en 1505, con el navegante Juan de la Cosa,
continuó sus exploraciones en la parte sur del continente.
Con esas experiencias, escribió dos cartas a las que tituló
“MundusNovus” en las que relata sus recorridos en los cuatro viajes que realizó.
No se imaginó que estas misivas se convertirían en dos éxitos literarios que se
tradujeron a muchas lenguas, además de que originaron un cambio radical en las
ciencias geográficas de esa época.
Vespuccio, dueño de un amplio conocimiento del mundo
conocido, insistió en que las tierras descubiertas por Colón no eran parte de
Asia, sino una tierra completamente nueva. De esto se valió un grupo de
geógrafos y poetas residentes en el monasterio de Saint Dié, en la región de
Lorena, Italia, para bautizar al continente recién descubierto como América.
Pero ese bautizo no fue del agrado de muchas personas
quienes acusaron a Vespucccio de plagiario y de ladrón. Una de ellas, el obispo
Batolomé de las Casas dijo de él que era un envidioso que con malas artes le
había robado la gloria a Colón. Pero fue el escritor inglés Ralph Waldo Emerson
quién lo recriminó diciendo: “Sorprende que la América grande hubiera de llevar
el nombre de un ladrón, Amérigo Vespuccio, vendedor de encurtidos en
Sevilla…cuyo más alto rango naval fue el de segundo contramaestre en una
expedición que no zarpó nunca, pero que logró ingeniarse en este mundo hecho de
mentiras, para suplantar a Colón y bautizar medio planeta con su nombre nada
honorable…”.
A Vespucio lo denigraron sin merecerlo. Con la creencia de
que Colón descubrió las indias, creían que lo más propio era llamarle las
Indias Occidentales, pero Amérigo propuso el de Nuevo Mundo. Que sus
admiradores hayan insistido en nombrarlo América, iba más allá de su modestia y
de hombre de ciencia.
Pero sus buenas intenciones no fueron escuchadas. A pesar de
las rectificaciones históricas de connotados investigadores, todavía en el
siglo XVIII no se borraba su mala imagen. Y así, poco a poco fue quedando en el
olvido. Aún ahora, en pleno siglo XXI, cuando se habla del descubrimiento de
América, sólo se hace mención de Cristóbal Colón y de pasadita de Vespuccio a
quien no se ha dado el reconocimiento que merece.
A lo mejor por eso Germán Arciniegas, ensayista e
historiador colombiano, ha escrito un libro sobre la vida y época de Amerigo Vespuccio,
libro que tituló “América, 500 años de un nombre”. Y dice una verdad: en todas
partes está el nombre de Colón—aquí en La Paz existe un Jardín de Niños—pero el
de Amérigo está ignorado. Bien haría el ayuntamiento paceño poner su nombre en
una de las calles de nuestra ciudad capital.
Octubre
15 de 2018.
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