El que persevera alcanza, dice
un refrán. Y este se justifica porque hace unos días recibí por correo exprés
un ejemplar de la tesis, que para obtener el título de Licenciado en Historia
por la UNAM, presentó el general de brigada Mauricio Ávila Medina.
La tesis versa sobre el fuero
militar en España y Nueva España en los siglos XVI al XVIII, un tema de
actualidad que tiene que ver con la presencia del ejército y la marina en la lucha
contra el narcotráfico y las omisiones a los derechos humanos. En el mes de
julio de 2011 la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que el fuero
militar no opera para procesar a soldados responsables de violación a los
derechos de la ciudadanía.
El fuero militar que es el
derecho de todo militar de ser juzgado por sus propios tribunales, es una
ordenanza que se remonta al siglo XVI en España y desde esa época Ávila Medina
analiza en detalle su aplicación hasta llegar al siglo XVIII. Pero su
investigación no le impide hacer referencia a la situación actual que viven las
fuerzas armadas mexicanas las que, por decisión presidencial, se han sumado al
combate contra los narcotraficantes.
Pero, ¿quién es el general
Mauricio Ávila Medina? En el periodo de gobierno del presidente Felipe Calderón
fue el comandante de la 3/a Zona Militar con sede en esta ciudad. Con ese
carácter colaboró con las autoridades en actividades sociales y de seguridad
pública. Con su don de gentes hizo amistades con diversas personas de la
sociedad civil, entre ellas los periodistas Mario Santiago González y Jesús
Chávez Jiménez, la escritora Estela Davis y Jesús Murillo Aguilar, su compadre.
Desde luego, me dispensó su amistad que ha perdurado a través de los años.
El general tiene una especial
predilección por nuestra tierra. Y es que conoció parte de ella cuando con su
grado de teniente lo enviaron al centro minero de El Arco y posteriormente al
pueblo de San Ignacio. Aprovechó esos años para conocer la región norte de la
entidad y adquirir conocimientos sobre su historia, su economía y las
características de su población.
Por eso, cuando regresó a La Paz
ya con su grado de general brigadier, procuró enterarse de la situación
económica, social y política de nuestro estado y para ello se valió de
amistades como las anteriores. Compartiendo los desayunos en el comedor de la
comandancia, hacíamos remembranzas de lo que había sido y es nuestra entidad,
con los altibajos de su desarrollo.
Cuando la Secretaría de la
Defensa Nacional lo concentró en la ciudad de México, y considerando que ya
tenía la suficiente antigüedad en el ejército, solicitó su baja que le fue
concedida por el secretario de la Sedena, el general Guillermo Galván Galván.
Bajo su condición de civil, un día
me comunicó por teléfono que tenía pensado ingresar a la UNAM a fin de terminar
la licenciatura en Historia. De vez en cuando le preguntaba cómo le iba en sus
estudios e invariablemente me respondía:--“Vamos bien, señor profesor Reyes”. Y
así hasta ahora en que me hizo llegar su tesis con la dedicatoria.
Y fuera de su carrera militar ya
pintaba para otra cosa. En el año de 2012 publicó un libro al que puso por
nombre “Programa del general Baldomero Centella y González, candidato a la
presidencia de la república, 2012-2018”. Una historia ficción que muestra una
forma de gobernar sui generis. Como reducir a treinta y dos los senadores y
doscientos los diputados. O de que los secuestradores o asesinos podían ser
sentenciados a la pena de muerte por jurados populares.
Al agradecerle el obsequio de su
tesis le pregunté: “¿Y ahora la maestría, señor general?
Agosto 13 de 2015.
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