Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 19 de octubre de 2020

IN MEMORIA

Mañana mi esposa Cande cumpliría 82 años pues nació el 20 de octubre de 1938. Como los años anteriores la íbamos a festejar con el clásico mole de gallina y cantarle las mañanitas, además de las felicitaciones y los obsequios de sus hijos, nietos y bisnietos. Y recibiría esas atenciones con lágrimas de sus hermosos ojos verdes, y también con la alegría de todos nosotros para la que fue en vida esposa, madre, abuela y bisabuela.

No todos los deseos se cumplen en esta vida llena de actitudes optimistas. Íbamos a festejarla, pero su muerte repentina lo impidió, y en vez de la algarabía, mañana los recuerdos volverán más nítidos debido a su ausencia y la tristeza invadirá nuestros corazones, y su hogar que le dio cobijo en sus momentos difíciles, repetirá el eco de su voz en un intento de volverla a sentir entre nosotros.

Mañana depositaremos en su tumba flores de su jardín y sus hijos Ana María, Martha Patricia y Juan Pedro, junto con su nieta Martha y yo, musitaremos la promesa de que nunca la olvidaremos. De que así como ahora, siempre habrá flores en su tumba regadas con las lágrimas de los que tanto la quisieron. Y es que una mujer como ella no es fácil de olvidar, al menos para los que la conocimos en lo más íntimo de su ser. De su bondad, de su comprensión, del amor que sintió y demostró por su familia.

Ya han pasado cuatro meses de su partida y parece que fue ayer cuando la acompañamos a su última morada en el panteón de los San Juanes. Tal es la angustia que permanece afianzada en nuestros recuerdos, angustia por comprender que nos abandonó cuando no lo esperábamos y que se fue para siempre de nuestro lado. Pero también desolación por la esposa que aunque la buscamos ya no está con nosotros y solo quedan los deseos en el vacío.

Pero pensar en ella conlleva un dolor permanente convertido en amargura por haberla perdido, Y saber que ya nada será igual cuando falta su presencia y es por eso las lágrimas como un consuelo, aunque no podrá evitar el sufrimiento causado por su muerte. Cuánta razón tiene Fernando Savater cuando dijo: “Con la pérdida de mi amada, perdí también el afán de futuro y sobre todo el regocijo de la vida”.

No hay homenaje mejor para ella que mi devoción a su recuerdo. A los muchos años que compartimos penurias, sobresaltos, enfermedades y lo mejor y más entrañable, el amor que nos tuvimos, un amor que trascendió a nuestros hijos y que fue capaz de formar una familia ejemplar.

Es por eso de mis lágrimas y la soledad de mi alma. A mis años más que a los demás, me cobijaba con su ternura y yo a mi vez le correspondía estando siempre a su lado, felices, olvidando que éramos dos ancianos unidos por los lazos indisolubles de un matrimonio bendecido por Dios. Y cuando compartíamos esa felicidad vivíamos el presente sin pensar que el futuro podría amenazar nuestras vidas.

Ahora, la crueldad del destino cobró su precio y nos dejó desamparados para siempre. Sin palabras para expresar la profunda tristeza y el eterno sufrimiento por la esposa que ya no está a nuestro lado, repito un fragmento de un poema de Savater, el escritor que durante cinco años llora diariamente por su amada desaparecida:

Gracias por no rendirte a nada ni a nadie,

sobre todo a mí. Tu fuerza me derrota

pero me hace más fuerte.

Y, sobre todo, gracias por nuestras mañanas,

por no dejarme solo jamás,

por no consentir morirte nunca…

Solo una promesa.

Dicen que se las lleva el viento,

pero no hay vendaval que pueda con esta.

Escucha, amor mío:

pase lo que pase

a despecho de temores, temblores y tumores,

más allá del tiempo y del espacio,

óyeme, te lo juro

y venceré al infinito para cumplir mi promesa:

Sara, corazón, ¡mañana nos miramos!

Materia dispuesta.                

 Octubre 19 de 2020.

martes, 13 de octubre de 2020

UN SANTO MILAGROSO

 El sábado hicimos una visita rápida a Cabo San Lucas, con el fin de recoger los auxiliares auditivos que tres semanas antes había comprado en la tienda departamental Cotsco. Me acompañaron mis hijas Ana María, Sandra Luz y Martha Patricia y mi yerno Ramón que fue el chofer designado.

La permanencia en Cotsco no fue tan breve dado que la doctora encargada del consultorio me sometió a varias pruebas de sonido con el fin de graduar mis auxiliares y probar su efectividad. Este examen duró más de una hora, por lo que la familia aprovechó el tiempo para adquirir varios productos. Me llamó la atención el gran número de visitantes, aunque todos protegidos con cubrebocas, incluyendo los turistas extranjeros.

Al final del examen, me recomendaron que volviera dentro de quince días llevando los datos del comportamiento de los auxiliares y corregirlos en caso de algunos defectos durante su uso. Así es que, salí de la tienda muy orondo luciendo en las orejas los aparatos que resolverán mi sordera. Aunque no escuchar bien tiene sus ventajas, sobre todo cuando alguien nos habla por teléfono a fin de cobrarnos un préstamo. Es cómodo decirle. “Lo siento, pero no te oigo”, Y como saben que soy sordo no me insisten. O cuando alguien se extralimita en la discusión, aplicar el dicho “a palabras necias oído de cantinero”.

Al regreso a La Paz nos detuvimos a un lado de la carretera, en el kilómetro 70, donde se encuentra una capilla levantada en recuerdo de San Judas Tadeo, (San Juditas) en la que mi hija Sandra Luz depositó un ramo de rosas rojas y una veladora. No la conocía, pero me llamó la atención las numerosas velas colocadas en el piso y las ofrendas que rodeaban al santo.

No sé por qué, pero de pronto recordé una visita que hice al pueblo indígena de San Juan Chamula, en el estado de Chiapas. Fue con motivo de la Reunión Nacional de Archivos celebrado en San Cristóbal las Casas, en el mes de noviembre de 1993, dos meses antes por cierto del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Como el pueblo chamula se localiza a unos 15 kilómetros de San Cristóbal, nos dimos tiempo Jesús, el director del Archivo General del Estado y yo, en ese año director del Archivo Histórico Pablo L. Martínez, para visitar la iglesia de ese lugar, uno de los templos más extraños de México. Después de pagar el derecho de entrar en su interior, lo primero que vimos fueron cientos de veladoras en el piso alfombrado con ramas de pino, y al frente un grupo de mujeres indígenas rezando. Como la luz provenía de las veladoras, el ambiente semioscuro y el olor de la cera nos impactaron y no permitieron llegar cerca de San Juan Bautista, el santo que se venera en esa iglesia. Así es que nos persignamos y nos retiramos de ese santuario.

San Judas Tadeo formó parte de los apóstoles que acompañaron a Jesús y estuvo presente en la última cena. Durante muchos años no fue reconocido pues lo confundían con Judas Iscariote quien traicionó a Jesús originando su crucifixión, pero fueron los jesuitas quienes revaloraron su presencia en el santoral cristiano. Ahora, considerado el santo de las causas difíciles y desesperadas, su festividad se realiza el 28 de octubre.

Cuando visitamos su capilla el pasado sábado, también recordé que mi esposa tenía devoción por ese santo y en el respaldo de nuestra recámara tenía su imagen. Al preguntarle el motivo me decía que le rezaba cuando se le extraviaba algún objeto y muchas veces, gracias a ello, los encontraba. Ahora, en vez de la imagen de San Judas Tadeo, coloqué un retrato de mi esposa ausente, para venerarla como ella lo hizo con el santo de su devoción.

La capilla de San Juditas es muy visitada, como lo demuestran las numerosas veladoras y ramos de flores. Durante nuestra breve estancia llegó un chofer de un tráiler, colocó una veladora en el piso, musitó una plegaria y se marchó. Sólo él sabía los motivos de su devoción, aunque me imagino que le pidió protección en sus interminables recorridos por los caminos de la península de Baja California.


Octubre 13 de 2020.

viernes, 9 de octubre de 2020

FRATERNIDAD MÁS QUE ODIO

 Hoy, por la mañana, llegué a una papelería que se encuentra cerca de mi casa, con el fin de comprar un cuaderno y las copias fotostáticas de dos artículos seleccionados de periódicos de la ciudad de México. Uno era relacionado con el odio, como característica de los mexicanos y el autor lo confirmaba a través de las etapas de la historia de nuestro país.

A la empleada que me atendió le dije que nomás llevaba cincuenta pesos para pagar el costo del pedido, pero el precio del cuaderno rebasó esa cantidad por lo que resolví adquirir solamente las copias. A un lado de mí se encontraba otro cliente quien al escuchar mi problema me ofreció treinta pesos, suficientes para comprar las dos cosas. No los acepté pues otra empleada ya iba en busca de un cuaderno más barato.

Gracias —le dije— cuando el señor se retiraba. Minutos después me mostraron otro cuaderno, pero al pedir la cuenta me faltaban siete pesos. Otro cliente que había llegado en esos momentos y había pedido algunos artículos, al ver mi imposibilidad de completar el importe de la compra hizo señas a la empleada para que cargaran a su cuenta esa cantidad. Repetí las gracias, recogí mi pedido y regresé a casa.

¿Quiénes eran esas dos amables personas que me ayudaron? Lo más seguro es que no pueda identificarlos sobre todo porque llevaban cubre bocas. Pero de cierto anida en ellos la fraternidad, un valor humano un tanto menospreciado. Una fraternidad que se antoja indispensable en esta época de crisis por el latente peligro de la pandemia del coronavirus. Una fraternidad que lleva consigo la conmiseración por todas las desgracias familiares y la muerte de seres queridos. Una fraternidad opuesta al odio, al rencor, a la insensibilidad para reconocer la enorme tragedia que vive nuestro país.

En tiempos de la Guerra de Reforma, en 1859, el general Leonardo Márquez del partido conservador, ordenó fusilar a 53 prisioneros civiles y militares, entre ellos al poeta y escritor Juan Díaz Covarrubias. Héctor de Mauleón, el autor del artículo lo dijo: “Márquez fue conocido desde entonces como “El tigre de Tacubaya”. Los asesinatos que cometió esa noche de abril de 1859, ahondaron la guerra de exterminio en que se habían enfrascado liberales y conservadores y en la que se enfrentaron, para decirlo en lenguaje de la época, hermano contra hermano”

Pero así fue el odio entre indios y españoles, entre conquistados y conquistadores, en la guerra de independencia, de la invasión norteamericana, de la intervención francesa, de la etapa revolucionaria en pleno siglo XX. Odiamos para sobrevivir sin pensar que ello dividía más que unir; que el odio, en vez de cerrar la herida que nos trajo retroceso, muerte y desolación, se diseminó como un cáncer que destruyó lo mucho que habíamos ganado en favor de nuestro país.

Los años como nación independiente y soberana obligan a olvidar el odio entre nosotros. Ni por motivos políticos ni por afanes de poder es justificado sembrar la división ni mucho menos alentar la discordia entre los mexicanos. No son tiempos de odio. Con los ingentes problemas que estamos viviendo, la pandemia, la inseguridad, el aumento de la delincuencia y una economía al borde del colapso, lo menos que podemos hacer es formar un frente común donde la concordia sea el imán que una las mentes y los corazones de todos nosotros.

Vaya, todo lo escrito es el resultado de la buena acción de dos personas desconocidas. Ojalá y alguna vez se enteren de la emoción que sentí al aceptar su ayuda. Ahora, más que nunca, la solidaridad debe ser el camino adecuado para salir adelante. Y es por eso del título de esta crónica: Fraternidad más que odio.


