Siempre causa admiración las
casas que fueron construidas de madera en nuestra ciudad de La Paz en el siglo
pasado y que todavía existen desafiando el tiempo y la polilla. Lo digo porque
en esta región árida del país no existen bosques suficientes para extraer las
maderas de construcción, así es que tuvieron que traerlas del interior de la
república, incluso de los Estados Unidos.
A partir de la segunda mitad del
siglo XIX, cuando La Paz se iba transformando en ciudad, es posible que hubiera
construcciones de madera, pero el paso de los años las destruyó y ahora solo
quedan unas pocas del siglo XX. Desde luego, un caso especial son las casas
construidas en la población de Santa Rosalía a fines del siglo XIX cuando
comenzó a funcionar las minas de El Boleo en ese lugar. También en el poblado
de Santo Domingo, al extremo norte del Valle del mismo nombre, las primeras
casas se construyeron de madera.
Y fue precisamente por la
escasez de madera por lo que desde que se comenzó a fundar la ciudad se
utilizaron materiales como el adobe y techos de palma. Después fueron los
ladrillos y la cal, y posteriormente el cemento. Es por eso que en la
actualidad existen muchas casas así construidas, sobre todo en el centro de La
Paz. Eran residencias de los principales comerciantes y navieros como Antonio
Ruffo, Santiago Viosca, Miguel González, Ignacio Cornejo y Eduardo Labastida. De
todas ellas, las casas de Ruffo y de Cornejo son las más antiguas pues fueron
construidas en 1850.
Y ya que hablamos de las
construcciones de esa época no podemos olvidar los edificios públicos como el
antiguo palacio de gobierno que fue edificado en el año de 1881, el palacio
municipal en 1910, la logia masónica en 1869, el teatro Juárez en 1910, el
hospital Juan María de Salvatierra en 1890 y la catedral de Nuestra Señora de
La Paz en el año de 1850.
Como esos años todavía no se
conocía la técnica del “colado”, es decir construir el techo con hormigón, se
utilizaban vigas de madera traídas de Sinaloa y de Colima y sobre ella se
colocaban tablas del mismo material, o bien ladrillos un poco más grandes de los
que hoy se conocen. Cuando la casa era de dos pisos, el primero se cubría con
madera. Tal fue el caso de la Perla de La Paz, llamada también Casa Ruffo, la
Torre Eiffel ya desaparecida, el antiguo palacio municipal y la que se conocía
como Casa de Gobierno. Quien visita la segunda planta del edificio del palacio
municipal aún puede caminar sobre el piso de madera.
Hoy son raras las casas de
madera de la ciudad. Todavía por los años setenta, por la calle 16 de Septiembre,
en el centro, se encontraba el hotel Moyrón construido todo de madera. Como era
de dos pisos y con una fachada muy original era un atractivo para los residentes
y los turistas mexicanos. Y en cuanto a hoteles, a principios de 1900 uno de
ellos estaba en el malecón, casi a un lado del muelle y se conocía con el
nombre de hotel Palacio el que, por fotografías antiguas, fue construido con
madera.
En el cruce de las calles
Reforma y Héroes de la Independencia se encuentran dos casas gemelas, ambas en
las esquinas contrarias y las dos construidas de madera, con techo de cuatro
aguas. En una de ellas vive la familia Miranda desde principios del siglo
pasado, aunque ahora las paredes están revestidas de material diferente. La
otra también fue de su propiedad pero ahora está rentada y esta si tiene la
madera original.
Por la calle 16 de Septiembre,
una de las más antiguas de la ciudad de La Paz, todavía se ve la casa de madera
de la familia del señor Amadeo Gregorio Verdugo; otra localizada en las esquina
de la calle Serdán donde funcionaba hace poco una ferretería. Asimismo, en la
esquina de la calle Guillermo Prieto existía otra convertida en tienda de
abarrotes que era atendida por un cubano llamado Marcos Prado Uribe. Por la
calle Aquiles Serdán, entre las calles Navarro y 5 de Febrero existen dos casas
de madera y una de ellas, según el catálogo de monumentos arqueológicos de INAH,
su construcción data del siglo XIX.
Seguramente existen otras más en la ciudad,
aunque no tantas que no se puedan mencionar. Pero lo importantes es conservar
su recuerdo ya que formaron parte de la imagen arquitectónica de nuestra
capital, así como los molinos de viento los cuales, durante muchos años,
calmaron la sed de los habitantes de La Paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario