--Ahora que vas a ingresar a sexto año serán seis maestros los que se han encargado de tu educación— le dije a mi bisnieta Chary cuando se preparaba para dirigirse a la escuela Simón Bolívar. Pero la contestación me dejó asombrado: “Son solo dos, abuelo”.
Me le quedé mirando extrañado y entonces me explicó: “Es que del primero al tercer año la misma maestra nos dio clases y otro maestro de cuarto a sexto”. La aclaración no me dejó satisfecho, pues es tradicional que sean seis o por lo menos tres encargados de primero y segundo, tercero y cuarto y quinto y sexto. Pero, ¿dos?
Chary amplió su explicación: “Tuvimos la misma maestra en primero y segundo, pero como nos dimos cuenta que con ella aprendimos mucho, todo el grupo fue con el director de la escuela y le solicitamos que nos diera clases en el tercer año. Después, cuando pasamos a cuarto sucedió lo mismo, dado que el maestro era muy bueno para enseñar. Volvimos a pedirle al director nos lo dejara en el quinto y después en el sexto. Y es por eso de los dos maestros”.
--“Ah, caray, —me dije— esto tiene que ver con la calidad de la educación que pretende el gobierno de la república, que ha insistido en la preparación y desempeño del magisterio nacional. Y qué mejor que sean los alumnos los que confirmen esa calidad”
La preocupación por elevar la calidad de la educación de nuestro país no es de ahora. Ya a principios del siglo pasado hubo educadores que se preocuparon por una educación de calidad, entre ellos Carlos A. Carrillo, Enrique C. Rébsamen y Gregorio Torres Quintero. Y a través de las reformas llevadas a cabo por la SEP, se ha hecho el intento de mejorar en todos los órdenes la educación básica, media superior y superior.
Existen muchas justificaciones para estas reformas, sobre todo la última. Gilberto Guevara Niebla, un estudioso de la situación actual de la educación en nuestro país ha dicho que “la expansión de la escolaridad mexicana ha sido una hazaña cuantitativa, pero una «catástrofe silenciosa» en el aspecto cualitativo” Y se pregunta: “¿Qué debe aprender la gente en la escuela? La gente debe aprender en la escuela lo que necesita para resolver su vida”.
En esto coincide el Banco Mundial cuando afirma que los objetivos de los sistemas educativos deben adaptarse a las nuevas realidades. Ahora el eje se coloca en la adquisición de competencias y no solo en la simple acumulación de conocimientos.
En el 2002, un análisis sobre la situación de la educación en México expuso la necesidad de la aplicación de un sistema de evaluación que no fue aceptada por el magisterio nacional ni por la burocracia educativa. Proponía tres cosas: una evaluación pública maestro por maestro, escuela por escuela; aumentar el ingreso de los mentores y de los presupuestos a los planteles; dar a los padres la oportunidad de escoger la escuela donde quiera enviar a sus hijos, según su rendimiento educativo. Y esto es lo que pretende la actual reforma educativa.
La familia de Chary vive lejos de la escuela donde estudia su hija. Pero no le importa la distancia porque sabe que es un centro educativo de excelencia, gracias a la calidad de su planta docente. Así deben ser todos los maestros encargados de la educación sudcaliforniana. Y lo son porque los índices de su preparación académica lo demuestran. Con ellos como ejemplo, bien puede la reforma educativa de nuestro país cumplir con sus objetivos.
Septiembre 01 de 2016.
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