El hijo del general Lázaro Cárdenas dio a conocer su último libro titulado “Por una democracia progresista” y en él dice que se trata de pensar al presente para construir un mejor futuro. Cuauhtémoc es uno de los principales defensores de la democracia mexicana, tanto en su ejercicio como en la defensa de ella.
En su libro insiste en la necesidad de actualizar los objetivos sociales y políticos que se programaron en 1910, a raíz de la iniciación de la Revolución Mexicana. Han sido demandas pendientes de cumplir a pesar de los esfuerzos de los funcionarios que han gobernado al país, demandas como la erradicación de la pobreza, aumentar el bienestar de las clases más necesitadas y “cimentar un movimiento progresista que permita salir de la postración económica, política y social.
Ya antes, durante la realización de la Feria Internacional del Libro en la ciudad de Guadalajara se había referido sobre los temas de inseguridad y la violencia en el país, sumado al desempleo y el descuido en los sistemas de salud y educación. Respecto a este último aspecto recordé la presidencia de su padre, el general Lázaro Cárdenas, quien prestó gran importancia a la educación de la niñez y la juventud de nuestro país.
En efecto, en el periodo de 1934 a 1940, el gobierno propuso una reforma educativa que debería hacer el máximo esfuerzo por democratizar la educación y que pudiera llegar a la mayoría de la población. La escuela como patrimonio de todos, no solamente para los que pudieran pagarla, como sucedía en ese tiempo.
La base de la nueva pedagogía sería el trabajo de equipo a fin de que se supeditara al interés individual al colectivo, que llevara a un trabajo productivo a través de la investigación y el conocimiento de los fenómenos sociales y naturales. Todo lo anterior permitiría a los educandos participar en las decisiones de cambio, en un país donde la inercia histórica detenía el desarrollo en todos los órdenes.
Desde luego, estas transformaciones educativas dieron origen a numerosas críticas entre los legisladores de ese entonces y también de la jerarquía católica. Se preguntaba qué clase de socialismo se iba a enseñar en las escuelas, ¿México estaba preparado socialmente para la implantación de ese modelo que supuestamente ayudaría a resolver el atraso económico y social de esa época?
Todo esto se tomó en cuenta por los integrantes del Congreso de la Unión por lo que, en el mes de octubre de 1934, se aprobara el proyecto de reformas del artículo 3º constitucional, el cual quedó así: “La educación que imparta el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permitan crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”.
Por supuesto, la primera reacción en contra de este postulado de la Constitución fue la del alto clero, a tal grado que el arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores atacó la escuela socialista, desconoció la Constitución y amenazó con excomulgar a los padres que enviaran sus hijos a la escuela, lo que causó confusión y temor, en especial a los padres humildes que no tenían dinero para pagar las indulgencias y salvarse de ese pecado.
Ante la oposición de la Iglesia católica, el presidente Cárdenas defensor de esa enseñanza utilitaria y colectivista, no dudó en declarar que “se necesita una escuela que prepare a los alumnos para la producción, que les fomente el amor al trabajo como un deber social, que les inculque la conciencia gremial, para que no olviden que el patrimonio espiritual que reciben está destinado al servicio de su clase”.
Durante doce años, la educación socialista imperó en nuestro país, ya que en 1946, durante el periodo de gobierno del general Manuel Ávila Camacho se reformó el artículo 3º de la Constitución. En el presente, con una educación deficiente agravada por la pandemia del Covid-19, sería bueno que la Secretaría de Educación Pública tomara en cuenta las experiencias educativas de esos años, sobre todo porque ayer como hoy, la educación se basa en el progreso científico, alejada de los fanatismos y la servidumbre.
Enero 26 de 2022.
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