Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

viernes, 19 de octubre de 2018

California, a secas

Tengo por costumbre leer por las mañanas la sección de opinión del periódico El Financiero que se edita en la ciudad de México. Ahí escriben periodistas de buen prestigio como Raymundo Riva Palacio, Enrique Quintana, Pablo Iriart y Salvador Camarena. Algunos de sus artículos interesantes los bajo de internet, los imprimo y sirven como fuentes de consulta para mis crónicas.

Nomás que el artículo de Camarena publicado el 17 de este mes no me gustó, entre  cosas porque hace mención de una Baja sur que no existe en la división política de nuestro país. Lo malo es que sus artículos tienen mucha difusión y son leídos por infinidad de personas las que, al igual que yo, se preguntarán dónde queda esa entidad.

Quiero pensar que el señor Camarena es una persona culta y sabe que no existe una Baja sur. O a lo mejor se imaginó que Baja California Sur lo cambiaron por ese otro y es por eso de su mención en el escrito de referencia. De todas formas es una equivocación que no debe repetir, dado que agravia a todos los que vivimos en esta tierra.

Ahora bien. ¿De dónde tomó el periodista los vocablos de Baja sur? La respuesta es fácil, ya que de unos veinte años acá, a raíz de la apertura al turismo internacional, la publicidad de hoteles, comercios e inmobiliarias difunden estos vocablos sin que haya ninguna autoridad que se oponga. Y eso que existe un decreto que lo prohíbe.

Por eso mismo, es común encontrar en las redes sociales o a través de los correos electrónicos los términos Baja sur. Así, por ejemplo, aparece una página llamada kpasapp que difunde una agenda de eventos culturales en español, pero también en inglés, Y se titula así: Eventos Baja Sur. ¿Se imaginan ustedes hasta dónde llega esa desinformación?

Algunos ignorantes dicen que el nombre de nuestro estado es muy largo y por eso se prefiere Baja sur. Más que ignorantes mal intencionados, pues quitan lo que identifica a esta tierra que es la palabra California. Historiadores como Carlos Lazcano, Eligio Moisés Coronado y Domingo Valentín Castro Burgoín, realizan una campaña permanente en defensa de nuestro nombre original, y para evitar confusiones e intereses de muy mala leche, dispersan la idea de que nuestro estado se llame California, a secas.

¿Pero, cómo? dirán, si ya existe una California en Estados Unidos. Y al hacerlo aparece el peine y el por qué lo de Baja sur. Hace muchos años, en 1980 para ser exactos, Francisco Arámburo Salas en su libro Siluetas de Sudcalifornia auguró que los gringos se quedarían con la palabra California y nos dejarían el término Baja. Y parece que para allá vamos si no se pone el remedio a tiempo. Ya ven lo que escribió el periodista Camarena.

Es que, como dice el proverbio, la costumbre se hace ley a base de repetirla. Y los que amamos esta tierra no estamos dispuestos a permitirlo. Antes al contrario, debemos iniciar una campaña de concientización entre los niños, los jóvenes y los adultos, a fin de que se olvide el término Baja y se recupere el de California. Los maestros y las autoridades tienen en sus manos esta responsabilidad.

Personas interesadas en el tema opinan que el nombre de nuestro estado puede ser el de California, Sudcalifornia, Antigua California o California del Sur. Cualesquiera, pero que no desaparezca el vocablo que nos identifica. Y vean ustedes la diferencia cuando expidamos una carta, un oficio u otro documento: Estado de California, México. O bien, Estado de Baja, México. Esto último para alegría de los malinchistas locales.

Vaya pues a lo que me ha obligado a escribir el señor Camarena. Ahora lo menos que puede hacer en desagravio es hablar un mucho sobre el origen de la palabra California. Verá que nos asiste la razón. Y mientras tanto sigo leyendo sus interesantes artículos.

Agosto 19 de 2018.

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