Octubre 09 de 2020.

martes, 6 de octubre de 2020

MAFALDA Y MI NIETA MARTHA REYES

Días atrás murió Joaquín Salvador Lavado Tejón, el afamado dibujante argentino, quien con el apodo de Quino creó la tira cómica Mafalda, en el año de 1963. Sorprendido por el éxito de sus personajes —Mafalda, Susanita, Felipe y Manolito—, no solo en su país sino también en el extranjero, Quino prosiguió con las ocurrencias y burlas de esos personajes durante los diez años siguientes.

Consecuente con la divulgación y el interés que despertó en el público lector, la tira cómica se llevó a la televisión y el cine, además de aparecer en varios libros ilustrados. Cuando le preguntaron a Quino sobre Mafalda contestó que “era la niña más vieja del mundo”. Y es que a pesar de los años transcurridos, Mafalda es recordada y su imagen difundida en periódicos, revistas y medios electrónicos de la actualidad.

En 1976, la pandilla de Mafalda apareció en UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) apoyando la Declaración de los Derechos de Niños, y también en la Liga Argentina para la Higiene Bucal. Mafalda y Manolito enseñaban a lavarse los dientes.

A propósito, al recordar a Mafalda, me vino a la mente el trabajo de divulgación científica relacionada
con la pandemia del coronavirus. Es un documental breve dirigido a los niños que lleva el nombre de
¡Mami, el coronavirus quiere comerme! Con una serie de imágenes a todo color narradas por Martha Reyes, Carlos Angulo, su esposo, y Romina, su hija de 9 años, este trabajo se presentó a los niños de una escuela primaria por medio de la televisión y posteriormente editaron un folleto pendiente de su presentación ante el público de nuestra ciudad.

Sorprendidos por los buenos resultados del documento, los autores se dedicaron a crear otro llamado “Inmuno—peques”, con información amplia de las características del virus Covid-19, asícomo las instrucciones para combatirlo con los anticuerpos de nuestro organismo.

Al igual que el anterior, las imágenes ayudan a comprender mejor los peligros de la pandemia. Además, y con el objeto de medir los resultados, se dieron a la tarea de presentarlo a los niños y jóvenes de primaria, secundaria y preparatoria, todo esto a través de la televisión bajo el sistema de educación a distancia.

Con los buenos resultados obtenidos, pretenden lograr la autorización del CIBNOR, a fin de divulgarlo a nivel nacional. Así es que, como Mafalda en su tiempo, Martha, Carlos y su equipo de divulgadores, persiguen el mismo fin: la protección de la niñez amenazada de padecer esta enfermedad que ha cobrado la vida de cientos de miles de personas en todo el mundo y en particular en nuestro país, donde van un poco más de 78 mil decesos por esta pandemia.

Es por eso el reconocimiento a estos científicos del CIBNOR, por su interés en participar en el conocimiento de esta enfermedad y los cuidados que se deben tener para contrarrestarla.


Octubre 05 de 2020

sábado, 3 de octubre de 2020

DEL DUELO Y OTRAS COSAS

 Los últimos cuatro meses me he dedicado a leer mucho, un poco más porque parte de mi vida ha girado alrededor de los libros, sobre todo de historia, de literatura y de política relacionada con nuestro país, y también como terapia por nuestra tragedia familiar ocasionada por la muerte de mi entrañable esposa.

Porque estar ocupado en la lectura lleva un mucho de resignación que da el olvido momentáneo del duelo que día tras día lastima mi pensamiento por la esposa que se fue. Y es que los libros tienen el poder de ensimismarse tratando de asimilar, de comprender el contenido de los mismos, creándose así una fusión de ideas entre ellos y nosotros.

De tiempo atrás he utilizado los servicios de librerías de la ciudad de México como Gandhi, Trillas, El Sótano, Busca libre, así como las tiendas Mercado Libre y Amazon. También visito las librerías locales Ramírez y Educal en busca de ejemplares de mi gusto. Además, sin costo para mí, en navidad y cumpleaños, algunos de mis familiares sabiendo mi afición me los obsequian en vez de otros regalos.

