Ayer
por la tarde con motivo de un incidente que voy a relatar, me acordé de un
libro del escritor Mario Vargas Llosa titulado “La ciudad y los perros”. Aclaro
que la única relación con el incidente es por el término “perro”, ya que la
novela narra lo acaecido en un colegio de Lima, Perú y lo que relato es un
hecho real, tal y como lo cuento.
Una nieta, Martha Reyes, nos invitó a mi esposa
y el que escribe a visitar su casa en el poblado de El Centenario con la
promesa de una carne asada para la comida. Y como esa clase de invitaciones no
se rechazan, llegamos pasadas las dos de la tarde y saludamos a su esposo
Carlos y le dimos un abrazo a su hija Romina, una graciosa niña de ocho años.
Entre plática y plática, Martha y Carlos son
buenos conversadores, se nos pasó el tiempo, así es que cuando nos dimos cuenta
tres horas habían pasado. Y es que había temas importantes que comentar, en
especial la pandemia del coronavirus con su cauda de muertes en todo el mundo,
incluyendo nuestro país. Y la crítica a una parte del pueblo mexicano que no
respeta las recomendaciones a fin de evitar los contagios.
Se ha escrito mucho sobre las maneras de
prevenir el contagio y una de ella es permanecer en sus casas. Insisten en que
hay que convencer a la gente de que la pandemia es un peligro real y ese
peligro ya llegó y anda por las calles de nuestro país. Y que lo mejor para una
persona de no contagiarse es no salir de su casa. Pero a ello se opone el presidente
López Obrador, cuando después de su gira por Oaxaca el sábado pasado declaró lo
siguiente “No dejen de salir. Todavía estamos en la primera fase. Yo les voy a
decir cuando no salgan. Pero si pueden hacerlo y tienen posibilidad económica,
sigan llevando a la familia a comer a los restaurantes, a las fondas, porque
eso es fortalecer la economía familiar, la economía popular”.
Bueno y también como está afectando a muchas
personas y negocios las restricciones con causa de esa enfermedad. Por ejemplo
algunos restaurantes en la ciudad de La Paz obligados a cerrar de inmediato con
la suspensión de los empleados y la pérdida de los alimentos perecederos
adquiridos para el consumo de los clientes. O el retiro de los llamados
“cerillitos”, personas de la tercera edad, cuyo sustento económico era las
propinas que recibían de los clientes. En fin.
Cuando menos lo esperábamos se hizo tarde y por
ello nos dispusimos a regresar a la ciudad. Atentos como siempre, Martha y
Carlos nos acompañaron hasta el vehículo a fin de despedirse, mientras sus dos
perritas jugueteaban a nuestro alrededor. Dos hermosos animalitos compañeros de
su hija Romina. De pronto nos dimos cuenta que por la calle lateral caminaba un
joven con correas en su mano sujetando a dos perros, uno de ellos de la raza
Bull Terry. Verlos y correr a su encuentro, una de las perritas se acercó
ignorando el peligro que ello significaba. Y ante el intento de los perros por
agredirla, el joven le dio una patada para alejarla.
Martha corrió para socorrerla tomándola en sus
brazos, pero la indignación por la cobarde acción del sujeto la hizo increparlo
duramente. Lo mismo hizo Carlos y yo también intervine porque agresiones como
esa no se podían tolerar. Pero el cobarde no entendió razones, aduciendo que
evitó que los perros la mordieran. –Si son bravos porque los paseas con el
peligro de que ataquen a personas no solamente animales— le replicó Carlos.
Pero el sujeto se montó en sus trece. Lo que sí
observamos es que en una de sus manos sostenía una vara gruesa que de seguro la
utilizaba contra otros perros que se le acercaban. Total, esa persona seguirá
en las calles llevando un peligro hasta que alguien con autoridad se lo impida.
Y ojalá que la patada no tenga consecuencias porque de tenerlas lastimará el
corazón de mi querida bisnieta.
Y claro, con eso de la cruel patada a la
perrita, y por la concatenación de recuerdos, busqué en mi librero la obra de
Vargas Llosa y le di una releída. Cuando pase el peligro del coronavirus
visitaré de nuevo a mi nieta y les platicaré el contenido de esa famosa novela,
al mismo tiempo les recordaré del hombre de los perros y su cobarde acción para
un animalito indefenso.
Marzo 22 de 2020
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