Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 28 de julio de 2021

DIVIDE Y VENCERÁS

    Cayo Julio César fue un dictador romano que gobernó desde el año 27 A. C. hasta el 14 D. C. año también de su muerte. De sus hechos uno de los más conocidos fue, cuando tratando de apoderarse de una región sublevada, se atrevió a cruzar el río Rubicón y pronunciar la frase “Alea jacta est” (la suerte está echada).

    Aunque también el momento de su asesinato y pronunciar la frase “¿Tú también, Bruto?”, dirigida a un miembro de su familia. Lo que no se conoce mucho es como estratega militar solo comparable con Alejandro Magno y Napoleón. Y de que también fue un historiador latino al igual que Salustio y Tito Libio.

    Julio César fue el narrador de sus propias hazañas en las diversas batallas que libró durante su vida, entre ellas la conquista de las Galias que le merecieron el reconocimiento del pueblo romano.

    Otra faceta desconocida de Julio César fue su comportamiento personal. Philipp Vanderberg en su libro “César y Cleopatra” dice que era un tanto afeminado, pues sus vestimentas y actitudes amaneradas lo identificaban como homosexual, aunque más bien fue bisexual dado las innumerables mujeres que pasaron por su recámara.

    Prueba de ello es su relación amorosa con Cleopatra, una princesa de origen macedonio, a quien César la elevó al trono de Egipto, ordenando que se considerara divina su imagen como la diosa Venus. Ambos, dice Vanderberg, mantuvieron una intensa relación que cambiaría el curso de la historia. Vale la pena leer el libro citado.

    Cuando Julio César enfrentó a un grupo de pueblos unidos en una liga opuesta al poder de Roma, luego de vencerla surgió el problema de cómo controlar esos grupos a fin de que no constituyeran un peligro. De ahí nació la idea de tener el control de ellos y su territorio, fragmentando el poder de los grupos existentes, de tal forma que no pudieran unirse en busca de un objetivo común y tenerlos así sojuzgados.

    Se atribuye a Julio César la frase “Dívide et impera” (divide y domina) con la que, si alguien desea controlar un gobierno con mínimo esfuerzo, debe crear confusión dividiendo al pueblo entre buenos y malos. Esta estrategia permite a un gobierno despótico mantener el dominio de una población más o menos numerosa.

    Esta, digamos máxima, ha sido aplicada por numerosos dictadores tanto en épocas pretéritas como en las más recientes. Los ejemplos los dan el gobierno de Hitler defendiendo a la raza aria opuesta a otras como la judía, lo que causó millones de sacrificados en los hornos crematorios de la Alemania nazi. O el más reciente en la dictadura del país de Cuba, donde el poder se aseguró dividiendo al pueblo en gusanos y revolucionarios. Por cierto, en el último movimiento social del 11 de julio, los grupos contrarios al régimen, así como la prensa extranjera y los mismos cubanos en rebeldía, han dado a conocer las pésimas, por no decir terribles condiciones, económicas, políticas y sociales en que vive ese atrasado país.

    Y como siempre, Enrique Krauze, con sus opiniones proféticas, expuso la vergonzosa situación del pueblo cubano, en un análisis crítico escrito en el mes de julio del 2015, al que llamó “La nueva Cuba”. Y también de otros como Pablo Hiriart en su artículo reciente “Los defensores de la tiranía”.

    No podemos olvidar también el uso del “Divide y vencerás” por el presidente de México. Desde el principio de su mandato ha desunido a los mexicanos en fifís y pobres, en neoliberales y transformadores, en los neoliberales causantes de todos los males que sufre nuestro país y los que desean su progreso.

    La encuesta próxima del 1º de julio así lo demuestra. Dividir a los mexicanos en su afán de enjuiciar a los expresidentes, no es otra cosa que mantenerse en el poder tal como lo hizo en su tiempo el dictador Julio César. Afortunadamente el pueblo sabio como lo llama no responderá a su intento divisionista.

Julio 28 de 2021

miércoles, 21 de julio de 2021

“LA CARGADA” EN LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL

    Una característica que permeo años atrás, de 1929 al año 2000, fue la elección del candidato a la presidencia de la república. En ese largo período los presidentes en turno elegían a su sucesor apoyándose en el partido hegemónico el PNR, después en el PRM y por último en el PRI.

