|
Escudo de Armas de Baja California Sur. 1923 |
En la presentación del libro
“California del Sur para principiantes” de Eligio Moisés Coronado, uno de los
asistentes opinó que el escudo actual de nuestra entidad no era de origen
colonial como lo sustentan algunos historiadores, sino que era más reciente. La
información quizá la tomó de mi libro “Casos y cosas del municipio de La Paz”
escrito en el 2002.
En efecto, ahí escribí, después
de una minuciosa investigación en la que por cierto me ayudó el experto en
heráldica, don Rolando Arjona, que nuestro escudo apareció por primera vez en
el año de 1923 cuando Diego Rivera y sus ayudantes engalanaron una de las
paredes interiores del edificio de la Secretaría de Educación Pública, con las
pinturas de todos los estados de la república,
En 1938, el general Rafael M.
Pedrajo, gobernador de nuestra entidad, envió un oficio al director del Museo
Nacional solicitándole confirmar la autenticidad del escudo y adjuntaba su
dibujo. Era parecido al que tenemos en el presente. Probablemente le preguntó
si era de origen colonial, pues la contestación fue la siguiente:
“Debo advertir que el tal escudo
es uno de los tantos engendros que la ignorancia de los decoradores de la
Secretaría de Educación Pública realizó. La Baja California, ni como parte de
las Provincias Internas en la época de la dominación española, ni como
Territorio en la época independiente pudo usar Escudo de Armas ninguno,
supuesto que tales blasones fueron concedidos exclusivamente a Villas y
Ciudades y nunca a entidades políticas...”.
Y si no es de la época colonial,
las características del escudo actual tampoco tienen razón de ser, ya que
corresponden a la heráldica española. Nada hay en el escudo que represente a
Baja California Sur, con excepción de unos peces. Veamos: “Campo partido, el
lado diestro oro y el siniestro de gules. Brochante sobre la participación, una
venera de plata. Bordura de azur, con cuatro peces de plata: uno en jefe, otro
en punta y uno en cada costado, contranadando”.
Cuando estaba iniciando la
investigación me llamó la atención la venera porque es una concha que no existe
en los mares de la península. La venera forma parte de un molusco que en Nueva
Galicia, España, se le conoce con el nombre de Vieira. Por curiosidad y
aprovechando un viaje que hizo a España la estimada amiga Eugenia Garibay, le
pedí que me trajera una concha de ese molusco. “Allá, es muy común, —me dijo— pero
tiene mucho de religiosidad”.
En ese año del 2002 en que
escribí mi libro, le envié un oficio al entonces gobernador de nuestro estado,
Leonel Cota Montaño, sugiriéndole la conveniencia de adoptar un nuevo escudo
más acorde a nuestra realidad, tal como lo hicieron en su momento Baja
California y Quintana Roo. Por alguna razón no obtuve respuesta.
Y en eso de los escudos existe
mucha confusión. El señor Arjona me contaba que él diseñó el nuevo escudo del
estado de Sinaloa, dado que el anterior fue otra de las equivocaciones de Diego
Rivera. Corre la versión que éste tenía problemas para pintarlo y que, en una
ocasión, cuando comían en un restaurante, pidieron unas cervezas Pacífico y al
ver la etiqueta dieron con el contenido del escudo en cuestión: un ancla. Y ese
símbolo permaneció desde 1923 hasta el año de 1958 en que don Rolando lo
sustituyó.
Así es que, por causa de la
presentación del libro de Eligio Moisés Coronado, existen dos casos por
resolver: el cambio de nombre de nuestro estado y el nuevo diseño del escudo de
armas. ¿Será posible?
Noviembre
16 de 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario