Años atrás siempre me había gustado leer los artículos relacionados con la ciencia que aparecían en el periódico Milenio de la Ciudad de México. El responsable era Martín Bonfil Olivera de la dirección general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
En uno de sus artículos afirmaba que contrariamente a lo que muchas veces se escuchaba, la ciencia no es siempre fácil ni divertida. Por el contrario, es una labor exigente, superespecializada y agotadora, llena de obstáculos y desengaños.
Toda sociedad que aspire a ser moderna debe garantizar a sus ciudadanos el acceso a la educación y la cultura, y a ese producto del intelecto humano que llamamos ciencia. El acceso a la cultura científica es un derecho de todos y una labor de importancia estratégica de cualquier país.
Consecuente con estos objetivos, en el CIBNOR establecido en nuestra ciudad de La Paz, existe un departamento que lleva adelante el programa de acercamiento de la ciencia a la educación (PACE) con actividades como los videogramas Inmuno-peques divulgado a nivel nacional, Mamita, un coronavirus me quiere comer, editado en un folleto, Edukatina, Taller científico dirigido a los niños y recientemente la próxima edición de un libro dedicado a los alumnos de tercer grado de educación primaria: Mujeres científicas de Baja California Sur, en colaboración con la SEP estatal.
Lo que está haciendo el CIBNOR para acercar la ciencia a la educación, nos lleva a las investigaciones en torno a la pandemia del Covid-19 y las consecuencias que pueden tener en los niños y jóvenes ante el inminente regreso a las escuelas en el mes de septiembre.
Los conocimientos científicos han demostrado que no bastan los cubrebocas, la sana distancia y el aseo constante, sino que se debe tener en cuenta un ambiente ventilado en los salones de clases. El regreso a las escuelas sin tomar en cuenta la ventilación, puede originar una serie de contagios capaces de enfermar a los niños, los maestros, los padres de familia.
El doctor en química, catedrático de la universidad de Colorado en los Estados Unidos, José Luis Jiménez, es un reconocido especialista en aerosoles, esas pequeñas partículas que flotan en el aire y son los principales transmisores de Covid-19 que está asolando a la humanidad. Dice el doctor Jiménez que la inhalación es el principal medio de contagio del nuevo coronavirus en su variante delta. Cuando alguien tose, habla o incluso respira, lanza pequeñas gotas al aire circulante; las más pequeñas pueden flotar en el aire durante horas y existe una fuerte evidencia de que pueden portar coronavirus vivos si esa persona está infectada.
Si el regreso a clases presenciales se lleva a cabo en recintos cerrados no son suficientes el cubrebocas o la limpieza y desinfección de las escuelas. Es indispensable el uso correcto del cubrebocas y purificar el aire de los salones a fin de evitar los contagios. Usar cualquier cubrebocas o un pañuelo como lo recomendó el sabio de la 4t, no sirven. Para lograr la filtración de aerosoles es indispensable adquirir cubrebocas KN95 o bien N95 que pueden ser proporcionados por la SEP.
Pero la ventilación juega un papel importante para evitar los contagios, Es necesaria una ventilación cruzada con un mayor flujo del aire desde el exterior remozando así el aire del interior de los salones de clases. Además, a fin de asegurarse de la ventilación adecuada se debe controlar mediante el uso de medidores del dióxido de carbono (CO2) producido al expirar y que puede acumularse y ser inspirado por otros. Para evitarlo se requieren medidores de CO2, así como purificadores de aire que deben ser utilizados por los maestros. Sin ellos el peligro del contagio del covid-19 en los alumnos será un peligro latente que la SEP debe evitar, si desea que los alumnos regresen a las clases presenciales.
Agosto 18 de 2021.
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