    De esa forma y por el clásico “dedazo” salieron electos Pascual Ortiz Rubio, Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

    A partir del año dos mil, con la participación de otros partidos como el PAN y el PRD, la preeminencia del presidente disminuyó, y aunque todavía intervino en la selección del sucesor, la decisión no tuvo la suficiente fuerza política para lograr el triunfo en las elecciones.

    La oposición cambio el panorama político de México. El PAN obtuvo la presidencia en los dos sexenios siguientes con Vicente Fox y Felipe Calderón. En el 2012 el PRI volvió al poder con Enrique Peña Nieto. Ahora, bajo la presidencia de López Obrador, fundador y dueño del partido Morena las cosas vuelven a ser como antes, es decir, ha divulgado los nombres de los funcionarios que pueden aspirar a sucederlo después que termine su mandato en el 2024.

    Pero ahora, por las señales emitidas, el presidente tiene preferencia por Claudia Sheinbaum, la jefa de la Ciudad de México y por Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores. Muy al contrario de la forma como se seleccionaba el candidato en los tiempos del PRI.

    Durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz buscaron la oportunidad Emilio Martínez Manautou, secretario de la Presidencia; Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda; Alfonso Corona del Rosal, jefe del Departamento del Distrito Federal y Luis Echeverría Álvarez, secretario de Gobernación. El 20 de octubre de 1969, el entonces presidente del PRI, Alfonso Martínez Domínguez escuchó la decisión presidencial: “Nos vamos con don Luis, porque tiene talento, corazón y valentía”. Y la maquinaria se echó a andar.

    Un caso más sucedió en el período de gobierno de Miguel de la Madrid. Los funcionarios que sonaban eran Jesús Silva Herzog, secretario de Hacienda; Alfredo del Mazo, secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal; Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación; Carlos Salinas de Gortari, de Programación y Presupuesto; Miguel González Avelar, de la SEP; Sergio García Ramírez, Procurador General de la República y Ramón Aguirre Velázquez, jefe del Departamento del Distrito Federal.

    Los medios de comunicación y los grupos de apoyo de los pretensos originaron una serie de confusiones, pues primero dieron por seguro a Alfredo del Mazo, pero luego aseguraron que el bueno sería García Ramírez. Al final, el presidente de la Madrid escuchó la opinión de Fidel Velázquez, líder de la CTM: “Señor presidente, los trabajadores de México estamos conscientes de la capacidad del licenciado Bartlett y también sentimos que el licenciado Salinas de Gortari es un excepcional mexicano y muy capaz en las cuestiones de política económica…

    Hizo una pausa e intentó proseguir, pero el presidente lo interrumpió: “Gracias don Fidel, me es grato coincidir con ustedes de que el licenciado Salinas es el mejor preparado para enfrentar los difíciles retos del próximo sexenio”. Y allá, en la sede del PRI, Jorge de la Vega Domínguez daba la noticia a los cientos de militantes reunidos: “Nuestro partido y los sectores campesino, obrero y popular han decidido designar como su candidato a la presidencia de la república al licenciado Carlos Salinas de Gortari”. No era la noticia esperada, pues todos creían que el elegido sería García Ramírez.

    El 6 de julio 1988 se llevaron a cabo las elecciones y los oponentes de Salinas fueron Cuauhtémoc Cárdenas del Frente Democrático Nacional, Manuel J. Clouthier del PAN y Rosario Ibarra del PRT. Los resultados fueron muy discutidos, ya que luego del triunfo de Salinas, acusaron al gobierno de fraude con el famoso “se cayó el sistema”. Y el principal acusado fue el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz.

    Volviendo el tema de los destapados por el presidente López Obrador, los analistas políticos aseguran que es un nuevo distractor a propósito a fin de olvidar los graves problemas de inseguridad que vive nuestro país, y la ocupación de varias regiones a manos de los cárteles. Para eso están sirviendo las “corcholatas”

Julio 21 de 2021. 

jueves, 15 de julio de 2021

LA POPULARIDAD Y EL PODER

     En el año de 1994 adquirí un libro titulado “El pueblo por escrito” de Genevieve Bolleme. Es un texto de 250 páginas con numerosos pies de páginas que hablan de la exhaustiva investigación que realizó la autora.

