Se considera a Van Renseelaer Potter como el fundador de la Bioética. El libro Sand County Almanac escrito por Aldo Leopold, fue el texto que convirtió la Bioética en ciencia y fue la causa de que se creara el Día de la Tierra. En los años que corren esta ciencia se ha convertido no solo en una forma de vida sino en una condición de vida. La Bioética tiene como misión especial la difusión por los medios a su alcance de los problemas bioéticos de la ciencia moderna, sin sujetarse a intereses políticos, sectarismos o posiciones ideológicas. Sus principales preocupaciones son los peligros del cambio climático por la contaminación atmosférica, la tecnología mal aplicada, el aumento de recursos para la investigación científica, el interés político hacia los fines que persigue la Bioética.
Desde mediados del siglo pasado, Leopold advirtió del peligro que representaba la indiferencia del ser humano hacia la conservación de la tierra y se lamentaba que no hubiera una ética que se dedicara a estudiar las relaciones del hombre con la tierra y con los animales y las plantas que crecen en ella.
En 1971, Potter escribió “La humanidad requiere urgentemente una nueva sabiduría que provea el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia del ser humano y para mejorar su calidad de vida, propongo que la ciencia de la supervivencia deba ser construida a partir de la Biología, la cual deberá expandirse a través de las ciencias sociales y de las humanidades… Una ciencia de la supervivencia debe ser más que una mera ciencia, por lo que propongo el término Bioética para enfatizar los dos ingredientes más importantes que sirvan para adquirir esa nueva sabiduría que tan desesperadamente necesitamos: conocimiento biológico y valores humanos”.
Muchos años atrás otra ciencia había anunciado su presencia en nuestro mundo, relacionada con la conservación y aprovechamiento razonado del mar, el aire y la tierra misma. Es la ecología que como su nombre lo indica es la ciencia dedicada a estos propósitos en favor de la naturaleza.
Alan Gore, político norteamericano, a través de sus libros y conferencias en diversos países ha insistido en el peligro que representa el descuido y abuso de los recursos que ofrecen estos elementos que aseguran la vida sobre la tierra.
Lo mismo ha hecho Greta Thunberg, la joven europea que incluso con sus declaraciones en favor del medio ambiente tuvo un enfrentamiento con el expresidente norteamericano Donald Trump.
Así es que, tanto la bioética como la ecología y por supuesto sus divulgadores ponen un botón de alerta sobre los peligros que representan el descuido de los elementos que nos son imprescindibles, a fin de que la humanidad continúe viviendo en este mundo que se llama tierra.
Desgraciadamente, la irresponsabilidad de individuos y grupos ligados con la industria y las nuevas tecnologías les importa una pura y dos con sal lo que le pase a la humanidad.
Y los ejemplos están a la vista: deforestación sin control como el caso de la destrucción de la selva del sureste de México, o de la construcción de refinerías que utilizan petróleo envenenando el aire con los gases que despide o bien los campos de concentración alemanes donde asesinaron a miles de personas durante la Segunda Guerra Mundial.
La preocupación de la bioética ha llevado a cientos de asociaciones civiles a defender la permanencia de la vida de personas, animales y plantas pero también con la noble intención de hacer valer los buenos sentimientos de los hombres y mujeres para conservar lo que es su hábitat natural, nuestra tierra.
Febrero 8 de 2023.
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