En 1983, al término del curso intensivo de verano de la Escuela Normal Superior, el grupo de alumnos a los que impartí la cátedra de Español, me obsequiaron el primer tomo de la Novela de la Revolución Mexicana, por conducto del alumno Víctor Manuel Aguilar Gómez. El libro contiene varias novelas como El águila y la serpiente, Los de abajo, La sombra del caudillo y Vámonos con Pancho Villa.
Conservo ese, para mí, valioso obsequio y de vez en cuando me solazo leyendo alguna de esas novelas, que recrean la historia de esa etapa de México, de 1910 a 1917. Y, por supuesto, me ha interesado la presencia en la revolución de un personaje que intervino en la lucha armada primero en contra del general Porfirio Díaz y después, en la defensa de las instituciones nacionales usurpadas por el general Victoriano Huerta. Ese revolucionario fue Doroteo Arango conocido en nuestra historia como Francisco Villa.
Alrededor de este personaje se han escrito múltiples obras narrando su participación en el movimiento revolucionario, como el libro “Memorias de Pancho Villa” de Martín Luis Guzmán y “Pancho Villa una biografía narrativa” de Paco Ignacio Taibo II.
De este último libro tomé la información para dos de mis relatos que aparecen en el texto que escribí en el 2021, con el nombre de “Relatos mañaneros”. Llevan los títulos de Las cargas de caballería y La cabeza de Pancho Villa. Sin restarle méritos al libro de Martín Luis Guzmán, el de Taibo II con sus 860 páginas, ofrece una información detallada a través de la narrativa de los hechos de este personaje.
No obstante los años transcurridos no decae el interés por el llamado Centauro del Norte, por parte de escritores mexicanos y extranjeros. El año pasado en el mes de octubre salió publicado el libro “Revolución” del escritor español Arturo Pérez Reverte. “Es la historia -dice en la contraportada- de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. Es un relato de iniciación y madurez a través del caos, la lucidez y la violencia: el asombroso descubrimiento de las reglas ocultas que determinan el amor, la lealtad, la muerte y la vida”.
Independientemente del interés demostrado por Pérez Reverte respecto a la revolución mexicana, en algunos pasajes de su novela echa mano de sucesos ficticios semejantes aparecidos en otras novelas y relatos. Uno de ellos es el momento cuando un retén de los federales impide el paso a una periodista norteamericana y un ingeniero español quienes tratan de llegar al puerto de Veracruz. Para lograrlo, la periodista ofrece sus favores al jefe del retén. Caso parecido se encuentra en el relato “Bola de sebo” escrito por Guy de Maupassant en el año de 1880. En una travesía en diligencia varios comerciantes con sus esposas y una prostituta tratan de llegar a una región no ocupada por el ejército alemán. En una posada del camino un oficial les prohibió continuar a menos que bola de sebo le entregara sus favores. Así lo hizo y siguieron adelante.
En el libro “El águila y la serpiente” aparece la muerte de David Berlanga quien antes de perder la vida fusilado, pidió un puro que se consumió lentamente en su boca. En el libro de Pérez Reverte el indio Sarmiento, lugarteniente de Villa, es sentenciado al paredón, pero antes se deleita con un puro hasta que sólo queda la pavesa, al igual que Berlanga.
De la realidad a la ficción, así es como se configuró la novela Revolución. Por lo demás, en estos tiempos que corren, cuando muchos de los logros institucionales se están olvidando, es aconsejable volver los ojos al pasado, cuando miles de mexicanos perdieron la vida en pos de viejos anhelos: la no reelección, el respeto a las leyes, la inalterable presencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en la vida de la nación y, sobre todo, a la unión de todos los mexicanos a fin de asegurar el futuro de nuestro país.
Febrero 15 de 2023
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