    Hace poco más de veinte años lo popular está de moda en la literatura, en la lingüística, en el folclor y en la historia. De esta última Genevieve hace referencia a los alcances que tiene lo popular en los dominios del poder y de la política.

    En el año de 1779, Denis Diderot en la Enciclopedia escribió: “Se denominan populares a quienes buscan atraerse la buena voluntad del pueblo. En todos los estados libres, siempre se ha desconfiado de los hombres populares”. Y refiriéndose al pasado expresó: “Los tiranos más odiosos que han oprimido a Roma no dejaban de hacerse populares por las diversiones que procuraban a un pueblo que les perdonaba todos sus excesos siempre que hubiera pan y circo”.

    En el mundo actual existen muchos mandatarios que utilizan los términos pueblo y popular como justificación de sus actos de gobierno. El mismo presidente de nuestro país sostiene su poder en alianza con el pueblo bueno, el pueblo sabio que lo apoya en las buenas y en las malas. Apoyándose en él toma decisiones contrarias a la ley y los derechos humanos, con una frase lapidaria: “Que el pueblo decida”.

    Lo que no debe ignorarse es el uso que se hace de las palabras pueblo y popular a sabiendas de su ambigüedad, pero que son útiles para fines políticos pues se repiten y con ellas se llevan a cabo movilizaciones, protestas y adhesiones ingenuas, y todo por acrecentar y conservar el poder.

    En Latinoamérica, por no hablar de países europeos como Alemania e Italia en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela, Brasil y Cuba bajo el régimen de Chávez, Lula y Fidel Castro buscaron atraerse la buena voluntad del pueblo. Por supuesto se olvidaron que en los estados democráticos siempre se ha desconfiado de los hombres populares.

    Sin embargo la popularidad llevada al extremo conduce a los populistas a una pasión desenfrenada buscando a cualquier precio los aplausos del pueblo, o bien de aquellos que conforman y divulgan la opinión pública.

    Es por eso de la constante comunicación con el “pueblo bueno” como lo llama nuestro presidente, y que da lugar a sus repetidas visitas a ciudades y pueblos de nuestro país. Y uno de sus argumentos para lograr ese apoyo es culpar a los anteriores gobiernos de los atrasos en el desarrollo de México, un tema recurrente en todas sus apariciones públicas a tal grado que esa constante cantaleta llega a considerarse verdad.

    Al respecto, Luis Antonio Espino (Letras Libres) dice que las palabras pueden ser como pequeñísimas dosis de arsénico, nos las vamos tragando sin darnos cuenta, y parecen no tener ningún efecto, hasta que después de un tiempo la reacción tóxica aparece. Y remata: “Nadie que diga sentir amor por el pueblo pueda desear que una parte de la sociedad sea odiada por otra”.

    Otro ensayista apellidado Sade fue más incisivo: “Cuantos nombres célebres existen elevados a la apoteosis por el pueblo, que luego la historia ha cubierto de un profundo desprecio. La manía de hacerse popular ha perdido a un gran número de personas inteligentes y, en diversas épocas, los gobiernos se han lamentado de los resultados funestos que les han procurado esos hombres que amaban menos el Estado que su popularidad”.

    Así es que no se debe confiar en el exceso de popularidad y la confianza en el pueblo sabio. No por nada, pero es bien sabido que éste es celoso, irritable, frívolo y, sobre todo, inseguro en sus convicciones. Lo comprueban los resultados de la pasada elección en la que una gran parte de la ciudadanía de la Ciudad de México dio la espalda a un presidente, quien siempre aseguró que el pueblo estaba de su lado.

    La popularidad es un arma de dos filos: se obtiene con las promesas, pero se pierde cuando no se cumplen. Es el caso México cuando se prometió acabar con la corrupción y la delincuencia organizada; cuando ha aumentado la pobreza y la economía está en su peor momento. Tarde que temprano el pueblo saldrá del engaño y esa popularidad rodará por los suelos. No falta mucho.