El doctor en ciencias Carlos Angulo es uno de ellos. Creo, no llevo la cuenta, que no menos de veinte libros me ha regalado. Son obsequios a nombre suyo y de su esposa, mi nieta Martha Reyes, pero su gentileza a veces me abruma. En cierta ocasión le comentaba lo interesante de los libros del historiador Enrique Krauze del que poseía algunos de ellos, como Una democracia sin adjetivos, Caras de la historia e Insurgentes y libertadores. Además, le platiqué —en relación a la situación política del país— que era el autor de un extenso artículo al que tituló “El mesías tropical” en referencia al presidente López Obrador.

Pocos días después llegó a mi casa a fin de obsequiarme “México, biografía del poder”, uno de los textos más interesantes de ese autor. Con 1139 páginas, Krauze reseña la historia política mexicana desde el inicio de la independencia hasta el gobierno de Ernesto Zedillo. Como es natural le agradecí su regalo, aunque a decir verdad lo he estado leyendo poco a poco.

Últimamente los libros que me interesan han subido de precio, muchos rebasan los 400 y 500 pesos por lo que es oneroso comprarlos. Por eso, y en una ocasión en que busqué un ejemplar en Mercado Libre no lo tenía en forma impresa tan solo de manera digital, a un precio más reducido. Lo compré y para leerlo—aparte de la computadora--, mi hija Martha Patricia me regaló una “tablet” y ahora con ella en cualquier lugar he podido deleitarme con obras de diversos autores y de títulos como El poeta y la revolución de Enrique Krauze, El poder corrompe, de Gabriel Zaid y los últimos Ángela Merkel, La física del poder, de Patricia Salazar Figueroa y Christina Mendoza Weber,  y el Catecismo para chairos, de Juan Ignacio Zavala.

En anteriores crónicas he hablado de Luis Rosas Meza, mi proveedor de libros digitales. Va para dos semanas que me mandó dos de ellos cuyos contenidos tiene que ver con el descubrimiento de América. Se titulan La sangre de Colón y La tumba de Colón, textos apropiados ahora que se acerca —12 de Octubre— esa conmemoración. Hará unas horas Sandino Gámez me trajo el libro El apóstol del progreso que contiene la vida y la obra del ingeniero nativo de esta tierra, Modesto C. Rolland. Fue un obsequio de su nieto el también ingeniero Jorge M, Rolland. Así es que tengo lecturas para rato.

Siempre he tenido inclinación por conocer las biografías de personajes importantes desde Gengis Kan, Julio César, Napoleón, hasta Winston Churchill, Vladimir Putin o Ángela Merkel. Y de nuestro país algunos presidentes como Francisco I: Madero, Venustiano Carranza, Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón. Este último por ser protagonista de las acusaciones del actual gobierno, así es que leer “Decisiones difíciles” del propio Calderón es ponderar la buena o mala administración de su gobierno.

Por cierto, ahora que está en tela de juicio la actitud del presidente López Obrador señalándolo como un populista por su forma de gobernar, he pedido a la tienda Amazon me manden el libro digital “Por qué funciona el populismo” de la autora argentina María Esperanza Casullo. Me interesa porque el periodista Juan Ignacio Zavala escribió un artículo afirmando que las características del populismo son idénticas a las de nuestro presidente. Y el periodista termina diciendo “Estamos, pues, ante un gobierno populista con todas sus letras”.

Amigos comunes me preguntan si tengo algún libro en preparación en especial sobre la historia de la Baja California. La respuesta es negativa, pero que mi último trabajo “Relatos mañaneros” se publicará el año próximo a través de Fomento Editorial del Instituto Sudcaliforniano de Cultura. A propósito, envío las gracias a Christopher Amador por el obsequio de dos de sus poemarios y las amables dedicatorias que vienen en ellos.

Cuando escribo me acuerdo de mi esposa ausente. Cada palabra motiva su presencia y son rosarios convertidos en lamentos que el tiempo no logra amortiguar. A lo mejor por eso prefiero leer que escribir pero, si no lo hago, el duelo será peor porque las palabras liberan y son bálsamo para los que sufren un dolor como el mío. Así es que seguiré con esta afición de toda la vida: escribir para seguir recordándola.

Octubre 03 de 2020.