Julio 14 de 2021

jueves, 8 de julio de 2021

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

    “Artículo 19” es una organización independiente de derechos humanos que trabaja alrededor del mundo para proteger y promover el derecho a la libertad de expresión. Ese artículo aparece en la Declaración de los Derechos Humanos que dice: “Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones y el de difundir sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

    Este derecho aparece en la mayoría de las constituciones de los países incluyendo a México, aunque en los momentos actuales tal parece que se está olvidando. Países gobernados por dictadores siempre han obstaculizado las corrientes críticas de opinión poniendo diques a empresas y periodistas o en el peor caso exponiéndolos a la picota pública para desacreditarlos.

    Lo anterior viene al caso por un complemento a la información proporcionada por el presidente de nuestro país que todas las mañanas comunica a gran parte de la población. Se trata de “Quien es quien en las mentiras” en el que se pone en evidencia a la prensa de oposición, citando nombres de periodistas críticos del gobierno actual.

    Al respecto, en una reciente reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el relator Pedro Vaca dijo lo siguiente: “El problema no es que se cuestione a la prensa, sino que sea la cabeza del Estado la que defina los criterios bajo los cuales la prensa mienta o no. Además de estigmatizar promueve la censura previa mediante la inhibición o el amedrentamiento, afectando así a la libertad de expresión, la pluralidad mediática y el derecho de informar e informarse de la sociedad”.

    En esa misma reunión, el representante de Artículo 19 expresó que “La estrategia y estigmatización pretende desviar la atención pública de temas apremiantes para la sociedad como son la violencia, la impunidad, la corrupción y la falta de efectividad para solucionarlos. Se anula el mensaje atacando al mensajero”.

    La prensa en entredicho, sujeta a la opinión del mandamás del palacio y sus seguidores, alucinados por sus mensajes no de concordia, sino más bien de odio, puesta en práctica para atacar y reprimir la disidencia pacífica. Ante esta nueva arremetida contra los medios de información, un periodista Carlos Loret de Mola, contestó tajante “No me callarán”.

    Ojalá y esta situación no vaya más allá, porque se puede llegar a prohibir los libros de escritores como Roger Bartra, Laurie Ann Ximenez, Carlos Elizondo, Luis Antonio Espino, Francisco Martín Moreno. Y a lo mejor otros como los de Ece Temelkuran y Esperanza Casullo.

    El 10 de mayo de 1933 es una fecha de ignominia en Alemania. Fue el día en que se inició la quema de libros por orden del partido nazi por considerarlos nocivos a la nueva ideología del nacional socialismo. Fueron miles y miles de libros calcinados de autores consagrados, tanto de la propia Alemania como de Francia, Estados Unidos y Rusia. En la hoguera las juventudes hitlerianas desaparecieron los nombres de Bertold Brecht, Sigmund Freud, Franz Kafka, Karl Marx, Stefan Sweig, André Guide, Ernst Hemingway, Jack London, León Tolstoi, Máximo Gorki, Lenín y otros muchos más.

    Un caso similar ocurrió en Argentina durante la dictadura militar del general Jorge Rafael Videla, que implantó el terrorismo de estado, de censura y represión. El 30 de agosto de 1980 y días posteriores se quemaron más de millón y medio de libros los más de autores extranjeros. Otro país. Chile, también sufrió durante la dictadura de Augusto Pinochet, quien en 1973 ordenó la quema de libros considerados subversivos como los textos marxistas.

    Desde luego, en la historia mundial existan muchos casos de la destrucción de libros por medio de la hoguera, pero en Latinoamérica son contados los países que se valen de este medio para acallar las voces de descontento, por lo que es válido pensar que eso no sucederá en México, pese a la actitud un tanto impositiva del presidente.

    Vale la pena contar una anécdota al respecto. En una ocasión, los militares chilenos encontraron en la biblioteca del poeta Pablo Neruda unos libros sobre cubismo, y creyendo que se referían a Cuba, en ese entonces con un gobierno socialista, los incautaron y los quemaron. 
Julio 7 de 2021